/ martes 14 de noviembre de 2023

Vitamina “T” de Tulancingo: cuatro lugares de tacos, tortas, tamales y tlacoyos

Aquí somos Pueblo con Sabor no solo por los endémicos guajolotes o por las singular barbacoa; en Tulancingo se sabe que la comida en casi todas sus presentaciones es un deleite

Entrados ya en la temporada de mayor glotonería de todo el año (evento inaugurado formalmente por el pozole hace unas semanas y encarrilado por los panes de muerto hace apenas unos días), es momento para recordar que Tulancingo es Pueblo con Sabor no solo por sus tan famosos guajolotes o por su exquisita barbacoa. Aquí también se ofrecen variedades suculentas en aquello que en México llamamos “vitamina T”: tacos, tortas, tlacoyos y tamales, por mencionar algunos.

Para tamales, los tempraneros de 21

Basta caminar por 21 de Marzo todos los días a tempranas horas para dar con ellos. Se acomodan en la pendiente que se extiende la contraesquina de 21 con Primero de Mayo, justo al lado de uno de los pocos puestos de periódicos que todavía existen en esta ciudad. En este sitio se ponen varios puestos de tamales, aunque hay uno en particular donde destaca, por ejemplo, el tamal de camarones con queso.

Es bien sabido que para poder probarlo hay que llegar temprano, pues además de ser el más famoso también es de los de mayor tamaño; aunque claro, pidas de verde, rajas, moles, dulce, o hasta de Carlos V y de Nutella, a primera impresión notarás que el gran tamaño de sus piezas es una de sus principales cualidades.

Rápidas y gigantes, las tortas del Chaparrito

Aunque ya hemos hablado de la tradición tortera de Tulancingo, una que se manifiesta gracias a lugares como La Luz Roja, La Cabaña y por supuesto en La Preferida, para estómagos profundos y exigentes están a disposición las Tortas Gigantes de El Chaparrito. Ubicadas ya en una de las salidas del municipio, muy cerca de la Central Camionera y de la Plaza del Vestido, en su nombre cargan con la penitencia: son “tortugas” de gran tamaño, probablemente de 30 a 40 centímetros de largo y que en algunas variantes podrían pesar poco más de 1.5 kilogramos.

Aquí se degustan las clásicas de milanesa, huevito, queso blanco o hasta de jamón; pero hay otras variantes más atrevidas en donde los sabores se mezclan con rebanadas de piña, tocino, chuleta, chorizo, en fin. Es uno de los sitios preferidos por transportistas, automovilistas u operadores del transporte público, pues además de que es un negocio abierto las 24 horas del día, se caracterizan por ofrecer un servicio rápido y preciso.

Los tlacoyos de Ventoquipa, amigos del pulque

Un poco fuera de la ciudad pero todavía en uno de los pueblos que conforman el Valle de Tulancingo, en Ventoquipa encontrarás un paraje de enlonados casi en donde termina el caudal principal del tradicional río de Santiago Tulantepec. De un lado, dos o tres tambos azules repletos de la bebida de los dioses, del agua de las verdes matas, de delicioso pulque extraído de los magueyes de la región.

Del otro, dos comales grandes y varias señoras que con boleado y aplanado de masa a mano, preparan decenas de tlacoyos de masa azul y blanca, rellenos con alberjón, papa o frijoles. Para acompañar, además de tu respectivo litro de “pulmón”,puedes coronar tus tlacoyitos con un huevo duro y comértelos en una de las mesas, a pie de tu carro, o sentado en el pasto mientras miras las aguas que corren por el río.

Tacos de tradición, los de El Plateado

Sí, sabemos que hablar de tacos siempre es un tema controversial porque cada persona tiene su lugar predilecto o su taquería especial que ligamos, muy justificadamente, a recuerdos de la infancia que brotan gracias a la memoria de nuestras papilas gustativas. Sin embargo, una taquería que por tradición no pasa desapercibida en la cultura tulancinguense es la de El Plateado, negocio familiar que por décadas se ha mantenido en la esquina de Juárez con Lázaro Cárdenas, en las calles aledañas al centro de la ciudad.

Con un servicio veloz, carne de primer nivel y bien servidos, quienes han comido aquí recomiendan los de sesos y los de suadero, las gringas y el pastor, cubiertos por supuesto con una cucharada de su salsita de mora. Puedes encontrarlos ahí o en su otra sucursal frente a la colonia Jardines del Sur, sobre la avenida Tomás Alba Edison. En otras latitudes del municipio destaca también el sabor de El Plebeyo, donde además a tus tacos les acompañan rebanadas de aguacate; los Memo, que incluso ya llegaron a otras partes de la entidad; o Los Faroles, cuya tradición es innegable pero que según algunas personas, ya no gozan del sabor de antaño. Vaya usted y que cada paladar juzgue con sus propias muelas.


Entrados ya en la temporada de mayor glotonería de todo el año (evento inaugurado formalmente por el pozole hace unas semanas y encarrilado por los panes de muerto hace apenas unos días), es momento para recordar que Tulancingo es Pueblo con Sabor no solo por sus tan famosos guajolotes o por su exquisita barbacoa. Aquí también se ofrecen variedades suculentas en aquello que en México llamamos “vitamina T”: tacos, tortas, tlacoyos y tamales, por mencionar algunos.

Para tamales, los tempraneros de 21

Basta caminar por 21 de Marzo todos los días a tempranas horas para dar con ellos. Se acomodan en la pendiente que se extiende la contraesquina de 21 con Primero de Mayo, justo al lado de uno de los pocos puestos de periódicos que todavía existen en esta ciudad. En este sitio se ponen varios puestos de tamales, aunque hay uno en particular donde destaca, por ejemplo, el tamal de camarones con queso.

Es bien sabido que para poder probarlo hay que llegar temprano, pues además de ser el más famoso también es de los de mayor tamaño; aunque claro, pidas de verde, rajas, moles, dulce, o hasta de Carlos V y de Nutella, a primera impresión notarás que el gran tamaño de sus piezas es una de sus principales cualidades.

Rápidas y gigantes, las tortas del Chaparrito

Aunque ya hemos hablado de la tradición tortera de Tulancingo, una que se manifiesta gracias a lugares como La Luz Roja, La Cabaña y por supuesto en La Preferida, para estómagos profundos y exigentes están a disposición las Tortas Gigantes de El Chaparrito. Ubicadas ya en una de las salidas del municipio, muy cerca de la Central Camionera y de la Plaza del Vestido, en su nombre cargan con la penitencia: son “tortugas” de gran tamaño, probablemente de 30 a 40 centímetros de largo y que en algunas variantes podrían pesar poco más de 1.5 kilogramos.

Aquí se degustan las clásicas de milanesa, huevito, queso blanco o hasta de jamón; pero hay otras variantes más atrevidas en donde los sabores se mezclan con rebanadas de piña, tocino, chuleta, chorizo, en fin. Es uno de los sitios preferidos por transportistas, automovilistas u operadores del transporte público, pues además de que es un negocio abierto las 24 horas del día, se caracterizan por ofrecer un servicio rápido y preciso.

Los tlacoyos de Ventoquipa, amigos del pulque

Un poco fuera de la ciudad pero todavía en uno de los pueblos que conforman el Valle de Tulancingo, en Ventoquipa encontrarás un paraje de enlonados casi en donde termina el caudal principal del tradicional río de Santiago Tulantepec. De un lado, dos o tres tambos azules repletos de la bebida de los dioses, del agua de las verdes matas, de delicioso pulque extraído de los magueyes de la región.

Del otro, dos comales grandes y varias señoras que con boleado y aplanado de masa a mano, preparan decenas de tlacoyos de masa azul y blanca, rellenos con alberjón, papa o frijoles. Para acompañar, además de tu respectivo litro de “pulmón”,puedes coronar tus tlacoyitos con un huevo duro y comértelos en una de las mesas, a pie de tu carro, o sentado en el pasto mientras miras las aguas que corren por el río.

Tacos de tradición, los de El Plateado

Sí, sabemos que hablar de tacos siempre es un tema controversial porque cada persona tiene su lugar predilecto o su taquería especial que ligamos, muy justificadamente, a recuerdos de la infancia que brotan gracias a la memoria de nuestras papilas gustativas. Sin embargo, una taquería que por tradición no pasa desapercibida en la cultura tulancinguense es la de El Plateado, negocio familiar que por décadas se ha mantenido en la esquina de Juárez con Lázaro Cárdenas, en las calles aledañas al centro de la ciudad.

Con un servicio veloz, carne de primer nivel y bien servidos, quienes han comido aquí recomiendan los de sesos y los de suadero, las gringas y el pastor, cubiertos por supuesto con una cucharada de su salsita de mora. Puedes encontrarlos ahí o en su otra sucursal frente a la colonia Jardines del Sur, sobre la avenida Tomás Alba Edison. En otras latitudes del municipio destaca también el sabor de El Plebeyo, donde además a tus tacos les acompañan rebanadas de aguacate; los Memo, que incluso ya llegaron a otras partes de la entidad; o Los Faroles, cuya tradición es innegable pero que según algunas personas, ya no gozan del sabor de antaño. Vaya usted y que cada paladar juzgue con sus propias muelas.


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