/ viernes 8 de diciembre de 2023

12 de diciembre: Compromiso fe y devoción a la Virgen de Guadalupe el acto de vestir a los pequeñines

Aunque no hay regla escrita, de generación en generación se ha transmitido que la manta es por 3 años consecutivos 

En la fe católica, existe una costumbre que impone a los padrinos la responsabilidad de vestir a los niños durante tres años seguidos, como parte de la celebración en honor a la Virgen de Guadalupe, que tiene lugar cada 12 de diciembre.

Este compromiso simboliza un acto de devoción y agradecimiento hacia la Virgen, considerada una figura muy venerada en la religión católica. La elección de la vestimenta para los pequeños se percibe como un gesto simbólico que busca la protección y la bendición de la Virgen sobre ellos.

El ritual de vestir a los niños por tres años consecutivos refleja la importancia de la continuidad y la constancia en la práctica de la fe. La devoción a la Virgen de Guadalupe, un símbolo emblemático en la cultura católica latinoamericana, se manifiesta no sólo en prácticas rituales, sino también en expresiones de gratitud y reverencia. La tradición de vestir a los niños durante tres años consecutivos agrega un componente tangible y simbólico a la conexión espiritual entre los fieles y la Virgen, convirtiéndose en un recordatorio continuo de la importancia de la fe y la protección divina en la vida de los más jóvenes.

En ese sentido y desde el pasado lunes cuatro de diciembre y hasta el martes 12 del mismo mes, decenas de mujeres, provenientes principalmente del municipio vecino de Acaxochitlán, se congregan en la calle de Libertad en el centro de Tulancingo, con la intención de vender la vestimenta típica de las “Lupitas” y “Juan Diegos”.

Este año los precios oscilan entre los 290 el paquete completo para niño y 350 para niña. El primero incluye el pantalón y camisa de manta, huaraches, fajilla, sombrero, guacal y jorongo.

En el caso de la vestimenta para las niñas, el paquete incluye falda y blusa, o en todo caso vestido, rebozo, huaraches, collares, trenzas y fajilla.

Estas vestimentas con las que se acostumbra caracterizar a niños pequeños en honor o agradecimiento de los favores concedidos de la virgen de Guadalupe, a quién se le festejará el próximo 12 de diciembre, aún son hechos de manera artesanal en su mayoría. Aunque en entrevista, algunas de ellas, dijeron que ya se han adentrado al mundo de la manufactura motorizada y comienzan a meter máquinas para la rápida elaboración de sus mercancías.


En la fe católica, existe una costumbre que impone a los padrinos la responsabilidad de vestir a los niños durante tres años seguidos, como parte de la celebración en honor a la Virgen de Guadalupe, que tiene lugar cada 12 de diciembre.

Este compromiso simboliza un acto de devoción y agradecimiento hacia la Virgen, considerada una figura muy venerada en la religión católica. La elección de la vestimenta para los pequeños se percibe como un gesto simbólico que busca la protección y la bendición de la Virgen sobre ellos.

El ritual de vestir a los niños por tres años consecutivos refleja la importancia de la continuidad y la constancia en la práctica de la fe. La devoción a la Virgen de Guadalupe, un símbolo emblemático en la cultura católica latinoamericana, se manifiesta no sólo en prácticas rituales, sino también en expresiones de gratitud y reverencia. La tradición de vestir a los niños durante tres años consecutivos agrega un componente tangible y simbólico a la conexión espiritual entre los fieles y la Virgen, convirtiéndose en un recordatorio continuo de la importancia de la fe y la protección divina en la vida de los más jóvenes.

En ese sentido y desde el pasado lunes cuatro de diciembre y hasta el martes 12 del mismo mes, decenas de mujeres, provenientes principalmente del municipio vecino de Acaxochitlán, se congregan en la calle de Libertad en el centro de Tulancingo, con la intención de vender la vestimenta típica de las “Lupitas” y “Juan Diegos”.

Este año los precios oscilan entre los 290 el paquete completo para niño y 350 para niña. El primero incluye el pantalón y camisa de manta, huaraches, fajilla, sombrero, guacal y jorongo.

En el caso de la vestimenta para las niñas, el paquete incluye falda y blusa, o en todo caso vestido, rebozo, huaraches, collares, trenzas y fajilla.

Estas vestimentas con las que se acostumbra caracterizar a niños pequeños en honor o agradecimiento de los favores concedidos de la virgen de Guadalupe, a quién se le festejará el próximo 12 de diciembre, aún son hechos de manera artesanal en su mayoría. Aunque en entrevista, algunas de ellas, dijeron que ya se han adentrado al mundo de la manufactura motorizada y comienzan a meter máquinas para la rápida elaboración de sus mercancías.


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