/ miércoles 12 de febrero de 2020

Sin impunidad en el feminicidio

Hace algunos días, las declaraciones del Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, causaron controversia en todos los medios de comunicación, espacios políticos y sociales. Dichas palabras fueron pronunciadas durante un encuentro con legisladores del Partido MORENA con motivo de la reunión plenaria de cara al próximo periodo ordinario de sesiones.

Se refirió exactamente al tipo penal del feminicidio; en ello se interpretó que la intención o petición del Fiscal General era desaparecer el tipo penal de feminicidio para dejarlo como homicidio siempre o, en su caso, considerarse como una agravante cuando la víctima se trate de una mujer.

En ese mismo momento y minutos después, varias voces relacionadas con ese propio partido, así como del mismo Presidente de la República, se manifestaron en contra de esa petición que, con el paso de los días fue matizada y aclarada por parte de Gertz Manero, señalando que lo que comentó se había malinterpretado ya que él jamás se inclinó por la idea de eliminar un tipo penal tan importante.

La realidad es que el Dr. Gertz puso sobre la mesa una importantísima discusión que no debemos dejar pasar por alto, sobretodo porque en la aclaración que hizo, la cual resultó sumamente pertinente, es donde se encuentra el verdadero centro de la conversación: la complejidad ministerial para acreditar un tipo penal que no sólo es rebuscado, sino que ni siquiera es homologado en las diferentes entidades de la República Mexicana.

De entrada, es cierto que no podemos tener un tipo penal que tenga sanciones diferentes según se trate de una o otra entidad federativa. Dada la complejidad, virulencia y aumento en las tasas de este delito es necesario, como política criminal, tasarlo en la pena más alta que se tenga ya sea a nivel federal o local, de tal manera que se convierta en un verdadero inhibidor de este lamentable y cobarde delito.

Por otro lado y atendiendo a lo señalado por el Funcionario Público, debemos de entrar de lleno al análisis d ellos resultados en cuanto a las tasas de impunidad de este delito, las cuales suelen estar relacionadas con la forma de acreditar las circunstancias para que se considere feminicidio y no un homicidio simple. Esa lista de requisitos e interpretaciones no hacen más que victimizar doblemente a los ofendidos y, además, trabar la labor del Agente del Ministerio Público.

No hay manera de sostener un tipo penal que no sea efectivo. La lucha incansable de cientos, miles, millones de mujeres, en aquel momento quedó satisfecha con la aparición de este tipo penal, pero a quienes seguimos en la lucha y, además en el Poder Legislativo, nos toca perfeccionarlo de tal manera que su efectividad sea indubitable y en pocos años podamos tener resultados satisfactorios.

No se trata de desaparecer (y confío en que nadie lo pidió) se trata de perfeccionar, hacer efectivo y mejorar un aspecto para la persecución penal del feminicidio a fin de que sea una vía para que no haya ni una muerta más en el mundo, sobretodo, en México. Sólo unidos, los operadores del sistema acusatorio y los legisladores, habremos de realizar cuantos ajustes sean necesarios para dar resultados a la brevedad en favor de las mujeres mexicanas.

Hace algunos días, las declaraciones del Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, causaron controversia en todos los medios de comunicación, espacios políticos y sociales. Dichas palabras fueron pronunciadas durante un encuentro con legisladores del Partido MORENA con motivo de la reunión plenaria de cara al próximo periodo ordinario de sesiones.

Se refirió exactamente al tipo penal del feminicidio; en ello se interpretó que la intención o petición del Fiscal General era desaparecer el tipo penal de feminicidio para dejarlo como homicidio siempre o, en su caso, considerarse como una agravante cuando la víctima se trate de una mujer.

En ese mismo momento y minutos después, varias voces relacionadas con ese propio partido, así como del mismo Presidente de la República, se manifestaron en contra de esa petición que, con el paso de los días fue matizada y aclarada por parte de Gertz Manero, señalando que lo que comentó se había malinterpretado ya que él jamás se inclinó por la idea de eliminar un tipo penal tan importante.

La realidad es que el Dr. Gertz puso sobre la mesa una importantísima discusión que no debemos dejar pasar por alto, sobretodo porque en la aclaración que hizo, la cual resultó sumamente pertinente, es donde se encuentra el verdadero centro de la conversación: la complejidad ministerial para acreditar un tipo penal que no sólo es rebuscado, sino que ni siquiera es homologado en las diferentes entidades de la República Mexicana.

De entrada, es cierto que no podemos tener un tipo penal que tenga sanciones diferentes según se trate de una o otra entidad federativa. Dada la complejidad, virulencia y aumento en las tasas de este delito es necesario, como política criminal, tasarlo en la pena más alta que se tenga ya sea a nivel federal o local, de tal manera que se convierta en un verdadero inhibidor de este lamentable y cobarde delito.

Por otro lado y atendiendo a lo señalado por el Funcionario Público, debemos de entrar de lleno al análisis d ellos resultados en cuanto a las tasas de impunidad de este delito, las cuales suelen estar relacionadas con la forma de acreditar las circunstancias para que se considere feminicidio y no un homicidio simple. Esa lista de requisitos e interpretaciones no hacen más que victimizar doblemente a los ofendidos y, además, trabar la labor del Agente del Ministerio Público.

No hay manera de sostener un tipo penal que no sea efectivo. La lucha incansable de cientos, miles, millones de mujeres, en aquel momento quedó satisfecha con la aparición de este tipo penal, pero a quienes seguimos en la lucha y, además en el Poder Legislativo, nos toca perfeccionarlo de tal manera que su efectividad sea indubitable y en pocos años podamos tener resultados satisfactorios.

No se trata de desaparecer (y confío en que nadie lo pidió) se trata de perfeccionar, hacer efectivo y mejorar un aspecto para la persecución penal del feminicidio a fin de que sea una vía para que no haya ni una muerta más en el mundo, sobretodo, en México. Sólo unidos, los operadores del sistema acusatorio y los legisladores, habremos de realizar cuantos ajustes sean necesarios para dar resultados a la brevedad en favor de las mujeres mexicanas.