/ lunes 1 de abril de 2024

Tras operación del corazón, vive una segunda oportunidad 

El profesor Manilla, aunque ha tenido que hacer modificaciones en su estilo de vida, pretende seguir en este mundo para seguir su labor 

Con una nueva filosofía de vida vive el señor Ignacio Roberto Manilla Hernández, tras la operación a corazón abierto a la que fue sometido hace casi dos años, cuando tenía 75 años de edad.

Aunque los médicos daban poca esperanza e incluso existía el temor de que muriera durante la intervención quirúrgica, ahora el profesor Manilla tiene en la parte alta de su pecho la cicatriz de la operación que le cambió la vida, y que, ahora cuenta su experiencia, pues, aunque todos los doctores lo daban por muerto, goza de un perfecto estado de salud.

El señor Manilla originario de Cuautepec de Hinojosa, narró para El Sol de Tulancingo, cómo cambió su vida desde hace casi dos años que fue diagnosticado enfermo y necesitaba una operación de emergencia.

“Fue algo inusual y exprés, comencé a tener problemas de equilibrio, dos o tres veces me caí en las calles de mi pueblo de origen, afortunadamente un ciudadano me ayudó. Mis familiares me llevaron al médico, me canalizaron y me dijeron que me tenían que operar de inmediato, mi corazón estaba fallando”, narró con claridad el profesor Manilla.

El señor agradece a las personas que sin dudarlo lo auxiliaron en la calle, y principalmente al personal que lo atendió en el Hospital de la Raza, donde fue intervenido por manos de un doctor hidalguense, a sólo 20 días después de su diagnóstico.

“Gracias a la atención inmediata que me dieron podemos estar hoy platicando (…) es una experiencia, es una segunda oportunidad de vida, que quisiera yo aprovecharla en favor de la juventud y la educación por que yo soy maestro y también el cronista vitalicio de Cuautepec”.

A su pensar, cree que lo vieron tan delicado de salud que lo operaron de inmediato. En algún hospital privado, la intervención a la que fue sometido ronda en los 500 mil pesos, pero afortunadamente no tuvo la necesidad de pagarlos.

“Esa una operación de alto riesgo, de hecho, el internista me dijo que si me operaba iba a fallecer, y pues ni una cosa ni otra, afortunadamente estoy con muchas ganas de vivir, hago mucho ejercicio, camino, salgo a platicar con mis amigos y ex alumnos”, mencionó el sobreviviente, quien espera vivir 15 o 20 años más.

Por la delicadeza de su operación que consistió en instalarle un stent biológico por las anomalías que presentaba en tres válvulas de su corazón, su vida ahora debe de transcurrir en completa paz y tranquilidad, pues por indicaciones de sus médicos no puede hacer fuerzas, tener emociones fuertes y mejorar su estilo de vida.

De acuerdo con la Fundación Española del Corazón, las prótesis valvulares para este órgano, existen de dos tipos: las mecánicas y las biológicas, está última que es con la que cuenta el profesor Manilla, están hechas de tejido animal (cerdo o vaca) o humano, aunque él prefirió no abundar de cual es la suya.

“El stent es lo que me permite estar vivo, ¿cuánto tiempo va a durar esa valvula? no lo sé, pero espero que unos 15 0 20 años más”, mencionó.

A sus 77 años de edad, el profesor Ignacio Roberto Manilla Hernández, aconseja a la población con pocas ganas de vivir que no se depriman, que escuchen un buen fondo musical, leer un buen libro, plantar un árbol, pues hay un proverbio que dice: lo que se siembra se cosecha.


Con una nueva filosofía de vida vive el señor Ignacio Roberto Manilla Hernández, tras la operación a corazón abierto a la que fue sometido hace casi dos años, cuando tenía 75 años de edad.

Aunque los médicos daban poca esperanza e incluso existía el temor de que muriera durante la intervención quirúrgica, ahora el profesor Manilla tiene en la parte alta de su pecho la cicatriz de la operación que le cambió la vida, y que, ahora cuenta su experiencia, pues, aunque todos los doctores lo daban por muerto, goza de un perfecto estado de salud.

El señor Manilla originario de Cuautepec de Hinojosa, narró para El Sol de Tulancingo, cómo cambió su vida desde hace casi dos años que fue diagnosticado enfermo y necesitaba una operación de emergencia.

“Fue algo inusual y exprés, comencé a tener problemas de equilibrio, dos o tres veces me caí en las calles de mi pueblo de origen, afortunadamente un ciudadano me ayudó. Mis familiares me llevaron al médico, me canalizaron y me dijeron que me tenían que operar de inmediato, mi corazón estaba fallando”, narró con claridad el profesor Manilla.

El señor agradece a las personas que sin dudarlo lo auxiliaron en la calle, y principalmente al personal que lo atendió en el Hospital de la Raza, donde fue intervenido por manos de un doctor hidalguense, a sólo 20 días después de su diagnóstico.

“Gracias a la atención inmediata que me dieron podemos estar hoy platicando (…) es una experiencia, es una segunda oportunidad de vida, que quisiera yo aprovecharla en favor de la juventud y la educación por que yo soy maestro y también el cronista vitalicio de Cuautepec”.

A su pensar, cree que lo vieron tan delicado de salud que lo operaron de inmediato. En algún hospital privado, la intervención a la que fue sometido ronda en los 500 mil pesos, pero afortunadamente no tuvo la necesidad de pagarlos.

“Esa una operación de alto riesgo, de hecho, el internista me dijo que si me operaba iba a fallecer, y pues ni una cosa ni otra, afortunadamente estoy con muchas ganas de vivir, hago mucho ejercicio, camino, salgo a platicar con mis amigos y ex alumnos”, mencionó el sobreviviente, quien espera vivir 15 o 20 años más.

Por la delicadeza de su operación que consistió en instalarle un stent biológico por las anomalías que presentaba en tres válvulas de su corazón, su vida ahora debe de transcurrir en completa paz y tranquilidad, pues por indicaciones de sus médicos no puede hacer fuerzas, tener emociones fuertes y mejorar su estilo de vida.

De acuerdo con la Fundación Española del Corazón, las prótesis valvulares para este órgano, existen de dos tipos: las mecánicas y las biológicas, está última que es con la que cuenta el profesor Manilla, están hechas de tejido animal (cerdo o vaca) o humano, aunque él prefirió no abundar de cual es la suya.

“El stent es lo que me permite estar vivo, ¿cuánto tiempo va a durar esa valvula? no lo sé, pero espero que unos 15 0 20 años más”, mencionó.

A sus 77 años de edad, el profesor Ignacio Roberto Manilla Hernández, aconseja a la población con pocas ganas de vivir que no se depriman, que escuchen un buen fondo musical, leer un buen libro, plantar un árbol, pues hay un proverbio que dice: lo que se siembra se cosecha.


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