/ domingo 18 de julio de 2021

La cadena del poder en Hidalgo

Seguimos repasando la historia reciente del mando político en nuestro estado. Habíamos dicho la semana pasada que aparecía Adolfo Lugo Verduzco como Senador por el apoyo de su amigo Presidente Miguel de la Madrid.

Rossell hace un importante trabajo como gobernador, que hace exclamar al Presidente De la Madrid en una gira por nuestra entidad: “Hidalgo transformó a Rossell y Rossell transformó a Hidalgo”.

Al terminar el período del arquitecto, el Presidente De la Madrid impulsó a su amigo Lugo Verduzco para ser el candidato y luego gobernador de Hidalgo (el onceavo en la lista de la generación de Huichapan).

Parece ser que a don Adolfo no le atraía mucho el cargo pero no pudo decir que no y al llegar al poder, dio amplias facultades a algunos de sus colaboradores y él se colocó en un segundo plano. Con Lugo Verduzco en la gubernatura, el grupo está feliz, está en el poder.

Muchos de sus colaboradores son recomendados de Rojo Lugo y Humberto Lugo Gil vuelve al Senado en 1988, como premio de consolación. Fungen como diputados federales gente cercana y fiel al grupo.

El delfín de Rojo Lugo, Jesús Murillo Karam, es promovido a senador y se enfila para suceder a Lugo Verduzco en competencia con el permanente aspirante Humberto Lugo Gil. En 1992, el PRI, por decisión de Salinas de Gortari, destapa para la Gubernatura a Murillo, (ya es con él, una docena de mandatarios colocados por el grupo de Huichapan desde 1937). El grupo conserva el poder y Rojo Lugo impone funcionarios.

El hijo del Rojo Lugo, José Antonio Rojo, es nombrado al frente de la Secretaría de Desarrollo Social, dependencia que ejerce los cuantiosos recursos de la Política Social y controla todo el aparato de espionaje político.

La Cámara local se compone con cercanos y líderes regionales incondicionales. Así, a medio sexenio Murillo coloca al heredero del heredero, José Antonio Rojo, como Diputado Federal.

Al final de su régimen, Murillo, como operador, convoca para la sucesión a una consulta interna. Murillo apoya a Manuel Ángel Núñez Soto directa y abiertamente para sucederlo, un colaborador suyo, quien compitió con el senador Guadarrama. Seguiremos con el tema.

Seguimos repasando la historia reciente del mando político en nuestro estado. Habíamos dicho la semana pasada que aparecía Adolfo Lugo Verduzco como Senador por el apoyo de su amigo Presidente Miguel de la Madrid.

Rossell hace un importante trabajo como gobernador, que hace exclamar al Presidente De la Madrid en una gira por nuestra entidad: “Hidalgo transformó a Rossell y Rossell transformó a Hidalgo”.

Al terminar el período del arquitecto, el Presidente De la Madrid impulsó a su amigo Lugo Verduzco para ser el candidato y luego gobernador de Hidalgo (el onceavo en la lista de la generación de Huichapan).

Parece ser que a don Adolfo no le atraía mucho el cargo pero no pudo decir que no y al llegar al poder, dio amplias facultades a algunos de sus colaboradores y él se colocó en un segundo plano. Con Lugo Verduzco en la gubernatura, el grupo está feliz, está en el poder.

Muchos de sus colaboradores son recomendados de Rojo Lugo y Humberto Lugo Gil vuelve al Senado en 1988, como premio de consolación. Fungen como diputados federales gente cercana y fiel al grupo.

El delfín de Rojo Lugo, Jesús Murillo Karam, es promovido a senador y se enfila para suceder a Lugo Verduzco en competencia con el permanente aspirante Humberto Lugo Gil. En 1992, el PRI, por decisión de Salinas de Gortari, destapa para la Gubernatura a Murillo, (ya es con él, una docena de mandatarios colocados por el grupo de Huichapan desde 1937). El grupo conserva el poder y Rojo Lugo impone funcionarios.

El hijo del Rojo Lugo, José Antonio Rojo, es nombrado al frente de la Secretaría de Desarrollo Social, dependencia que ejerce los cuantiosos recursos de la Política Social y controla todo el aparato de espionaje político.

La Cámara local se compone con cercanos y líderes regionales incondicionales. Así, a medio sexenio Murillo coloca al heredero del heredero, José Antonio Rojo, como Diputado Federal.

Al final de su régimen, Murillo, como operador, convoca para la sucesión a una consulta interna. Murillo apoya a Manuel Ángel Núñez Soto directa y abiertamente para sucederlo, un colaborador suyo, quien compitió con el senador Guadarrama. Seguiremos con el tema.