/ lunes 27 de mayo de 2024

Museo de Mineralogía, vestigio vivo de nuestro origen minero

Este espacio de conservación creado en 1894, surgió como parte del desarrollo educativo que se detonó a partir de la minería

El Museo de Mineralogía, abierto al público en 1894, es considerado el más antiguo de Hidalgo; en el ámbito nacional, ocupa el segundo puesto: después del Museo de Mineralogía, Eduardo Villaseñor Söhle, de Guanajuato, que data de 1800, y con base a la importancia de sus colecciones se ubica en el tercer lugar del país por debajo del Museo de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Entender su relevancia no solo radica en su acervo mineralógico, es comprender que fue gracias al descubrimiento de los cuerpos mineralizados, junto con la llegada de los ingleses, que se detonó la educación, vivienda, salud y servicios.

Implica comprender al distrito Pachuca-Real del Monte como uno de los yacimientos más grandes de plata en el mundo, ya que de este se extrae alrededor del 6 por ciento de este metal en el planeta, pero también en el entendimiento de los orígenes de la minería con el hombre de la prehistoria.

Es comprender que la entidad no contaría con la importancia que ha tenido a lo largo de la historia del México Colonial y Moderno, de no haber sido por la minería.

Márius Ramírez Cardona, profesor investigador del Área Académica de Ciencias de la Tierra y Materiales del Instituto de Ciencias Básicas e Ingeniería (ICBI), y presidente de la Sociedad Mexicana de Cristalografía, además indicó que, la minería es una de las actividades más antiguas del hombre y en Hidalgo, gracias a su enorme yacimiento de obsidiana, dijo, se sabe que los grupos étnicos que poblaron esta región usaban esta roca para crear lanzas y herramientas de trabajo.

“La explotación de las minas cambió el rumbo de Hidalgo, este museo universitario es justamente el resultado de estas interacciones. La documentación insiste en que la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, entonces llamada Instituto Científico Literario (ICL), nació con carreras como la medicina, pero yo difiero radicalmente, en realidad se gesta a partir de la minería”.

Señaló que en esa época, existían escuelas itinerantes de minería que viajaban a Zacatecas, San Luis Potosí e Hidalgo, y que instituciones como el Colegio Nacional de Minería encontraban en Pachuca y Real del Monte el sitio idóneo para desarrollar lo que habían aprendido teóricamente y aseguró que al igual que la UAEH, la UNAM encontró en estos estudios sus orígenes.

“El Museo de Mineralogía surge de estas interacciones, oficialmente en 1894, como un museo universitario, pero abierto al público y surgió para responder a una necesidad científica. Está documentado que el gobierno de la época compró grandes colecciones extranjeras de minerales para donarlos al ICL con el fin de que pudieran ser estudiados”.

Detalló que, fue un año antes de que fuera abierto al público, que se mandó construir el mobiliario adecuado para la exhibición de la colección, para ello, señaló, se encargó el trabajo al maestro carpintero Teófilo Moreno, quien talló en cedro blanco tanto las vitrinas y anaqueles, las cuales, ya también se han convertido en una pieza histórica y aún conservan algunos de los vidrios con cerca de 150 años de antigüedad y que fueron elaborados con procedimientos ahora considerados rudimentarios, cuando el vidrio aún no había sido patentado, pues este suceso ocurrió hasta 1902.

Explicó que las piezas más antiguas por inventarios datan de 1879 y fueron adquiridas principalmente a empresas inglesas y norteamericanas; sin embargo, dijo, algunas, se precisa, provienen de la zona del Valle del Mezquital y Tula.

Refirió que la colección expresamente para este museo es superior a las mil piezas, sin embargo, actualmente, se ha convertido en un repositorio con más de 3 mil ejemplares que se alternan con la Ciudad del Conocimiento.

Entre las piezas con mayor relevancia tanto para el mundo, pero también para Hidalgo, se encuentran algunos minerales sumamente raros y únicos en el mundo como como la Tridimita y la Cristobalita, “hermanos del cuarzo”, los cuales fueron descubiertos en 1867 y 1886, respectivamente por el científico alemán Von Rath, en el Cerro de San Cristóbal.

No obstante, cuenta con sulfosales de plata y sulfuros, la donación de unos huevos de ópalo, piezas de varicitas creadas a partir del guano de murciélagos y bombas de obsidiana, unas piezas casi esféricas creadas en la naturaleza.

El Museo de Mineralogía es un Geositio del Geoparque Comarca Minera, reconocido por la Unesco, sobre el que existe el objetivo de expandir al Museo de Zimapán y al de Casa Grande en Real del Monte, sin embargo, el investigador afirmó que para que esto ocurra, aún queda un largo camino por recorrer.


El Museo de Mineralogía, abierto al público en 1894, es considerado el más antiguo de Hidalgo; en el ámbito nacional, ocupa el segundo puesto: después del Museo de Mineralogía, Eduardo Villaseñor Söhle, de Guanajuato, que data de 1800, y con base a la importancia de sus colecciones se ubica en el tercer lugar del país por debajo del Museo de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Entender su relevancia no solo radica en su acervo mineralógico, es comprender que fue gracias al descubrimiento de los cuerpos mineralizados, junto con la llegada de los ingleses, que se detonó la educación, vivienda, salud y servicios.

Implica comprender al distrito Pachuca-Real del Monte como uno de los yacimientos más grandes de plata en el mundo, ya que de este se extrae alrededor del 6 por ciento de este metal en el planeta, pero también en el entendimiento de los orígenes de la minería con el hombre de la prehistoria.

Es comprender que la entidad no contaría con la importancia que ha tenido a lo largo de la historia del México Colonial y Moderno, de no haber sido por la minería.

Márius Ramírez Cardona, profesor investigador del Área Académica de Ciencias de la Tierra y Materiales del Instituto de Ciencias Básicas e Ingeniería (ICBI), y presidente de la Sociedad Mexicana de Cristalografía, además indicó que, la minería es una de las actividades más antiguas del hombre y en Hidalgo, gracias a su enorme yacimiento de obsidiana, dijo, se sabe que los grupos étnicos que poblaron esta región usaban esta roca para crear lanzas y herramientas de trabajo.

“La explotación de las minas cambió el rumbo de Hidalgo, este museo universitario es justamente el resultado de estas interacciones. La documentación insiste en que la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, entonces llamada Instituto Científico Literario (ICL), nació con carreras como la medicina, pero yo difiero radicalmente, en realidad se gesta a partir de la minería”.

Señaló que en esa época, existían escuelas itinerantes de minería que viajaban a Zacatecas, San Luis Potosí e Hidalgo, y que instituciones como el Colegio Nacional de Minería encontraban en Pachuca y Real del Monte el sitio idóneo para desarrollar lo que habían aprendido teóricamente y aseguró que al igual que la UAEH, la UNAM encontró en estos estudios sus orígenes.

“El Museo de Mineralogía surge de estas interacciones, oficialmente en 1894, como un museo universitario, pero abierto al público y surgió para responder a una necesidad científica. Está documentado que el gobierno de la época compró grandes colecciones extranjeras de minerales para donarlos al ICL con el fin de que pudieran ser estudiados”.

Detalló que, fue un año antes de que fuera abierto al público, que se mandó construir el mobiliario adecuado para la exhibición de la colección, para ello, señaló, se encargó el trabajo al maestro carpintero Teófilo Moreno, quien talló en cedro blanco tanto las vitrinas y anaqueles, las cuales, ya también se han convertido en una pieza histórica y aún conservan algunos de los vidrios con cerca de 150 años de antigüedad y que fueron elaborados con procedimientos ahora considerados rudimentarios, cuando el vidrio aún no había sido patentado, pues este suceso ocurrió hasta 1902.

Explicó que las piezas más antiguas por inventarios datan de 1879 y fueron adquiridas principalmente a empresas inglesas y norteamericanas; sin embargo, dijo, algunas, se precisa, provienen de la zona del Valle del Mezquital y Tula.

Refirió que la colección expresamente para este museo es superior a las mil piezas, sin embargo, actualmente, se ha convertido en un repositorio con más de 3 mil ejemplares que se alternan con la Ciudad del Conocimiento.

Entre las piezas con mayor relevancia tanto para el mundo, pero también para Hidalgo, se encuentran algunos minerales sumamente raros y únicos en el mundo como como la Tridimita y la Cristobalita, “hermanos del cuarzo”, los cuales fueron descubiertos en 1867 y 1886, respectivamente por el científico alemán Von Rath, en el Cerro de San Cristóbal.

No obstante, cuenta con sulfosales de plata y sulfuros, la donación de unos huevos de ópalo, piezas de varicitas creadas a partir del guano de murciélagos y bombas de obsidiana, unas piezas casi esféricas creadas en la naturaleza.

El Museo de Mineralogía es un Geositio del Geoparque Comarca Minera, reconocido por la Unesco, sobre el que existe el objetivo de expandir al Museo de Zimapán y al de Casa Grande en Real del Monte, sin embargo, el investigador afirmó que para que esto ocurra, aún queda un largo camino por recorrer.


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