/ domingo 10 de septiembre de 2017

Unidad en la adversidad

“Podemos desafiar las leyes humanas, pero no podemos resistir a las naturales” Julio Verne

Tulancingo, Hidalgo.-  En un mundo donde las leyes de la naturaleza son ingobernables para la humanidad, debido en gran medida al desequilibrio que hemos ocasionado al medio ambiente, lo único que sobra es prever, planear y estar preparado ante cualquier contingencia. México está ubicado geográficamente en una zona de alta sismicidad, a consecuencia de la interacción de 5 placas tectónicas: la placa de Norteamérica, la de Cocos, la del Pacífico, la de Rivera y la placa del Caribe. El sistema sismológico reporta en promedio la ocurrencia de 40 sismos por día, la mayoría de ellos generados en las costas del Pacífico sur de México. El pasado jueves 7 de septiembre, a las 11: 49 de la noche, se registró un sismo de 8.2 grados en nuestro país, con epicentro en Pijijiapan, en el estado de Chiapas. Se trata del sismo más intenso de los últimos 100 años en México, incluso más que el de 1985, que cobró la vida de miles de personas. Gracias a que hemos avanzado en la cultura de la prevención, la respuesta de las autoridades y cuerpos de protección civil fue oportuna, lo que permitió evacuar y atender de forma inmediata a la ciudadanía ante esta contingencia, de manera particular ante la amenaza de un tsunami que se preveía en las zonas de mayor afectación. Las precauciones ante cualquier otra catástrofe natural debemos mantenerlas activas, ya que hasta las 13 horas del 8 de septiembre se registraron 337 réplicas, la más fuerte de 6.1 grados de magnitud. Ante esta situación, nuestra única arma es la planeación, contar con albergues equipados, personal capacitado y ejecutar planes de contingencia al pie de la letra, lo cual esta vez hizo una diferencia sustantiva con el temblor de 1985. Otro factor importante que ayuda a disminuir el riesgo y la pérdida de vidas humanas es contar con una población bien informada sobre estos fenómenos naturales, y cómo actuar ante ellos. Algunas de las acciones que podemos hacer para prever es tener un plan de contingencia familiar, así como preparar una mochila de emergencia para este tipo de sucesos inesperados. Mantener la calma y la unidad como nación nos permitirá disminuir riesgos ante terremotos como el del pasado jueves y estar listos en un mundo donde la naturaleza no da tregua. Hoy nuestro país nos requiere a todos, sin distingos de partidos o ideologías, para hacer frente a las amenazas que pueden asechar la estabilidad del país, ya sean a causa de fenómenos naturales o de políticas de odio como las implementadas por Donald Trump. Los mexicanos siempre nos hemos distinguido por nuestra solidaridad, por los valores que nos permiten estar unidos en tiempos difíciles y porque todos queremos lo mejor para México.

“Podemos desafiar las leyes humanas, pero no podemos resistir a las naturales” Julio Verne

Tulancingo, Hidalgo.-  En un mundo donde las leyes de la naturaleza son ingobernables para la humanidad, debido en gran medida al desequilibrio que hemos ocasionado al medio ambiente, lo único que sobra es prever, planear y estar preparado ante cualquier contingencia. México está ubicado geográficamente en una zona de alta sismicidad, a consecuencia de la interacción de 5 placas tectónicas: la placa de Norteamérica, la de Cocos, la del Pacífico, la de Rivera y la placa del Caribe. El sistema sismológico reporta en promedio la ocurrencia de 40 sismos por día, la mayoría de ellos generados en las costas del Pacífico sur de México. El pasado jueves 7 de septiembre, a las 11: 49 de la noche, se registró un sismo de 8.2 grados en nuestro país, con epicentro en Pijijiapan, en el estado de Chiapas. Se trata del sismo más intenso de los últimos 100 años en México, incluso más que el de 1985, que cobró la vida de miles de personas. Gracias a que hemos avanzado en la cultura de la prevención, la respuesta de las autoridades y cuerpos de protección civil fue oportuna, lo que permitió evacuar y atender de forma inmediata a la ciudadanía ante esta contingencia, de manera particular ante la amenaza de un tsunami que se preveía en las zonas de mayor afectación. Las precauciones ante cualquier otra catástrofe natural debemos mantenerlas activas, ya que hasta las 13 horas del 8 de septiembre se registraron 337 réplicas, la más fuerte de 6.1 grados de magnitud. Ante esta situación, nuestra única arma es la planeación, contar con albergues equipados, personal capacitado y ejecutar planes de contingencia al pie de la letra, lo cual esta vez hizo una diferencia sustantiva con el temblor de 1985. Otro factor importante que ayuda a disminuir el riesgo y la pérdida de vidas humanas es contar con una población bien informada sobre estos fenómenos naturales, y cómo actuar ante ellos. Algunas de las acciones que podemos hacer para prever es tener un plan de contingencia familiar, así como preparar una mochila de emergencia para este tipo de sucesos inesperados. Mantener la calma y la unidad como nación nos permitirá disminuir riesgos ante terremotos como el del pasado jueves y estar listos en un mundo donde la naturaleza no da tregua. Hoy nuestro país nos requiere a todos, sin distingos de partidos o ideologías, para hacer frente a las amenazas que pueden asechar la estabilidad del país, ya sean a causa de fenómenos naturales o de políticas de odio como las implementadas por Donald Trump. Los mexicanos siempre nos hemos distinguido por nuestra solidaridad, por los valores que nos permiten estar unidos en tiempos difíciles y porque todos queremos lo mejor para México.

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