/ viernes 28 de julio de 2023

Un lugar lleno de lugares: celebran con exposición 65 años del Museo Frida Kahlo

Un lugar lleno de lugares: la Casa Azul muestra al visitante los usos que el recinto ha tenido y cómo se relaciona con la vida de la artista

A 65 años de que la casa donde la pintora Frida Kahlo vivió 36 años de sus 47 años de vida, primero con su familia y después con el muralista Diego Rivera, se convirtiera en un espacio museístico, se inaugura la exposición Un lugar lleno de lugares: la Casa Azul, que muestra los diferentes usos que tuvo y su relación con la artista más famosa de México.

“Finalmente este edificio fue muchas cosas para Frida Kahlo. De eso se trata esta exposición, de reflexionar todos los significados que tuvo la Casa Azul para Frida, para todos los que fueron sus habitantes, así como para los nuevos que hoy llenamos estos muros, tanto los trabajadores, como los miles de visitantes que recibimos a diario”, declaró Perla Labarthe, directora general del Museo Frida Kahlo, en recorrido de prensa por esta exhibición que permanecerá abierta hasta el 14 de enero de 2024.

Puede interesarte: Qué eran los museos antes de ser museos: Museo Frida Kahlo

Con más de 200 piezas en exhibición, de las cuales 15 jamás habían sido expuestas y 40 que tenían bastante tiempo de no ser mostradas en la exposición permanente del museo; Un lugar lleno de lugares... se divide en siete núcleos temáticos, los cuales rememoran ―por primera vez como un solo discurso museográfico― a la casa como museo, hogar, ventana al mundo, refugio, declaración ideológica, punto de encuentro y memoria viva.

EL MUSEO Y SU INAUGURACIÓN

La exhibición comienza con el proceso fundacional del museo, con la creación del Fideicomiso con el Banco de México que creó Diego Rivera, para que los objetos en la Casa Azul y en el Museo Anahuacalli quedaran bajo resguardo y abiertos al público. De este hecho, hay una nota periodística, de 1955, en la que hay una declaración de Diego Rivera, en la que habla del destino de la mítica casa en Coyoacán: “Será un museo exclusivamente dedicado para su obra y que llevará su nombre. Es el tributo que rindo a la mujer genial que más he amado y admirado en mi vida”.

Además de fotografías antiguas del edificio y distintos planos históricos de su arquitectura ―entre ellos uno que hizo la propia Frida― se muestra un original y una lectura dramatizada de la Carta a Frida Kahlo en el corazón de los mexicanos, escrita por el poeta mexicano Carlos Pellicer, donde, como museógrafo a cargo de la transformación del recinto, explica de los cambios y permanencias que éste tendría.

Foto. Cortesía del Museo Frida Kahlo

Junto a este, hay una nota escrita por la periodista y escritora Elena Poniatowska, donde habla de la entonces próxima apertura del museo, que abrió sus puetas el 30 de julio de 1958; y la destaca la libreta de visitantes de la inauguración del museo ―la cual es una de la piezas que se exhiben por primera vez―y el primer catálogo del mismo.

EL HOGAR Y LA FAMILIA

Con algunas fotografías inéditas y otras que han permanecido en la exposición permanente del museo, la exhibición se detiene a mostrar tomas en la que aparece la pintora junto a su familia en varios lugares del museo, así como algunas pinturas donde éstos mismos se ven retratados. Una de las que destacan es un óleo sobre tela y masonite, que frita no pudo concluir, la cual comenzó a pintar en 1907.

LUGAR DE DESCUBRIMIENTOS

Como una “ventana al mundo”, la muestra explica el modo en que la Casa Azul se volvió el primer lugar de acercamiento al conocimiento y el arte. De éste se exhiben algunas fotografías del padre de Frida Kahlo, el fotógrafo germano-mexicano Guillermo Kahlo, personaje que la incitó al conocimiento. Para ilustrar esa relación se muestra el microscopio que éste le regaló a su hija, así como varios documentos y dibujos que Guillermo realizaba cotidianamente.

También se pueden observar algunos libros que forman parte de la biblioteca que conformaron ambos -entre ellos El Capital de Karl Marx y Sobre la literatura y el arte, del mismo Marx y Engels-, la cual está bajo resguardo del museo y llega a un total de dos mil 700 volúmenes. Sobre esta biblioteca, Perla Labarthe, comentó que está pasando por un proceso de restauración catalogación y próxima digitalización para su consulta virtual.

El visitante podrá ver los documentos académicos de Frida, de cuando iba a la primaria y a la Escuela Nacional Preparatoria (ENP); así como varias notas en las que se le amonestaba por “su mala conducta”, principalmente durante su educación primaria. A estos los acompañan una serie de pinceles, tubos de óleo y frascos de pintura acrílica.

“Lo que queremos decir con estos objetos es que este fue el lugar en el que aprendió, pero también con el que se acercó al arte. Para ella todo era un medio para pintar, estampitas, óleos, diamantinas, pinturas Vinci”, explicó Claudia Romo, curadora y responsable de exposiciones del MFK, quien puntualizó que la intención de exhibir esto es “darle la mención humana a Kahlo, por lo que la exposición tiene esos ‘guiños’ referentes a su personalidad irreverente y rebelde que fue formando a lo largo del tiempo, desde chiquita”.

EL REFUGIO Y EL AUTOCONOCIMIENTO

Con la exhibición de fotografías del proceso por el que Frida Kahlo tuvo que pasar tras el accidente de autobús en 1925, que terminó por provocarle fracturas en la columna vertebral, así como reproducciones de obra y los famosos aparatos con los que sobrellevó su recuperación, -entre ellos los corsés que ella misma intervino, y ahora regresan a Casa Azul después de exhibirse en el extranjero-la exposición da fe del otro proceso que Frida cruzó para convertirse de lleno al arte y en la búsqueda de sí misma.

Foto. Museo Frida Kahlo

“Después del accidente a los 18 años, cambió su vida. Si bien ya había pintado y hacía algunos esbozos, no pensaba que su vida o su carrera iba ser artística, ella pensaba que sería la medicina. Y este lugar es donde se recupera y tiene sus primeras lecciones de resiliencia, donde ella empieza a entenderse a sí misma. Este camino del autoconocimiento, a través de la reflexión la lleva a la auto representación”, dice Perla Labarthe, quien agrega que está sección está acompañada de fragmentos del diario de Frida, así como de entrevistas en la que se hace evidente ese camino de reflexión.

En esta sección también se encuentran varios documentos de Frida, que registran el proceso de algunas pinturas como el del cuadro Moisés, encargado por Don José Domingo Lavín además de dos cuadros que la artista no terminó: un autorretrato de 1931 y una composición titulada Frida y la cesárea, de la misma fecha.

NO SÓLO ORNAMENTO

Objetos pertenecientes a la colección de arte tradicional y prehispánico del museo, los cuales le fueron regalados a la pintora o fueron adquiridos por ella y los habitantes de la casa, también son exhibidos. Además de fotos con algunas de estas piezas y cuadros que Frida pintó más que como ejercicios, como pate íntegra de su obra.

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“Todos estos objetos son los que eran sus enseres domésticos, su andar cotidiano, su vida. Hemos incluido ejercicios visuales en los que Frida inmortalizó estos objetos. Finalmente eran más que decoración para Frida, eran una declaración ideológica, que reflejaban su identidad y orgullo”, agregó la directora.

“El que el museo cumpla 65 años es un momento de mucha celebración, de agradecimiento, pero también de reflexión. Los museos conservamos nuestras colecciones y nuestros acervos para que los disfruten generaciones más adelante. Esa es la proyección que tenemos, por un lado, pero por el otro es el de mejorar la experiencia de nuestros visitantes”, finalizó Perla Labarthe.

A 65 años de que la casa donde la pintora Frida Kahlo vivió 36 años de sus 47 años de vida, primero con su familia y después con el muralista Diego Rivera, se convirtiera en un espacio museístico, se inaugura la exposición Un lugar lleno de lugares: la Casa Azul, que muestra los diferentes usos que tuvo y su relación con la artista más famosa de México.

“Finalmente este edificio fue muchas cosas para Frida Kahlo. De eso se trata esta exposición, de reflexionar todos los significados que tuvo la Casa Azul para Frida, para todos los que fueron sus habitantes, así como para los nuevos que hoy llenamos estos muros, tanto los trabajadores, como los miles de visitantes que recibimos a diario”, declaró Perla Labarthe, directora general del Museo Frida Kahlo, en recorrido de prensa por esta exhibición que permanecerá abierta hasta el 14 de enero de 2024.

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Con más de 200 piezas en exhibición, de las cuales 15 jamás habían sido expuestas y 40 que tenían bastante tiempo de no ser mostradas en la exposición permanente del museo; Un lugar lleno de lugares... se divide en siete núcleos temáticos, los cuales rememoran ―por primera vez como un solo discurso museográfico― a la casa como museo, hogar, ventana al mundo, refugio, declaración ideológica, punto de encuentro y memoria viva.

EL MUSEO Y SU INAUGURACIÓN

La exhibición comienza con el proceso fundacional del museo, con la creación del Fideicomiso con el Banco de México que creó Diego Rivera, para que los objetos en la Casa Azul y en el Museo Anahuacalli quedaran bajo resguardo y abiertos al público. De este hecho, hay una nota periodística, de 1955, en la que hay una declaración de Diego Rivera, en la que habla del destino de la mítica casa en Coyoacán: “Será un museo exclusivamente dedicado para su obra y que llevará su nombre. Es el tributo que rindo a la mujer genial que más he amado y admirado en mi vida”.

Además de fotografías antiguas del edificio y distintos planos históricos de su arquitectura ―entre ellos uno que hizo la propia Frida― se muestra un original y una lectura dramatizada de la Carta a Frida Kahlo en el corazón de los mexicanos, escrita por el poeta mexicano Carlos Pellicer, donde, como museógrafo a cargo de la transformación del recinto, explica de los cambios y permanencias que éste tendría.

Foto. Cortesía del Museo Frida Kahlo

Junto a este, hay una nota escrita por la periodista y escritora Elena Poniatowska, donde habla de la entonces próxima apertura del museo, que abrió sus puetas el 30 de julio de 1958; y la destaca la libreta de visitantes de la inauguración del museo ―la cual es una de la piezas que se exhiben por primera vez―y el primer catálogo del mismo.

EL HOGAR Y LA FAMILIA

Con algunas fotografías inéditas y otras que han permanecido en la exposición permanente del museo, la exhibición se detiene a mostrar tomas en la que aparece la pintora junto a su familia en varios lugares del museo, así como algunas pinturas donde éstos mismos se ven retratados. Una de las que destacan es un óleo sobre tela y masonite, que frita no pudo concluir, la cual comenzó a pintar en 1907.

LUGAR DE DESCUBRIMIENTOS

Como una “ventana al mundo”, la muestra explica el modo en que la Casa Azul se volvió el primer lugar de acercamiento al conocimiento y el arte. De éste se exhiben algunas fotografías del padre de Frida Kahlo, el fotógrafo germano-mexicano Guillermo Kahlo, personaje que la incitó al conocimiento. Para ilustrar esa relación se muestra el microscopio que éste le regaló a su hija, así como varios documentos y dibujos que Guillermo realizaba cotidianamente.

También se pueden observar algunos libros que forman parte de la biblioteca que conformaron ambos -entre ellos El Capital de Karl Marx y Sobre la literatura y el arte, del mismo Marx y Engels-, la cual está bajo resguardo del museo y llega a un total de dos mil 700 volúmenes. Sobre esta biblioteca, Perla Labarthe, comentó que está pasando por un proceso de restauración catalogación y próxima digitalización para su consulta virtual.

El visitante podrá ver los documentos académicos de Frida, de cuando iba a la primaria y a la Escuela Nacional Preparatoria (ENP); así como varias notas en las que se le amonestaba por “su mala conducta”, principalmente durante su educación primaria. A estos los acompañan una serie de pinceles, tubos de óleo y frascos de pintura acrílica.

“Lo que queremos decir con estos objetos es que este fue el lugar en el que aprendió, pero también con el que se acercó al arte. Para ella todo era un medio para pintar, estampitas, óleos, diamantinas, pinturas Vinci”, explicó Claudia Romo, curadora y responsable de exposiciones del MFK, quien puntualizó que la intención de exhibir esto es “darle la mención humana a Kahlo, por lo que la exposición tiene esos ‘guiños’ referentes a su personalidad irreverente y rebelde que fue formando a lo largo del tiempo, desde chiquita”.

EL REFUGIO Y EL AUTOCONOCIMIENTO

Con la exhibición de fotografías del proceso por el que Frida Kahlo tuvo que pasar tras el accidente de autobús en 1925, que terminó por provocarle fracturas en la columna vertebral, así como reproducciones de obra y los famosos aparatos con los que sobrellevó su recuperación, -entre ellos los corsés que ella misma intervino, y ahora regresan a Casa Azul después de exhibirse en el extranjero-la exposición da fe del otro proceso que Frida cruzó para convertirse de lleno al arte y en la búsqueda de sí misma.

Foto. Museo Frida Kahlo

“Después del accidente a los 18 años, cambió su vida. Si bien ya había pintado y hacía algunos esbozos, no pensaba que su vida o su carrera iba ser artística, ella pensaba que sería la medicina. Y este lugar es donde se recupera y tiene sus primeras lecciones de resiliencia, donde ella empieza a entenderse a sí misma. Este camino del autoconocimiento, a través de la reflexión la lleva a la auto representación”, dice Perla Labarthe, quien agrega que está sección está acompañada de fragmentos del diario de Frida, así como de entrevistas en la que se hace evidente ese camino de reflexión.

En esta sección también se encuentran varios documentos de Frida, que registran el proceso de algunas pinturas como el del cuadro Moisés, encargado por Don José Domingo Lavín además de dos cuadros que la artista no terminó: un autorretrato de 1931 y una composición titulada Frida y la cesárea, de la misma fecha.

NO SÓLO ORNAMENTO

Objetos pertenecientes a la colección de arte tradicional y prehispánico del museo, los cuales le fueron regalados a la pintora o fueron adquiridos por ella y los habitantes de la casa, también son exhibidos. Además de fotos con algunas de estas piezas y cuadros que Frida pintó más que como ejercicios, como pate íntegra de su obra.

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“Todos estos objetos son los que eran sus enseres domésticos, su andar cotidiano, su vida. Hemos incluido ejercicios visuales en los que Frida inmortalizó estos objetos. Finalmente eran más que decoración para Frida, eran una declaración ideológica, que reflejaban su identidad y orgullo”, agregó la directora.

“El que el museo cumpla 65 años es un momento de mucha celebración, de agradecimiento, pero también de reflexión. Los museos conservamos nuestras colecciones y nuestros acervos para que los disfruten generaciones más adelante. Esa es la proyección que tenemos, por un lado, pero por el otro es el de mejorar la experiencia de nuestros visitantes”, finalizó Perla Labarthe.

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