/ lunes 15 de abril de 2024

Tulancingo: Coro Familiar de Catedral, tres generaciones de alabanza

Se mantiene firme en el mensaje de unión familiar, la hermandad espiritual e introspección que con cada melodía buscan sembrar en los feligreses

Con una trayectoria de 48 años, el Coro Familiar de la Catedral Metropolitana de Tulancingo se mantiene firme en el mensaje de unión e introspección que con cada melodía buscan sembrar en los feligreses. Hoy, con una canción sobre la familia, participarán en el concurso de coros de la Arquidiócesis.

El ingeniero Adolfo Gutiérrez, coordinador musical, relata que este coro se fundó gracias a los sacerdotes Josué Alvarado, ya fallecido, y Miguel Ángel Rodríguez que actualmente se encuentra en Venezuela un 28 de octubre.

En un inicio, se conformaba por un pequeño grupo de jóvenes, todos ellos parientes, que fueron invitados por los sacerdotes y a su vez, estos jóvenes difundieron la invitación del Coro Familiar y así aumentaron sus participantes.

En su mejor momento fueron casi 800 jóvenes quienes llegaron a conformar el coro de Catedral que, además de cantar, hacían otras actividades como cursos de relaciones humanas, encuentros de renovación de espíritu, jornadas cristianas, entre otras.

Al pasar de los años, los jóvenes que iniciaron con el coro se convirtieron en papás y hasta en abuelos, por lo que actualmente esta agrupación se compone por hasta tres generaciones que siguen conectando a través de la música religiosa, de ahí su nombre.

Adolfo Gutiérrez relata que algunos de los retos a los que se enfrentaron, recientemente, fueron las misas con poca concurrencia derivado de la pandemia por Covid-19. No obstante, poco a poco esto cambió ya que una característica clave del Coro Familiar es que su ritmo con guitarra, saxofón, flauta y hasta tambor no es un sonido “plano”, ya que la intención es la de despertar el interés en todos aquellos que los escuchen.

Aunque reconoce que el andar por casi medio siglo y mantener vigente esta idea que surgió de dos sacerdotes, no es tarea fácil. Lo más importante, según precisó, es tener una convicción muy profunda en “el plano de la fe” para entender que la prioridad siempre será el apostolado, incluso a pesar de la familia o de otros compromisos que se presenten.

Esto en el sentido de que a veces se sacrifican los domingos familiares o momentos con la familia para ser partícipe de este coro que se presenta en la misa de las 11 de la mañana todos los domingos en la Catedral; posterior a ello, dedican una hora para ensayar, lo que puede generar molestias entre los mismos parientes.

En ese tenor, el Coro Familiar de Catedral se prepara para participar en el concurso de coros de la Arquidiócesis con la canción de La Familia, escrita por Hannah Azull Gutiérrez Gómez, una joven de tan solo doce años de edad.

El mensaje de la canción de la familia invita a la introspección de qué tan dispuestos estamos y cómo nos encontramos para “recibir a Jesús, María y José en nuestro hogar”, a raíz del planteamiento que se vive en lo familiar.

“El planteamiento de la invitación es que van a hacer la invitación a Jesús, María y José que van a ir a la casa a ver cómo es que está la familia. Viene una introspección que si eso fuera una realidad que nos visitaran estos personajes, ¿cuál sería la cuestión interna?”, explicó Gutiérrez.

Actualmente, el coro se conforma por integrantes de Tulancingo, Santiago Tulantepec, Singuilucan, Cuautepec de Hinojosa y hasta de Acatlán. todos ellos de diversas edades.

Para ser parte de esta sociedad, explicó Gutiérrez, como único requisito es que desde el corazón exista el deseo de “alabar a Dios con la voz” con una intención pura, por ende, no hacen un examen previo el tipo de voz o si se es profesional o no, cualquiera puede entrar.

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“Vivirlo intensamente, para que desde el corazón salga ese amor pleno, salga esa gratitud y compasión (...) Simplemente es una convocatoria de quienes han querido participar son incluidos. Y como dijera San Agustín: quien canta ora dos veces”, destacó Gutiérrez.

El mensaje del coro familiar es el de sembrar en los feligreses la unión de las familias, la hermandad espiritual y el acompañamiento a quien lo necesite, ante cualquier adversidad que enfrente.

“No estamos solos, estamos compartiendo este mundo y lo que podamos hacer por nuestros semejantes con mucho gusto lo hacemos. Es un trabajo diario de concientización, de introspección, de reflexión”, finalizó Gutiérrez.


Con una trayectoria de 48 años, el Coro Familiar de la Catedral Metropolitana de Tulancingo se mantiene firme en el mensaje de unión e introspección que con cada melodía buscan sembrar en los feligreses. Hoy, con una canción sobre la familia, participarán en el concurso de coros de la Arquidiócesis.

El ingeniero Adolfo Gutiérrez, coordinador musical, relata que este coro se fundó gracias a los sacerdotes Josué Alvarado, ya fallecido, y Miguel Ángel Rodríguez que actualmente se encuentra en Venezuela un 28 de octubre.

En un inicio, se conformaba por un pequeño grupo de jóvenes, todos ellos parientes, que fueron invitados por los sacerdotes y a su vez, estos jóvenes difundieron la invitación del Coro Familiar y así aumentaron sus participantes.

En su mejor momento fueron casi 800 jóvenes quienes llegaron a conformar el coro de Catedral que, además de cantar, hacían otras actividades como cursos de relaciones humanas, encuentros de renovación de espíritu, jornadas cristianas, entre otras.

Al pasar de los años, los jóvenes que iniciaron con el coro se convirtieron en papás y hasta en abuelos, por lo que actualmente esta agrupación se compone por hasta tres generaciones que siguen conectando a través de la música religiosa, de ahí su nombre.

Adolfo Gutiérrez relata que algunos de los retos a los que se enfrentaron, recientemente, fueron las misas con poca concurrencia derivado de la pandemia por Covid-19. No obstante, poco a poco esto cambió ya que una característica clave del Coro Familiar es que su ritmo con guitarra, saxofón, flauta y hasta tambor no es un sonido “plano”, ya que la intención es la de despertar el interés en todos aquellos que los escuchen.

Aunque reconoce que el andar por casi medio siglo y mantener vigente esta idea que surgió de dos sacerdotes, no es tarea fácil. Lo más importante, según precisó, es tener una convicción muy profunda en “el plano de la fe” para entender que la prioridad siempre será el apostolado, incluso a pesar de la familia o de otros compromisos que se presenten.

Esto en el sentido de que a veces se sacrifican los domingos familiares o momentos con la familia para ser partícipe de este coro que se presenta en la misa de las 11 de la mañana todos los domingos en la Catedral; posterior a ello, dedican una hora para ensayar, lo que puede generar molestias entre los mismos parientes.

En ese tenor, el Coro Familiar de Catedral se prepara para participar en el concurso de coros de la Arquidiócesis con la canción de La Familia, escrita por Hannah Azull Gutiérrez Gómez, una joven de tan solo doce años de edad.

El mensaje de la canción de la familia invita a la introspección de qué tan dispuestos estamos y cómo nos encontramos para “recibir a Jesús, María y José en nuestro hogar”, a raíz del planteamiento que se vive en lo familiar.

“El planteamiento de la invitación es que van a hacer la invitación a Jesús, María y José que van a ir a la casa a ver cómo es que está la familia. Viene una introspección que si eso fuera una realidad que nos visitaran estos personajes, ¿cuál sería la cuestión interna?”, explicó Gutiérrez.

Actualmente, el coro se conforma por integrantes de Tulancingo, Santiago Tulantepec, Singuilucan, Cuautepec de Hinojosa y hasta de Acatlán. todos ellos de diversas edades.

Para ser parte de esta sociedad, explicó Gutiérrez, como único requisito es que desde el corazón exista el deseo de “alabar a Dios con la voz” con una intención pura, por ende, no hacen un examen previo el tipo de voz o si se es profesional o no, cualquiera puede entrar.

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“Vivirlo intensamente, para que desde el corazón salga ese amor pleno, salga esa gratitud y compasión (...) Simplemente es una convocatoria de quienes han querido participar son incluidos. Y como dijera San Agustín: quien canta ora dos veces”, destacó Gutiérrez.

El mensaje del coro familiar es el de sembrar en los feligreses la unión de las familias, la hermandad espiritual y el acompañamiento a quien lo necesite, ante cualquier adversidad que enfrente.

“No estamos solos, estamos compartiendo este mundo y lo que podamos hacer por nuestros semejantes con mucho gusto lo hacemos. Es un trabajo diario de concientización, de introspección, de reflexión”, finalizó Gutiérrez.


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