/ martes 25 de enero de 2022

Recuperar el hábito de aprender.

Según datos publicados por la Secretaría de Educación Pública solo se han presentado a las escuelas 18 de los 25 millones de estudiantes registrados en el sistema educativo, lo que pone en riesgo el progreso de su aprendizaje y los niveles de conocimientos previamente adquiridos.

Para muchos especialistas en pedagogía, se destaca que la niñez necesita regresar a las aulas lo más rápido posible. La pérdida de este lapso de aprendizaje y socialización ha sido para nuestras niñas y niños, sobretodo de familias de bajo nivel económico y de población rural, una tragedia.

Después de año y medio, casi dos, de pérdida de clases, los niños están aprendiendo de forma muy precaria lo que se avisora una problemática graveen términos de aprendizaje. Nos preguntamos: ¿Cómo se va a recuperar? El costo es incalculable y llevará mucho tiempo superarlo.

Por otro lado, para las maestras y maestros no es nada fácil, aprobar un niño que no ha cumplido con los aprendizajes establecidos. Saber que ese estudiante, antes de la pandemia no había logrado aprender a leer, y ahora que regrese a la escuela debe concluir el grado y quizá aun, no sepa leer.

Sin embargo, como académica, considero que no solo se trata de los contenidos, guías, planas que no han sido aprendidos, sino de algo más importante, más valioso y es, que recuperen el hábito de aprender. Me decía una colega que perder el conocimiento no es solamente no aprender a hablar un idioma o matemáticas, sino el hecho de olvidarla práctica, el hábito, la rutina escolar o la socialización.

Pensar que los códigos de enseñanza y de socialización del aprendizaje que se viven, se respiran y se hacen en la escuela se pueden lograr en otros espacios como en la casa, es totalmente erróneo. Mucho menos en los sectores rurales que no están acostumbrados a códigos estructurados de de aprendizaje.

Para los niños que no están expuestos a ese tipo de códigos y solamente están expuestos al ocio y a otros factores externos durante dos años, el retroceso cognitivo es enorme y triste. Por lo tanto, no podemos regresar a la escuela como si nada hubiera ocurrido. Se requiere realizar una evaluación diagnóstica, observar el comportamiento de la niña y del niño, cuáles son los problemas de aprendizaje, medirlas por separado y actuar en consecuencia, en un traje a la medida de reparación académica.

Se necesita un trabajo muy cuidadoso de cada maestra y maestro, que sin duda, tenemos a los mejores en Hidalgo, para elaborar un programa de recuperación en competencias básicas.

En breve, en nuestro estado, decenas de alumnos volverán a las aulas después de un largo período, esperemos lleguen con ánimo renovado para empezar de nuevo.



Las de chile seco

En Hidalgo contamos con 848,201 niñas y niños de 0 a 15 años. Por lo menos, 621,235 sin vacunar.

Según datos publicados por la Secretaría de Educación Pública solo se han presentado a las escuelas 18 de los 25 millones de estudiantes registrados en el sistema educativo, lo que pone en riesgo el progreso de su aprendizaje y los niveles de conocimientos previamente adquiridos.

Para muchos especialistas en pedagogía, se destaca que la niñez necesita regresar a las aulas lo más rápido posible. La pérdida de este lapso de aprendizaje y socialización ha sido para nuestras niñas y niños, sobretodo de familias de bajo nivel económico y de población rural, una tragedia.

Después de año y medio, casi dos, de pérdida de clases, los niños están aprendiendo de forma muy precaria lo que se avisora una problemática graveen términos de aprendizaje. Nos preguntamos: ¿Cómo se va a recuperar? El costo es incalculable y llevará mucho tiempo superarlo.

Por otro lado, para las maestras y maestros no es nada fácil, aprobar un niño que no ha cumplido con los aprendizajes establecidos. Saber que ese estudiante, antes de la pandemia no había logrado aprender a leer, y ahora que regrese a la escuela debe concluir el grado y quizá aun, no sepa leer.

Sin embargo, como académica, considero que no solo se trata de los contenidos, guías, planas que no han sido aprendidos, sino de algo más importante, más valioso y es, que recuperen el hábito de aprender. Me decía una colega que perder el conocimiento no es solamente no aprender a hablar un idioma o matemáticas, sino el hecho de olvidarla práctica, el hábito, la rutina escolar o la socialización.

Pensar que los códigos de enseñanza y de socialización del aprendizaje que se viven, se respiran y se hacen en la escuela se pueden lograr en otros espacios como en la casa, es totalmente erróneo. Mucho menos en los sectores rurales que no están acostumbrados a códigos estructurados de de aprendizaje.

Para los niños que no están expuestos a ese tipo de códigos y solamente están expuestos al ocio y a otros factores externos durante dos años, el retroceso cognitivo es enorme y triste. Por lo tanto, no podemos regresar a la escuela como si nada hubiera ocurrido. Se requiere realizar una evaluación diagnóstica, observar el comportamiento de la niña y del niño, cuáles son los problemas de aprendizaje, medirlas por separado y actuar en consecuencia, en un traje a la medida de reparación académica.

Se necesita un trabajo muy cuidadoso de cada maestra y maestro, que sin duda, tenemos a los mejores en Hidalgo, para elaborar un programa de recuperación en competencias básicas.

En breve, en nuestro estado, decenas de alumnos volverán a las aulas después de un largo período, esperemos lleguen con ánimo renovado para empezar de nuevo.



Las de chile seco

En Hidalgo contamos con 848,201 niñas y niños de 0 a 15 años. Por lo menos, 621,235 sin vacunar.