Con un simpático exhorto a fieles católicos para que acudan a los templos dedicados a María de Guadalupe, monseñor Domingo Díaz Martínez, Arzobispo de la Arquidiócesis de Tulancingo, aseguró que la bendición de la Virgen “no llega por internet”, pues “hay que venir a verla, que todos vengan a verla”.
Un altar repleto de rosas, girasoles, entre otras flores aromáticas, así como cientos de lucecitas navideñas y una gran corona de adviento igualmente envuelta en luceros decembrinos, fue la portada con que la nueva Villita de San José recibió a los más de 500 feligreses que llegaron a la Solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe.
Aunque de inicio la entrada de personas parecía quedarse corta en comparación con anteriores festejos en honor a la Guadalupana, bastó el repicar de las campanas para que poco a poco llegaran católicos de las colonias aledañas al recién remodelado templo, tales como Habitacional del Bosque, San José, Bosques de Santiago, Arboledas, Rojo Gómez, por mencionar algunos.
Encabezada por monseñor Domingo así como por el párroco de San José, Jaime Marín, la misa empezó a las ocho de la mañana y pronto se llenó con personas de todas las edades que fervientemente cargaban imágenes, crucifijos, cirios y hasta hubo infantes que llegaron con la tradicional indumentaria indígena para recordar a San Juan Diego.
“Fue un día como hoy pero de hace 492 años, más o menos a esta hora, que Juan Diego se encontró a la Virgen allá en el Tepeyac”, recordó Monseñor durante la homilía. Insistió en que la Guadalupana llegó a México para que “vivamos mejor”, mismo fin que conserva hasta nuestros días.
“Mentira, amenazas, pobreza, robos, desaparecidos, muerte, mentiras, son males que duelen a México. Ella nos va a ayudar pero hay que poner nuestra parte. Para estar mejor, México necesita gente buena, gente trabajadora y gente preparada”, abundó el clérigo. Dijo que para aquellos que obran con maldad, les aguarda un fin repleto de “oscuridad”, toda vez que “no colaboraron para que a México le vaya mejor”, sentenció.
Para el cierre de la celebración, el Santuario ya estaba abarrotado de devotos, quienes aprovecharon que se retiraron todas las bancas del recinto para de pie acomodarse y entonar fuertemente Las Mañanitas a la Virgen, momento en que ambos clérigos voltearon su mirada hacia la imagen de la tilma de Juan Diego. Con pirotecnia y campanas, así comenzó el día en que por primera vez se festeja a María de Guadalupe en el remodelado Santuario, templo de mayor magnitud que se dedica a esta advocación de la Virgen en el Valle de Tulancingo.