Doña Mary es jefa de familia, vive sola en un cuartito, muy cerca de uno de sus hijos, quien principalmente está pendiente de ella, hace unos meses la operaron de un pie, que no le permite trabajar, por lo que está a expensas de lo que le dan sus hijos.
Hay tierra en la entrada del terreno donde vive su hijo, una avalancha de antaño que es de sus nietos y un tronco que ocupa como asiento, distante de un árbol grande y un tendero del que cuelga ropa.
Pese a que ya cumplió 67 años, lamenta que aún no recibe el apoyo para adultos mayores por parte del Gobierno de México, entonces se mantiene de lo poco o mucho que le dan sus cinco hijos, “así la voy pasando”.
Desde siempre, María Gutiérrez Pacheco, se quedó al frente de su familia, lavaba ropa en las casas, vendía leña y bultos de tierra de monte, así sacó adelante a sus hijos, pero desde hace siete años, ya no pudo trabajar por un problema en su pie, que le genera molestias al caminar.
“Después de la operación si camino mucho me molesta mi pie, también tengo un desgarre en la rodilla del mismo pie, por eso ya no puedo trabajar. Me ayudan mis hijos con poquito, porque también la chamba está bien escasa”, cuenta.
Con un palo en la mano que utiliza como bastón y un sombrero para cubrirse del sol, da gracias a Dios que sus hijos la ayudan con dinero, “sino ya no viviera yo, ya me hubiera muerto de hambre, quiero comer pero no puedo trabajar. Me duele mi pie, pero mi boca no me duele”, expresa.
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Dice que sus hijos le dan “dinerito”, con eso, ella se compra lo que quiere para comer principalmente, no le alcanza para lujos.
Desde su casa que está en la colonia el Vergel, en Agua Blanca y con el apoyo de su bastón, camina hacia el pueblo para surtirse de un poco de despensa para comer toda la semana, en ocasiones su nuera le ayuda a llevar su nixtamal al molino para hacer sus tortillas.
“Tanto que trabaje, siempre andaba jodiéndole para buscarle de comer, pero todavía podía yo, me fui ayudando poco apoco para sacar adelante a mis hijos”, recuerda con nostalgia.