Poco más de 700 personas se dieron cita a la misa de mediodía en la Catedral Metropolitana de Tulancingo para conmemorar el Día de la Candelaria, fecha en la que se recuerda que Cristo es la luz que ilumina al mundo y en la que fieles acostumbran llevar sus imágenes del niño Jesús para bendecirlas.
Aunque el compromiso era a las 12:00 horas, desde casi una hora antes asistentes provenientes de Acaxochitlán, Cuautepec, Santiago, San José, Romeros, Napateco, por mencionar algunas localidades, comenzaron a llegar en compañía de sus familias y con uno o varios "niñitos".
Destaca que no solo cargaban con imágenes del hijo de Dios, también hubo quien llevó a la Virgen de Guadalupe, a la Virgen de los Angelitos y hasta a Jesús Malverde, reconocido como santo patrono de los narcotraficantes.
Ya para las 11:30 horas, la iglesia lucía al interior con 50 por ciento de su aforo. Faltando escasos cinco minutos, el sacerdote Juan Bautista pidió a fieles formar una fila y encender sus velas, a través de las cuales "se recuerda la candela, la luz que ilumina al mundo que es Cristo". Esta línea se extendió casi hasta las escaleras de entrada del templo, por lo que se calcula que cerca de 400 personas llevaban figuras del niño Jesús o de otros santos.
Tras el repique de campanas y la entrada iluminada bajo el tenue brillo de parafinas y el elegante pero abrasivo aroma a incienso, Juan Bautista empezó la liturgia habitual. Durante la homilía, recordó que en este día, según el Nuevo Testamento, José y María llevaron a su pequeño hijo ante el templo judío, a tan solo 40 días de su nacimiento.
Es por tal motivo, precisó, que se mantiene la costumbre de "engalanar" al pequeño Jesús y llevarlo a la iglesia para que reciba la bendición y extienda esta misma en los hogares.
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"Esta es una fiesta antiquísima, recordar que Cristo es la luz que ilumina a las naciones. Nos da una emoción intensa contar con el Salvador en nuestras vidas, para recordar que las situaciones difíciles e inconformidades no nos deben llevar a la desesperación o nos hagan caer en tentación", expresó el padre.
Al cierre de la celebración, dos religiosas se instalaron en las puertas para bendecir a las personas que salían, quienes aprovecharon para que se regara agua bendita sobre imágenes, veladoras, cadenas o incluso adultos mayores y niños.