/ martes 5 de marzo de 2024

San Antonio Regla: La hacienda que quedó bajo el agua en Huasca

Esta edificación con cientos de años formó parte de los inmuebles que logró construir en vida don Pedro Romero de Terreros

Huasca de Ocampo es un Pueblo Mágico que además de escenarios naturales, acoge haciendas que hoy son hermosos hoteles para vivir experiencias acogedoras y únicas. Una de ellas es San Antonio Regla, que hoy está sumergida bajo el agua de la presa del mismo nombre. A su alrededor se cuentan diversas historias y leyendas que vale la pena conocer en un recorrido guiado.

En entrevista exclusiva para El Sol de Tulancingo, Arturo Copca, secretario de Cultura y Educación del municipio de Huasca de Ocampo, narró cómo es que esta hacienda antigua terminó cubierta por más de 50 metros de agua.

“Era una hacienda de beneficio en la cual sembraban hortalizas y maíz para abastecer la producción minera de Pedro Romero de Terreros”, explicó el funcionario.

Una de las cuatro haciendas de Pedro Romero de Terreros, conde de Regla

Recordó que la hacienda de San Antonio Regla es una de las cuatro con las que contaba Pedro Romero de Terreros, mejor conocido como el “Conde de Regla”. Estas haciendas fueron: Francisco Javier, San Miguel Regla, Santa María Regla y San Antonio Regla, y esta última, es la que terminó sumergida bajo una enorme presa.

La presa permitió el desarrollo de un proyecto hidroeléctrico con el que se alumbró gran parte del municipio y además se empleó para los motores de las minas de toda la comarca minera.

El funcionario municipal recordó que esta hacienda, que además era un pueblo pequeño, fue expropiada por el gobierno tras la muerte de Pedro Romero de Terreros, en 1781, por lo que fue el gobierno quien decidió “donar” esta hacienda para que la extinta Compañía de Luz y Fuerza del Centro, desarrollara el proyecto. Una de las razones por lo que esta hacienda fue elegida para crear la presa, se debe a que es uno de los puntos más bajos del municipio y, por tanto, acumular el agua sucedía de manera natural.

Su historia

Es en este espacio, Huasca de Ocampo, donde el Conde de Regla (uno de los hombres más ricos de la época, considerado el fundador del monte de piedad), edificó en 1760 cuatro impresionantes complejos arquitectónicos. Haciendas de beneficio que formaron un sistema que, en tiempos del virreinato, produjeron la cantidad más impresionante de plata en el mundo; basado en gran medida, en la explotación de sus trabajadores.

La exhacienda de San Antonio Regla, fue fundada entre 1760 y 1762, y como dato extra, es importante que sepas que metros más abajo y luego de echar a andar el proyecto hidroeléctrico, al menos 400 familias provenientes de diferentes partes del país fundaron una comunidad en Aguacatitla, mejor conocida como El Campamento, sitio que como bien dice su nombre, era ocupado para acampar por los trabajadores. En este espacio, más del 90 por ciento de sus habitantes son jubilados de Luz y Fuerza del Centro.

Las aguas de la Presa San Antonio Regla guardan en secreto, los restos de esta hacienda, y que hoy en día es casi imposible de observar, pues esta edificación está prácticamente podrida y lo único que sobresale al mundo exterior y es muestra de que hace muchos años había un pequeño pueblito ahí, es un chacuaco, mismo que formó parte de un mecanismo con el que se fundía la plata.

Si disfrutas de los destinos llenos de nostalgia e historia, este lugar es para ti. Y aunque el agua dificulta la apreciación de la construcción, aún puedes observar parte del chacuaco y una pequeña torre que sobresale de la superficie del agua.

Actividades

Además del obligado paseo en lancha para ver de cerca las ruinas sumergidas, en los alrededores de la presa se puede pasear en bicicleta, hacer paseos a caballo, comer en los restaurantes de la zona y atravesar el tobogán de cuerdas que cruza la presa de un extremo a otro.

Todo esto, sumado a lo que ya conocemos de este lugar, como los Prismas Basálticos y el Museo de los Duendes.

¿Cómo llegar?

Para llegar en automóvil desde la Ciudad de México puedes hacerlo por la carretera México-Pachuca hasta Tulancingo y luego tomar la desviación hacia el Pueblo Mágico de Huasca de Ocampo donde se encuentra la hacienda. Si vas en transporte público debes tomar un autobús en la terminal del Norte a Huasca, y una vez en el pueblo, puedes tomar un taxi hasta la exhacienda.

San Juan Hueyapan, otra hacienda en Huasca

Además de Pedro Romeros, también hubo otros personajes extranjeros provenientes de España que decidieron asentarse en el municipio de Huasca de Ocampo, como fue Diego de la Paz, sobrino de Hernán Cortés, quién en 1535 construyó la hacienda de San Juan Hueyapan. Es un increíble lugar rodeado de paisajes naturales que todavía conserva sus caballerizas, establos y una capilla.

Esta hacienda es considerada la madre de las haciendas ya que su construcción data del año 1535. Funcionaba como un centro de producción en donde se podía obtener todo lo referente a la agricultura y ganadería, entre otras cosas.

Cuenta todavía con sus talaveras, caballerizas, establos y una capilla. Construida en el casco de la hacienda, probablemente en el siglo XVIII, ha sufrido varias transformaciones sobre todo durante la etapa de Don José de Landero y Cos.

Se trata de un templo de una sola nave con muros de mampostería, cubierto con techo de dos aguas con base en tejamanil. Tiene un altar en el presbiterio y otro en cada uno de los muros, recibe la luz por la puerta principal y por dos ventanas alargadas con cerramientos. La fachada principal es la de tabique y se remata por una espadaña de tres vanos culminando en un arco de medio punto.


Huasca de Ocampo es un Pueblo Mágico que además de escenarios naturales, acoge haciendas que hoy son hermosos hoteles para vivir experiencias acogedoras y únicas. Una de ellas es San Antonio Regla, que hoy está sumergida bajo el agua de la presa del mismo nombre. A su alrededor se cuentan diversas historias y leyendas que vale la pena conocer en un recorrido guiado.

En entrevista exclusiva para El Sol de Tulancingo, Arturo Copca, secretario de Cultura y Educación del municipio de Huasca de Ocampo, narró cómo es que esta hacienda antigua terminó cubierta por más de 50 metros de agua.

“Era una hacienda de beneficio en la cual sembraban hortalizas y maíz para abastecer la producción minera de Pedro Romero de Terreros”, explicó el funcionario.

Una de las cuatro haciendas de Pedro Romero de Terreros, conde de Regla

Recordó que la hacienda de San Antonio Regla es una de las cuatro con las que contaba Pedro Romero de Terreros, mejor conocido como el “Conde de Regla”. Estas haciendas fueron: Francisco Javier, San Miguel Regla, Santa María Regla y San Antonio Regla, y esta última, es la que terminó sumergida bajo una enorme presa.

La presa permitió el desarrollo de un proyecto hidroeléctrico con el que se alumbró gran parte del municipio y además se empleó para los motores de las minas de toda la comarca minera.

El funcionario municipal recordó que esta hacienda, que además era un pueblo pequeño, fue expropiada por el gobierno tras la muerte de Pedro Romero de Terreros, en 1781, por lo que fue el gobierno quien decidió “donar” esta hacienda para que la extinta Compañía de Luz y Fuerza del Centro, desarrollara el proyecto. Una de las razones por lo que esta hacienda fue elegida para crear la presa, se debe a que es uno de los puntos más bajos del municipio y, por tanto, acumular el agua sucedía de manera natural.

Su historia

Es en este espacio, Huasca de Ocampo, donde el Conde de Regla (uno de los hombres más ricos de la época, considerado el fundador del monte de piedad), edificó en 1760 cuatro impresionantes complejos arquitectónicos. Haciendas de beneficio que formaron un sistema que, en tiempos del virreinato, produjeron la cantidad más impresionante de plata en el mundo; basado en gran medida, en la explotación de sus trabajadores.

La exhacienda de San Antonio Regla, fue fundada entre 1760 y 1762, y como dato extra, es importante que sepas que metros más abajo y luego de echar a andar el proyecto hidroeléctrico, al menos 400 familias provenientes de diferentes partes del país fundaron una comunidad en Aguacatitla, mejor conocida como El Campamento, sitio que como bien dice su nombre, era ocupado para acampar por los trabajadores. En este espacio, más del 90 por ciento de sus habitantes son jubilados de Luz y Fuerza del Centro.

Las aguas de la Presa San Antonio Regla guardan en secreto, los restos de esta hacienda, y que hoy en día es casi imposible de observar, pues esta edificación está prácticamente podrida y lo único que sobresale al mundo exterior y es muestra de que hace muchos años había un pequeño pueblito ahí, es un chacuaco, mismo que formó parte de un mecanismo con el que se fundía la plata.

Si disfrutas de los destinos llenos de nostalgia e historia, este lugar es para ti. Y aunque el agua dificulta la apreciación de la construcción, aún puedes observar parte del chacuaco y una pequeña torre que sobresale de la superficie del agua.

Actividades

Además del obligado paseo en lancha para ver de cerca las ruinas sumergidas, en los alrededores de la presa se puede pasear en bicicleta, hacer paseos a caballo, comer en los restaurantes de la zona y atravesar el tobogán de cuerdas que cruza la presa de un extremo a otro.

Todo esto, sumado a lo que ya conocemos de este lugar, como los Prismas Basálticos y el Museo de los Duendes.

¿Cómo llegar?

Para llegar en automóvil desde la Ciudad de México puedes hacerlo por la carretera México-Pachuca hasta Tulancingo y luego tomar la desviación hacia el Pueblo Mágico de Huasca de Ocampo donde se encuentra la hacienda. Si vas en transporte público debes tomar un autobús en la terminal del Norte a Huasca, y una vez en el pueblo, puedes tomar un taxi hasta la exhacienda.

San Juan Hueyapan, otra hacienda en Huasca

Además de Pedro Romeros, también hubo otros personajes extranjeros provenientes de España que decidieron asentarse en el municipio de Huasca de Ocampo, como fue Diego de la Paz, sobrino de Hernán Cortés, quién en 1535 construyó la hacienda de San Juan Hueyapan. Es un increíble lugar rodeado de paisajes naturales que todavía conserva sus caballerizas, establos y una capilla.

Esta hacienda es considerada la madre de las haciendas ya que su construcción data del año 1535. Funcionaba como un centro de producción en donde se podía obtener todo lo referente a la agricultura y ganadería, entre otras cosas.

Cuenta todavía con sus talaveras, caballerizas, establos y una capilla. Construida en el casco de la hacienda, probablemente en el siglo XVIII, ha sufrido varias transformaciones sobre todo durante la etapa de Don José de Landero y Cos.

Se trata de un templo de una sola nave con muros de mampostería, cubierto con techo de dos aguas con base en tejamanil. Tiene un altar en el presbiterio y otro en cada uno de los muros, recibe la luz por la puerta principal y por dos ventanas alargadas con cerramientos. La fachada principal es la de tabique y se remata por una espadaña de tres vanos culminando en un arco de medio punto.


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