¿Economía o salud? Un dilema para los alcaldes
La situación económica de miles de familias en el estado se ha complicado a tal grado que sus integrantes ya no están dispuestos a seguir quedándose en casa.
En Tula, Actopan, Acatlán, Pachuca, Mineral de la Reforma, por citar algunos municipios, los comerciantes establecidos y los tianguistas, además de artesanos, ejercen una gran presión sobre las y los alcaldes.
Y qué decir de Tulancingo, en donde hace unos días el alcalde Fernando Pérez recibió a un grupo representante de comerciantes establecidos, a quienes incluso felicitó por llegar a la mesa de diálogo con propuestas bien definidas, pero a los que no les dio una respuesta concreta.
Al menos no lo difundieron en el comunicado que su oficina de comunicación social emitió poco después de la reunión.
Seguramente por ello fue que los comerciantes salieron de las oficinas de gobierno municipal totalmente decididos a reabrir sus negocios, cumpliendo una serie de medidas sanitarias, mismas que previamente le habían presentado al alcalde.
En algunos otros municipios los grupos de comerciantes han alcanzado acuerdos con los presidentes y las presidentas municipales para abrir negocios en un horario corto, o de manera escalonada, pero en Tulancingo no fue así.
El no tener control de las cosas puede generar un mayor riesgo de contagio, tanto para los comerciantes como para los compradores. Ojalá que no sea así. Esperemos que se cumpla con todas las medidas para prevenirlo. Claro que eso dependerá de los propios dueños de los establecimientos.
Y en donde tampoco hubo acuerdo fue en Acatlán, ya que el propio alcalde, Benito Olvera, dio a conocer que solicitó el apoyo de la Guardia Nacional para evitar que la situación le rebase, en caso de que los comerciantes del lugar pretendan abrir sus negocios no esenciales.
Por ahora el presidente municipal fue muy claro en el sentido de que no pueden abrir. Pero si lo intentan, podrían encontrarse con elementos de la Guardia Nacional.
Y todo esto se debe a que el dinero se agota y la gente necesita volver a las actividades laborales que le permiten tener un ingreso.
Por eso es que el tema no es menor. Por el contrario, se trata de un asunto que los alcaldes y las alcaldesas deben revisar a fondo porque podría complicarse justo en los momentos más críticos de la curva de contagios.
Ayer mismo retomó actividades la plaza de los jueves en Tulancingo, después de dos semanas de ausencia, pero aún los riesgos son altos.
Como ejemplo de que la situación está empeorando cada día, vale la pena señalar que hasta la noche del domingo 31 de mayo en Hidalgo había 1,710 contagios y 304 muertes. Y tan solo cuatro días después, hasta la noche de ayer jueves 4 de junio, los contagios llegaron a 2,077 y las muertes se elevaron a 374.
En 96 horas murieron 70 personas más y se infectaron otros 367 hidalguenses.
Los números siguen creciendo rápidamente y la necesidad económica de la gente también apremia.
Las autoridades municipales están obligadas a encontrar las acciones que logren el equilibrio, que ayuden a la ciudadanía a tener ingresos y resolver su situación, sin exponer su salud y la del resto de los habitantes del estado.