En los últimos 50 años se ha perdido más de la mitad del bosque mesófilo de montaña de la sierra Otomí-Tepehua, principalmente por la tala clandestina, reveló David Cañedo Escárcega, docente y promotor ambiental de la región Otomí-Tepehua.
“En la sierra Otomí-Tepehua, todo lo que el bosque mesófilo de montaña o bosque de niebla de altura, lo que es la vertiente de la sierra madre oriental que da hacia el Golfo de México ha habido mucha deforestación”, lamentó.
Cañedo Escárcega, atribuyó que la tala ilegal se da en esta región porque muchas veces la gente no tiene otros medios para subsistir, “hay gente que se dedica a la tala clandestina, es su único ingreso, porque no hay programas que los apoyen, no hay nada, y la deforestación sigue paso a paso”.
Destacó que hay deforestación en gran escala y en pequeña, pero en la región se da “poco a poco, pero constante”, en los municipios de Tenango de Doria, San Bartolo Tutotepec y Huehuetla.
La tala de árboles sin control, refirió que provoca severos daños al ecosistema, perdida de la biodiversidad, que disminuya la presencia de lluvias y la escasez del agua, aunado al crecimiento poblacional.
Señaló que para contener esta problemática no hay medidas efectivas, “porque si vas a poner una queja en el departamento de ecología, solo te toman la queja, la archivan, pero no se actúa”, mientras que en la PROFEPA, dijo que no cuentan con personal suficiente para atender las quejas que reciben.
Recordó que hace varios años una persona se puso a “lotear” el bosque, “vendió cientos de lotes”, de hectáreas de bosque de niebla sin tener ningún permiso de cambio de uso de suelo, ni otro tipo de permisos.
“Es una situación compleja para frenar la tala clandestina cuando las mismas leyes no son funcionales, efectivas, no hay medio de ponerlas en práctica”, lamentó.
Señaló que hay apatía por parte de la población para poder parar la tala clandestina, a lo que se suma, a que hay corrupción por parte de las autoridades para llevar a cabo esta práctica irregular que afecta al medio ambiente.
“Es una situación bastante compleja, así como van las cosas, el bosque sigue desapareciendo por todas partes, si le llevó 50 años para perderse la mitad del bosque, la otra parte no va a durar otros 50 años, en 20 o 30 años vamos a ver una reducción dramática de lo que queda. Este proceso no se está frenando sino que se está acelerando”, finalizó.