Las azoteas verdes tienen múltiples beneficios, retienen el agua de lluvia, purifican el aire, regulan la temperatura y ahorran energía, por ello combaten la contaminación atmosférica, mediante la captura de dióxido de carbono y la producción de oxígeno.
Al respecto, las académicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Margarita Collazo Ortega, miembro del Departamento de Biología Comparada y Eréndira Arellano Leyva, perteneciente al Posgrado en Ciencias de la Tierra dijeron que estos espacios, tienen la capacidad de captación de cadmio, cobalto, cromo, manganeso, níquel, plomo, bario, titanio y zinc.
En el marco de la conferencia conjunta “Las azoteas verdes y su papel en el mejoramiento de la calidad de vida de la CDMX”, dieron a conocer que las plantas óptimas para estos proyectos suelen ser las que absorben agua, como las crasuláceas.
“Son plantas que han estado muchos años en las azoteas verdes y no muestran una afectación, toleran las concentraciones de metales en suelo y restringen su absorción, manteniéndolo generalmente en la raíz”, mencionó Arellano Leyva.
Asimismo, la posgraduada en Ciencias de la Tierra, externó que incluso, mitigan inundaciones en las zonas urbanas, “Cuando cae la lluvia en una azotea verde transita por la vegetación, pasa al sustrato y a la malla geotextil, esto ayuda a aminorar eventos muy fuertes de precipitación”, dijo.
Por su parte, Collazo Ortega indicó que la emisión anual de CO2 es de 357 millones de toneladas en nuestro país y en la Ciudad de México supera 22 millones, “Es vital que se transformen esos panoramas habitacionales que carecen de vegetación, porque tenemos una ciudad gris en gran porcentaje, debido a la pérdida de áreas verdes, así como al aumento de la población, las construcciones y la pavimentación”, alertó.
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Expresó que son una buena estrategia para capturar contaminantes atmosféricos durante la época de sequía y lluvias, “Su comportamiento depende de las características de la vegetación, la composición y propiedades del sustrato, así como de las prácticas de mantenimiento, procesos de degradación de materia orgánica y a la presencia de micro y macro-nutrientes”, detalló la investigadora.