Así como el mes de marzo se dedica en la fe católica a recordar las enseñanzas y obras de culto a San José, pastor Universal de la Iglesia, es mayo el momento del año en que se reaviva el culto y se enaltece la relevancia para la Virgen María, madre de Cristo y pilar firme de la Sagrada Familia.
De acuerdo con el ministro josefino Salvador Osnaya, titular de Economía de la congregación de los Misioneros Josefinos con presencia en Tulancingo, esta costumbre tiene sus orígenes en la antigua Grecia, cuando mayo era el mes dedicado a la diosa Artemisa, también llamada de la fertilidad. Además, en Roma la fiesta de mayo era en honor a Flora, diosa de la vegetación.
Con el paso de los años y tras la Edad Media, probablemente en el siglo XII, comenzó la jornada mensual denominada "La devoción a María o los 30 días a María", que se celebraban en inicio durante agosto y septiembre. Aunque entonces no se definía aún que fuera en mayo, se tenía con claridad que era un mes de al menos treinta jornadas espirituales diarias en honor a la Virgen.
"Es un mes importante, la virgen María es un ser de mucha relevancia en la religión católica al tratarse de la Madre de Cristo. Coincide con el mes en que celebramos a las madres por el 10 de mayo, así que es una especie de doble celebración porque festejamos a nuestra madre espiritual también", señaló al respecto el arzobispo de la Arquidiócesis de Tulancingo, Domingo Díaz Martínez.
Fue hasta el siglo XIX que la práctica se popularizó y poco a poco se asentó en mayo. Actualmente, se acostumbra en la mayoría de las iglesias católicas que diariamente durante este mes se rece el rosario, aunque hay parroquias que erigen un altar especial para adorar su imagen e incluso suelen colocarle una corona.