Fue hasta después de las doce del día de este domingo de Navidad que comenzaron a llenarse las calles con familias y autos, puesto que las horas de la mañana fueron desérticas al menos para el centro de la ciudad. Y es que sobre las carreteras ni siquiera los barbacoyeros abrieron temprano, ellos también se tomaron hasta al menos las nueve o diez.
En un recorrido por las calles de principal acceso al centro, se constató que la entrada del lado del crucero de Acatlán sobre la calle Morelos y hasta el museo del Ferrocarril fue de las más desérticas, dado que tanto esta así como las vialidades aledañas estaban vacías. Se contaron tan solo cinco autos circulando en un lapso de al menos veinte minutos.
A través de esta calle no había un solo establecimiento abierto, además de que las personas caminando también se contaban con los dedos de una mano. Sobre la conocida calzada 5 de mayo también era escaso el paso de vehículos pese a que es una de las de mayor tránsito por su practicidad para atravesar la ciudad de lado a lado sin necesidad de ingresar al centro.
Ya en el primer cuadro, tanto las vías de Hidalgo, Morelos, Ocampo, Juárez y Libertad apenas y lucían con una o dos unidades de transporte público, que por cierto esperaban más minutos de lo habitual para cargar algo de pasaje. Por tal motivo, las pocas combis se iban medianamente llenas, mayormente de personas que sí trabajaron hoy.
En el jardín de la Floresta también era poca la gente, sin embargo, el ritmo empezó a fluir con las campanadas de la Catedral que llamó a misa de las once. Fue hasta ese momento que las calles cobraron vida, pues comerciantes que se ponen a las afueras de la iglesia se instalaron para la venta de alimentos. Ya al mediodía se observó mayor presencia de familias por las calles así como de comercios.