/ martes 7 de abril de 2020

La triste realidad

La crisis sanitaria que está sufriendo el mundo por el Coronavirus COVID-19, que, al momento de escribir este artículo, acumula ya 1, 309,439 casos confirmados y 72, 638 defunciones. En cuanto a las repercusiones económicas, hasta los más optimistas, vaticinan una recesión global, pues la pandemia ha provocado nerviosismo en los mercados financieros, fuga de capitales y devaluación frente al dólar.

Nuestro país no es ajeno a esta situación; al momento se han confirmado 2,143 casos, 94 fallecimientos, 1,416 casos se mantienen activos y se han recuperado 633 pacientes, ésta última cifra, por cierto, no ha variado desde hace varios días.

En Estados Unidos, nuestro principal socio comercial y con el que compartimos la frontera más transitada del mundo, se han registrado 337, 971 casos y 9, 654 muertos; solo en el estado de California se han producido 15, 158 casos y un total de 350 fallecidos, mientras que, en Texas, se reportan a la fecha 7,294 casos y 140 defunciones.

Este panorama no es nada alentador. En el caso mexicano, además de la crisis sanitaria, estamos atravesando por serias dificultades financieras, debido a la insistencia del actual gobierno de basar nuestra economía en la producción del petróleo: aunque el precio del barril de petróleo proyectado por la Secretaría de Hacienda para efectos del PEF 2020 fue de 49 dólares, hoy el precio de la mezcla mexicana apenas ronda los 20.48 dólares, además de lo anterior, el precio del dólar se encuentra al alza lindando los 25 pesos, sin que exista, hasta el momento una estrategia para proteger los empleos de millones de mexicanos. Ante todo, esto, la angustia y el desaliento se ha ido apoderando de los mexicanos.

Ayer al rendir su quinto “informe”, el Presidente López Obrador tuvo la enorme oportunidad de asumirse como el Jefe de Estado que el país necesita en estos momentos cruciales, sin embargo, optó por un mensaje que exhibió su incapacidad para entender la gravedad de la situación que enfrentamos.

El plan de rescate que ofreció ayer a los mexicanos, no mostró ninguna señal de que permita inferir que habrá una reactivación de la economía. Entre las líneas de acción que propuso, sólo recicló lo ya existente, más becas a ninis, las cuales quiere equiparar a nuevos empleos, sin serlo, anunció que los servidores públicos de cierto nivel dejaran de recibir el aguinaldo, lo cual es contrario a la ley y a los Derechos Humanos amparado constitucionalmente; se mantendrán sus absurdos proyectos de Dos Bocas y el Tren Maya el rescate de PEMEX empresa que ha dejado de ser viable; anunció que se dejarán de pagar viáticos, los cuales se dejaron de cubrir desde el inicio de su administración, se rifarán más bienes enajenadas sin observar las disipaciones legales y sin respetar los derechos que pudieran sobrevenir a los afectados.

Sistemáticamente se ha negado a considerar las peticiones de los empresarios, los cuales, solo quieren diferir el pago de impuestos para seguir sosteniendo la planta productiva; negar este apoyo a los empresarios, con la errónea apreciación de que se trata de un nuevo Fobaproa, del cual por cierto no entiende el fondo, generará pérdida de millones de empleos y lejos de rescatar al pueblo bueno y sabio, lo habrá condenado a vivir sin futuro.

Lo que esperábamos escuchar, era el plan de un líder consciente de su momento y de su responsabilidad histórica, pero no, prefirió el revanchismo y responsabilizar a otros de sus propios errores e incompetencia.

López Obrador asumió el poder legitimado por el voto de más de 30 millones de personas que confiaron en él, 30 millones de almas que vieron en él “un rayito de esperanza” de alcanzar un México mejor y más justo; hoy López ha dilapidado el capital político por el que trabajo por casi 20 años, porque nunca entendió que no estaba preparado para asumir el cargo más importante y de mayor compromiso con la Nación.

Sus ideas viejas y anquilosadas, no nos servirán para salir de la crisis severa en la que nos encontramos, por el contrario, nos hundirán más y la recuperación será tan difícil, porque para cuando nos hayamos librado de su gobierno, habremos retrocedido a los años 70’s.

Pero tampoco nos debemos sorprender: López es fiel a su ideología fascista, aunque 30 millones de personas creyeron que podría cambiar. Demasiada candidez.

Decía Don Manuel Gómez Morin: “Que no haya ilusos, para que no haya desilusionados”.

Años más, tarde en su campaña presidencial, Manuel Clouthier expresaba: “Tanta ciudadanía como sea posible, y solo tanto gobierno como sea necesario”.

Hoy, ambas frases están más vigentes que nunca.

La crisis sanitaria que está sufriendo el mundo por el Coronavirus COVID-19, que, al momento de escribir este artículo, acumula ya 1, 309,439 casos confirmados y 72, 638 defunciones. En cuanto a las repercusiones económicas, hasta los más optimistas, vaticinan una recesión global, pues la pandemia ha provocado nerviosismo en los mercados financieros, fuga de capitales y devaluación frente al dólar.

Nuestro país no es ajeno a esta situación; al momento se han confirmado 2,143 casos, 94 fallecimientos, 1,416 casos se mantienen activos y se han recuperado 633 pacientes, ésta última cifra, por cierto, no ha variado desde hace varios días.

En Estados Unidos, nuestro principal socio comercial y con el que compartimos la frontera más transitada del mundo, se han registrado 337, 971 casos y 9, 654 muertos; solo en el estado de California se han producido 15, 158 casos y un total de 350 fallecidos, mientras que, en Texas, se reportan a la fecha 7,294 casos y 140 defunciones.

Este panorama no es nada alentador. En el caso mexicano, además de la crisis sanitaria, estamos atravesando por serias dificultades financieras, debido a la insistencia del actual gobierno de basar nuestra economía en la producción del petróleo: aunque el precio del barril de petróleo proyectado por la Secretaría de Hacienda para efectos del PEF 2020 fue de 49 dólares, hoy el precio de la mezcla mexicana apenas ronda los 20.48 dólares, además de lo anterior, el precio del dólar se encuentra al alza lindando los 25 pesos, sin que exista, hasta el momento una estrategia para proteger los empleos de millones de mexicanos. Ante todo, esto, la angustia y el desaliento se ha ido apoderando de los mexicanos.

Ayer al rendir su quinto “informe”, el Presidente López Obrador tuvo la enorme oportunidad de asumirse como el Jefe de Estado que el país necesita en estos momentos cruciales, sin embargo, optó por un mensaje que exhibió su incapacidad para entender la gravedad de la situación que enfrentamos.

El plan de rescate que ofreció ayer a los mexicanos, no mostró ninguna señal de que permita inferir que habrá una reactivación de la economía. Entre las líneas de acción que propuso, sólo recicló lo ya existente, más becas a ninis, las cuales quiere equiparar a nuevos empleos, sin serlo, anunció que los servidores públicos de cierto nivel dejaran de recibir el aguinaldo, lo cual es contrario a la ley y a los Derechos Humanos amparado constitucionalmente; se mantendrán sus absurdos proyectos de Dos Bocas y el Tren Maya el rescate de PEMEX empresa que ha dejado de ser viable; anunció que se dejarán de pagar viáticos, los cuales se dejaron de cubrir desde el inicio de su administración, se rifarán más bienes enajenadas sin observar las disipaciones legales y sin respetar los derechos que pudieran sobrevenir a los afectados.

Sistemáticamente se ha negado a considerar las peticiones de los empresarios, los cuales, solo quieren diferir el pago de impuestos para seguir sosteniendo la planta productiva; negar este apoyo a los empresarios, con la errónea apreciación de que se trata de un nuevo Fobaproa, del cual por cierto no entiende el fondo, generará pérdida de millones de empleos y lejos de rescatar al pueblo bueno y sabio, lo habrá condenado a vivir sin futuro.

Lo que esperábamos escuchar, era el plan de un líder consciente de su momento y de su responsabilidad histórica, pero no, prefirió el revanchismo y responsabilizar a otros de sus propios errores e incompetencia.

López Obrador asumió el poder legitimado por el voto de más de 30 millones de personas que confiaron en él, 30 millones de almas que vieron en él “un rayito de esperanza” de alcanzar un México mejor y más justo; hoy López ha dilapidado el capital político por el que trabajo por casi 20 años, porque nunca entendió que no estaba preparado para asumir el cargo más importante y de mayor compromiso con la Nación.

Sus ideas viejas y anquilosadas, no nos servirán para salir de la crisis severa en la que nos encontramos, por el contrario, nos hundirán más y la recuperación será tan difícil, porque para cuando nos hayamos librado de su gobierno, habremos retrocedido a los años 70’s.

Pero tampoco nos debemos sorprender: López es fiel a su ideología fascista, aunque 30 millones de personas creyeron que podría cambiar. Demasiada candidez.

Decía Don Manuel Gómez Morin: “Que no haya ilusos, para que no haya desilusionados”.

Años más, tarde en su campaña presidencial, Manuel Clouthier expresaba: “Tanta ciudadanía como sea posible, y solo tanto gobierno como sea necesario”.

Hoy, ambas frases están más vigentes que nunca.

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