/ domingo 31 de diciembre de 2023

Tulanyork y los otros nombres de nuestra ciudad

A lo largo de su historia, el municipio ha recibido una serie de motes ligados a episodios históricos

Son diversos los nombres “de cariño” con que se ha llamado a Tulancingo a lo largo de su historia: que si Tulanyork, o que si Tulanchismes y unos más populares en otros lados como “la Ciudad de los Satélites”, la realidad es que desde siempre ha existido esa costumbre de poner un sobrenombre a esta región.

Al respecto, la cronista municipal de Tulancingo, Lorenia Lira, señala que aunque no se conoce con certeza cuál fue el nombre original de este asentamiento, propiamente el vocativo actual significa “detrás del Tule”, aunque otro podría ser “capital antigua”.

“A la llegada de los españoles, inmediatamente le antepusieron San Juan Bautista, nombre con el que se le conoció durante casi toda la colonia española. Desde esa época comenzaron a ponerle apodos”, cuenta.

Uno de los primeros fue “Retiro de Conquistadores”, pues gracias al clima y belleza de las tierras, muchos exploradores de Europa elegían el Valle de Tulancingo para asentarse definitivamente.

Luego fue “Boca de Sierra”, que según Lorenia fue un apodo que “lo recopiló Graciana Vázquez del Castillo, feminista fundadora del Ateneo Mexicano de las Mujeres, quien describió a nuestra ciudad diciendo de ella que era muy pacífica y que los días jueves venían a vender aquí muchos productos de la Sierra. Ella estuvo en Tulancingo en 1910”.

También se le ha llamado “Sultana del Valle”, vocativo que recibió del acaxochiteca Luis Ponce y quien vivió durante muchos años en nuestra ciudad.

Sin embargo, probablemente el de mayor renombre a nivel nacional sea el de Ciudad de los Satélites, mote que acuñó en la década de los 60 por el apogeo que surtió sobre esta tierra la llegada de la Estación Terrena, primera en su tipo y con la que se hizo la primera transmisión global de los Juegos Olímpicos. Una variante no tan utilizada es la de “Ciudad de las Antenas”, aunque ambos ya en desuso por las nuevas generaciones.

Existen otros apodos para la ciudad, tales como “Valle Esmeraldino” nombrado así por la belleza visual de los campos de alfalfa; la Atenas hidalguense, por su inclinación hacia la cultura y las artes; y los más populares de la historia reciente, Chulancingo, Milancingo, Tulanchismes, por mencionar algunos.

Son diversos los nombres “de cariño” con que se ha llamado a Tulancingo a lo largo de su historia: que si Tulanyork, o que si Tulanchismes y unos más populares en otros lados como “la Ciudad de los Satélites”, la realidad es que desde siempre ha existido esa costumbre de poner un sobrenombre a esta región.

Al respecto, la cronista municipal de Tulancingo, Lorenia Lira, señala que aunque no se conoce con certeza cuál fue el nombre original de este asentamiento, propiamente el vocativo actual significa “detrás del Tule”, aunque otro podría ser “capital antigua”.

“A la llegada de los españoles, inmediatamente le antepusieron San Juan Bautista, nombre con el que se le conoció durante casi toda la colonia española. Desde esa época comenzaron a ponerle apodos”, cuenta.

Uno de los primeros fue “Retiro de Conquistadores”, pues gracias al clima y belleza de las tierras, muchos exploradores de Europa elegían el Valle de Tulancingo para asentarse definitivamente.

Luego fue “Boca de Sierra”, que según Lorenia fue un apodo que “lo recopiló Graciana Vázquez del Castillo, feminista fundadora del Ateneo Mexicano de las Mujeres, quien describió a nuestra ciudad diciendo de ella que era muy pacífica y que los días jueves venían a vender aquí muchos productos de la Sierra. Ella estuvo en Tulancingo en 1910”.

También se le ha llamado “Sultana del Valle”, vocativo que recibió del acaxochiteca Luis Ponce y quien vivió durante muchos años en nuestra ciudad.

Sin embargo, probablemente el de mayor renombre a nivel nacional sea el de Ciudad de los Satélites, mote que acuñó en la década de los 60 por el apogeo que surtió sobre esta tierra la llegada de la Estación Terrena, primera en su tipo y con la que se hizo la primera transmisión global de los Juegos Olímpicos. Una variante no tan utilizada es la de “Ciudad de las Antenas”, aunque ambos ya en desuso por las nuevas generaciones.

Existen otros apodos para la ciudad, tales como “Valle Esmeraldino” nombrado así por la belleza visual de los campos de alfalfa; la Atenas hidalguense, por su inclinación hacia la cultura y las artes; y los más populares de la historia reciente, Chulancingo, Milancingo, Tulanchismes, por mencionar algunos.

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