/ lunes 11 de marzo de 2024

Familias de la Otomí-Tepehua sobreviven sin servicios básicos

“Claro que se sufre con esta situación, pero tenemos que salir adelante”, afirma doña Juana Sanjuan

Sin agua, electricidad ni drenaje, así es la vida de Juana Sanjuan Tolentino y su familia, desde hace cuatro años que se mudaron a su casa carente de esos servicios y que se encuentra a cinco minutos del poblado de Apulco, municipio de Agua Blanca.

Ella, con una hija y un hijo, un yerno y sus nietas, han vivido en la precariedad desde que se mudaron a esta vivienda que cuenta con dos cuartos de techo de lámina, una cocina de humo y un baño, todos estos espacios con piso de tierra.

Entre carencias y hambre es como la familia de la señora Juana, habitante de la comunidad de Ejido Milpa Vieja, pertenece a uno de los dos mil hogares que no tienen acceso a los servicios básicos en la vivienda en Agua Blanca.

La falta de electricidad deja a oscuras su hogar, que debe iluminar con veladoras, aunque siempre es un riesgo latente a provocar incendios. Durante el día aprovechan la luz del sol para hacer sus quehaceres diarios.

El agua es un recurso que tampoco llega a esta vivienda. Para obtenerla, uno de sus vecinos se las comparte, así es como cada tercer día suben con botes, cubetas y garrafones a recolectar el agua que utilizan para su comida, el aseo diario y lavar ropa.

"Acarreamos el agua un día para bañarse, otro día para lavar ropa y los trastes, y otro para tener para hacer la comida. Claro que se sufre con esta situación, pero tenemos que salir adelante, porque no tenemos los recursos para tener todos los servicios, mientras tanto tenemos que vivir así", contó María Micaela Sánchez Sanjuan, hija de doña Juana.

Para hacer sus necesidades tienen una letrina, la cual no está conectada a un sistema de drenaje, por lo que los residuos son almacenados en un hoyo para evitar la contaminación del ambiente y preservar la salud de la población.

Lo que más desean es tener agua en su vivienda, ya que consideran que es indispensable para sobrevivir, además de que acarrear el líquido cada tercer día es una tarea difícil para Juana, quien ya tiene 63 años y además cuida a sus nietas mientras su hija, su hijo y su yerno salen a trabajar.

Vivir en condiciones de rezago y hacinamiento, asegura, es complicado y triste, pues esta situación la han padecido prácticamente toda su vida, ya que anteriormente habitaban en una casa en el Ejido de Ferrería, pero en las mismas condiciones: sin agua, electricidad y drenaje.

Ante el atraso económico han solicitado apoyo a las autoridades municipales para tener una vivienda digna y con los servicios básicos, pero hasta ahora no han podido cambiar la realidad de doña Juana y su familia, quienes sobreviven sin los servicios básicos.

Esta realidad no es ajena a otra de las comunidades que colinda con el Ejido Milpa Vieja, el problema es que no cuentan con todos los servicios básicos: los únicos que hay, de agua potable y electricidad, son deficientes; el de drenaje no existe.

Desde hace más de 40 años, la vivienda de la señora Minerva Mendoza no tiene desagüe, por lo que sus desechos desembocan al bosque, generando un grave problema de contaminación. Anteriormente sí tenía fosa séptica, pero dejaron de utilizarla.

A pesar de que les abastecen de agua potable, afirma que el servicio falla constantemente, ya que les surten cada tercer día, martes, jueves y sábado, por lo que en tambos deben apartarla, pues solo unas horas tienen para aprovechar este recurso.

"Vivíamos allá arriba, en el monte, pero por la luz nos venimos para acá para tener este servicio; pero del drenaje, nunca hemos tenido", lamenta.

Viven con algún servicio, pero deficiente

Doña Isidra Fernández Gómez, vive en una pequeña casa de block, en una localidad perteneciente al municipio de San Bartolo Tutotepec, cuenta que tiene acceso al servicio de energía eléctrica y de agua, aunque este último fallar cuando se descompone la bomba.

Explica que no tiene drenaje sanitario, por lo que en lugar de baño tiene una letrina, lo que ayuda a que no hagan sus necesidades al aire libre y eviten así la contaminación del ambiente.

En condiciones precarias y con rezagos en los servicios públicos más vitales viven decenas de familias de la comunidad La Cumbre de Muridores, municipio de San Bartolo Tutotepec.

Blanca Estela Sosa Ortiz, habitante de la comunidad, señala que en pleno 2024 continúan viviendo en rezago social, debido a que las viviendas no tienen drenaje sanitario. "Cada familia tiene que hacer su fosa séptica para el baño en lugar de drenaje", explica.

Esta no es la única problemática que enfrentan, pues asegura que cuenta con el servicio de electricidad, pero en tiempos de lluvia o cuando se presentan fuertes vientos hay constantes fallas. Incluso pasan días o hasta semanas en regresar.

"Cuando se va la luz es muy tardado para que se restablezca el servicio, hay ocasiones que se llega a ir hasta cuatro o más días, incluso. Es una situación desesperante", comparte.

Sobre la disposición de agua potable, informa que hay desabasto sobre todo en la temporada de estiaje, ya que se obtiene de un pozo. En tiempos de sequía llega a bajar sus niveles, lo que genera un servicio deficiente.

Es así que en pleno siglo XXI persiste el rezago de servicios básicos en viviendas de la región Otomí-Tepehua y su población indígena enfrenta diversos retos socioeconómicos. El acceso a agua potable, electricidad, drenaje y hogares dignos suelen ser precarios en estas comunidades, lo que afecta su calidad de vida y desarrollo.

La Otomí-Tepehua, cifras de un rezago histórico

La región Otomí-Tepehua es una de las zonas con mayor índices de carencia, tan sólo en el municipio de Agua Blanca de Iturbide, uno de los que la integran, el 20.7 por ciento de la población no tiene acceso a los servicios básicos en la vivienda, de acuerdo con informe anual sobre la situación de pobreza y rezago social 2024 realizado por la Secretaría de Bienestar.

Según estimaciones de los componentes de carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda, 2020, en el municipio, un total de mil 476 domicilios no tenían agua potable, 400 no cuentan con drenaje y 115 no tienen electricidad.

En tanto en Acaxochitlán habitan 47 mil 552 habitantes, de estas el 80 por ciento vive en condiciones de pobreza y el 17.3 por ciento son vulnerables por carencias sociales.

De acuerdo con los indicadores de pobreza multidimensional, el 50 por ciento de los habitantes del municipio no tienen acceso a los servicios básicos en sus hogares. En total, 21 mil 787 personas viven en casas sin acceso al agua, mientras que mil 377 viviendas no cuentan con drenaje y 238 sin energía eléctrica.

Por su parte Huehuetla es un municipio considerado con alto grado de marginación, dentro de sus carencias sociales se encuentra el acceso a los servicios básicos en la vivienda, que representa el 69.9 por ciento. En total, son dos mil 399 viviendas sin acceso al agua, 628 sin drenaje y 180 sin electricidad, según los indicadores de seguimiento al derecho a la vivienda.

En Metepec hay dos mil 931 habitantes, que equivale al 21.8 por ciento tiene carencias sociales de acceso a los servicios básicos en la vivienda. Sin acceso al agua se encuentran mil 128 viviendas, sin drenaje 643 y sin electricidad 33.

Dentro de los indicadores de carencias sociales, el municipio de San Bartolo Tutotepec, es considerado con alto grado de marginación, lo que significa que 9 mil 337 personas tienen carencia de acceso a los servicios básicos de vivienda, superando el 52 por ciento.

En las estimaciones, 7 mil 978 personas en su vivienda no tienen acceso al agua, 559 viviendas no carecen de drenaje y 243 no tienen electricidad.

En Tenango de Doria, otro municipio perteneciente a la Sierra Otomí-Tepehua habitan más de 20 mil personas, de las cuales el 29.4 por ciento enfrentan carencias sociales de acceso a los servicios básicos en la vivienda.

Aquí suman sin acceso al agua mil 644 viviendas, 312 no tienen drenaje y 71 aún tienen rezago en cuanto a la electricidad.

El panorama estatal

En Hidalgo, dentro de los indicadores de pobreza multidimensional, señala que el 24.5 por ciento de la población no tiene acceso a los servicios básicos en la vivienda. Se estima que el 9.1 por ciento de las viviendas carecen de agua, el 6.7 por ciento no tienen drenaje y el 0.5 por ciento carecen del servicio de luz eléctrica.

Finalmente se considera carente por acceso a los servicios básicos en la vivienda a la población que reside en viviendas con alguna de las siguientes características: El agua se obtiene de un pozo, río, lago, arroyo, pipa o el agua entubada la adquieren por acarreo de otra vivienda o de la llave pública o hidrante. No cuentan con servicio de drenaje o el desagüe tiene conexión a una tubería que va a dar a un río, lago, mar, barranca o grieta. No disponen de energía eléctrica.El combustible que se usa para cocinar o calentar los alimentos es leña o carbón sin chimenea.


Sin agua, electricidad ni drenaje, así es la vida de Juana Sanjuan Tolentino y su familia, desde hace cuatro años que se mudaron a su casa carente de esos servicios y que se encuentra a cinco minutos del poblado de Apulco, municipio de Agua Blanca.

Ella, con una hija y un hijo, un yerno y sus nietas, han vivido en la precariedad desde que se mudaron a esta vivienda que cuenta con dos cuartos de techo de lámina, una cocina de humo y un baño, todos estos espacios con piso de tierra.

Entre carencias y hambre es como la familia de la señora Juana, habitante de la comunidad de Ejido Milpa Vieja, pertenece a uno de los dos mil hogares que no tienen acceso a los servicios básicos en la vivienda en Agua Blanca.

La falta de electricidad deja a oscuras su hogar, que debe iluminar con veladoras, aunque siempre es un riesgo latente a provocar incendios. Durante el día aprovechan la luz del sol para hacer sus quehaceres diarios.

El agua es un recurso que tampoco llega a esta vivienda. Para obtenerla, uno de sus vecinos se las comparte, así es como cada tercer día suben con botes, cubetas y garrafones a recolectar el agua que utilizan para su comida, el aseo diario y lavar ropa.

"Acarreamos el agua un día para bañarse, otro día para lavar ropa y los trastes, y otro para tener para hacer la comida. Claro que se sufre con esta situación, pero tenemos que salir adelante, porque no tenemos los recursos para tener todos los servicios, mientras tanto tenemos que vivir así", contó María Micaela Sánchez Sanjuan, hija de doña Juana.

Para hacer sus necesidades tienen una letrina, la cual no está conectada a un sistema de drenaje, por lo que los residuos son almacenados en un hoyo para evitar la contaminación del ambiente y preservar la salud de la población.

Lo que más desean es tener agua en su vivienda, ya que consideran que es indispensable para sobrevivir, además de que acarrear el líquido cada tercer día es una tarea difícil para Juana, quien ya tiene 63 años y además cuida a sus nietas mientras su hija, su hijo y su yerno salen a trabajar.

Vivir en condiciones de rezago y hacinamiento, asegura, es complicado y triste, pues esta situación la han padecido prácticamente toda su vida, ya que anteriormente habitaban en una casa en el Ejido de Ferrería, pero en las mismas condiciones: sin agua, electricidad y drenaje.

Ante el atraso económico han solicitado apoyo a las autoridades municipales para tener una vivienda digna y con los servicios básicos, pero hasta ahora no han podido cambiar la realidad de doña Juana y su familia, quienes sobreviven sin los servicios básicos.

Esta realidad no es ajena a otra de las comunidades que colinda con el Ejido Milpa Vieja, el problema es que no cuentan con todos los servicios básicos: los únicos que hay, de agua potable y electricidad, son deficientes; el de drenaje no existe.

Desde hace más de 40 años, la vivienda de la señora Minerva Mendoza no tiene desagüe, por lo que sus desechos desembocan al bosque, generando un grave problema de contaminación. Anteriormente sí tenía fosa séptica, pero dejaron de utilizarla.

A pesar de que les abastecen de agua potable, afirma que el servicio falla constantemente, ya que les surten cada tercer día, martes, jueves y sábado, por lo que en tambos deben apartarla, pues solo unas horas tienen para aprovechar este recurso.

"Vivíamos allá arriba, en el monte, pero por la luz nos venimos para acá para tener este servicio; pero del drenaje, nunca hemos tenido", lamenta.

Viven con algún servicio, pero deficiente

Doña Isidra Fernández Gómez, vive en una pequeña casa de block, en una localidad perteneciente al municipio de San Bartolo Tutotepec, cuenta que tiene acceso al servicio de energía eléctrica y de agua, aunque este último fallar cuando se descompone la bomba.

Explica que no tiene drenaje sanitario, por lo que en lugar de baño tiene una letrina, lo que ayuda a que no hagan sus necesidades al aire libre y eviten así la contaminación del ambiente.

En condiciones precarias y con rezagos en los servicios públicos más vitales viven decenas de familias de la comunidad La Cumbre de Muridores, municipio de San Bartolo Tutotepec.

Blanca Estela Sosa Ortiz, habitante de la comunidad, señala que en pleno 2024 continúan viviendo en rezago social, debido a que las viviendas no tienen drenaje sanitario. "Cada familia tiene que hacer su fosa séptica para el baño en lugar de drenaje", explica.

Esta no es la única problemática que enfrentan, pues asegura que cuenta con el servicio de electricidad, pero en tiempos de lluvia o cuando se presentan fuertes vientos hay constantes fallas. Incluso pasan días o hasta semanas en regresar.

"Cuando se va la luz es muy tardado para que se restablezca el servicio, hay ocasiones que se llega a ir hasta cuatro o más días, incluso. Es una situación desesperante", comparte.

Sobre la disposición de agua potable, informa que hay desabasto sobre todo en la temporada de estiaje, ya que se obtiene de un pozo. En tiempos de sequía llega a bajar sus niveles, lo que genera un servicio deficiente.

Es así que en pleno siglo XXI persiste el rezago de servicios básicos en viviendas de la región Otomí-Tepehua y su población indígena enfrenta diversos retos socioeconómicos. El acceso a agua potable, electricidad, drenaje y hogares dignos suelen ser precarios en estas comunidades, lo que afecta su calidad de vida y desarrollo.

La Otomí-Tepehua, cifras de un rezago histórico

La región Otomí-Tepehua es una de las zonas con mayor índices de carencia, tan sólo en el municipio de Agua Blanca de Iturbide, uno de los que la integran, el 20.7 por ciento de la población no tiene acceso a los servicios básicos en la vivienda, de acuerdo con informe anual sobre la situación de pobreza y rezago social 2024 realizado por la Secretaría de Bienestar.

Según estimaciones de los componentes de carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda, 2020, en el municipio, un total de mil 476 domicilios no tenían agua potable, 400 no cuentan con drenaje y 115 no tienen electricidad.

En tanto en Acaxochitlán habitan 47 mil 552 habitantes, de estas el 80 por ciento vive en condiciones de pobreza y el 17.3 por ciento son vulnerables por carencias sociales.

De acuerdo con los indicadores de pobreza multidimensional, el 50 por ciento de los habitantes del municipio no tienen acceso a los servicios básicos en sus hogares. En total, 21 mil 787 personas viven en casas sin acceso al agua, mientras que mil 377 viviendas no cuentan con drenaje y 238 sin energía eléctrica.

Por su parte Huehuetla es un municipio considerado con alto grado de marginación, dentro de sus carencias sociales se encuentra el acceso a los servicios básicos en la vivienda, que representa el 69.9 por ciento. En total, son dos mil 399 viviendas sin acceso al agua, 628 sin drenaje y 180 sin electricidad, según los indicadores de seguimiento al derecho a la vivienda.

En Metepec hay dos mil 931 habitantes, que equivale al 21.8 por ciento tiene carencias sociales de acceso a los servicios básicos en la vivienda. Sin acceso al agua se encuentran mil 128 viviendas, sin drenaje 643 y sin electricidad 33.

Dentro de los indicadores de carencias sociales, el municipio de San Bartolo Tutotepec, es considerado con alto grado de marginación, lo que significa que 9 mil 337 personas tienen carencia de acceso a los servicios básicos de vivienda, superando el 52 por ciento.

En las estimaciones, 7 mil 978 personas en su vivienda no tienen acceso al agua, 559 viviendas no carecen de drenaje y 243 no tienen electricidad.

En Tenango de Doria, otro municipio perteneciente a la Sierra Otomí-Tepehua habitan más de 20 mil personas, de las cuales el 29.4 por ciento enfrentan carencias sociales de acceso a los servicios básicos en la vivienda.

Aquí suman sin acceso al agua mil 644 viviendas, 312 no tienen drenaje y 71 aún tienen rezago en cuanto a la electricidad.

El panorama estatal

En Hidalgo, dentro de los indicadores de pobreza multidimensional, señala que el 24.5 por ciento de la población no tiene acceso a los servicios básicos en la vivienda. Se estima que el 9.1 por ciento de las viviendas carecen de agua, el 6.7 por ciento no tienen drenaje y el 0.5 por ciento carecen del servicio de luz eléctrica.

Finalmente se considera carente por acceso a los servicios básicos en la vivienda a la población que reside en viviendas con alguna de las siguientes características: El agua se obtiene de un pozo, río, lago, arroyo, pipa o el agua entubada la adquieren por acarreo de otra vivienda o de la llave pública o hidrante. No cuentan con servicio de drenaje o el desagüe tiene conexión a una tubería que va a dar a un río, lago, mar, barranca o grieta. No disponen de energía eléctrica.El combustible que se usa para cocinar o calentar los alimentos es leña o carbón sin chimenea.


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