Anastacia López Pérez, vive en la comunidad de El Mezquital, San Salvador, Hidalgo, donde comparte con su familia sus días, camina despacio ayudada con su bordón mientras que con otra mano su hija la conduce hacia su dormitorio para que descanse.
Anastacia tiene 113 años, así vivió la Revolución Mexicana
Tiene 113 años, en su infancia vivió experiencias angustiantes durante el periodo de la Revolución Mexicana, pues en ese tiempo junto a su familia tenían que huir al cerro cuando llegaban los federales a caballo para robarse las gallinas, el maíz, y a la mujeres para que les cocinaran.
Su familia comentó que no come carnes, embutidos y lácteos, sus dieta se basa en comer lo que la naturaleza ofrece en estas tierras áridas: quelites, malvas, xoconostle, aguamiel, nopales, flor de sábila o flor de garambullo, todo esto guisado a las brazas con poca sal.
Cuando niña, aprendió a tejer e hilar el zanthe, con el que fabricaban ayates para ranchear en los tianguis, con estas ventas sostenía a su familia; también hacia escobetillas, escobas de popotes, trabajaba la lechuguilla y de las piedras blancas del cerro preparaban la cal, que se utiliza en la cocción del nixtamal.
Sus oídos aún escuchan palabras en hñahñu
Las hijas de Anastacia tuvieron que registrar a su mamá en el registro civil en el momento que necesitaron realizar trámites oficiales, ya que su nombre no apareció en el libro, por lo que recorrieron los municipios del Valle del Mezquital y fue en Santiago de Anaya donde encontró el registro de su familia.
En la pandemia del Coronavirus ocasionada por la Covid-19 enfermó de gripa, por lo que estuvo en cama por más de cuatro días, tiempo en el que no comió nada, ya que no tenía apetito, sus familiares temieron lo peor.
Cada día se siente más cansada, pero con la fe en San Sebastián (Santo Patrono de la comunidad) de que le permitirá vivir un día a la vez, sus ojos aún distinguen a su familia, su voz es fuerte y sus oídos aún escuchan palabras en hñahñu, los doctores les han dicho que no padece ninguna enfermedad.
Anastacia López, aún convive con su familia que ha crecido a través de los años, al día de hoy son 4 hijos, 7 nietos y 12 bisnietos, en su mirada se ve felicidad y fuerza para vivir, pero el paso del tiempo no perdona, y su familia teme que pronto pase a mejor vida.
Con ella se irán un cúmulo de experiencias, vivencias y una cosmogonía de un pueblo ancestral, que aún conserva el respeto a sus mayores, que saben hilar el ixtle, que saben raspar el maguey y saben trabajar para brindar el mejor mañana a sus descendientes.