/ sábado 7 de octubre de 2023

Industria textil de Tulancingo, legado de la región

La producción textil logró sobrevivir a la llegada de los españoles y a la fundación de la Nueva España. Actualmente, se mantiene vigente en el Valle de Tulancingo, principalmente en Cuautepec y Santiago Tulantepec

Cuando hablamos de Tulancingo parece que es inherente pensar al mismo tiempo en lo gloriosa que es su industria textilera. Para empezar, todos los jueves se instala la tradicional Plaza del Vestido, misma que este 2023 cumplirá 33 años de existencia.

Como se sabe, este recinto comercial provoca tal euforia semana a semana que una larga fila de autos abarrota la carretera federal México-Tuxpan, en el tramo que va desde la estatua a Zapata mejor conocida como "El Caballito" y hasta los accesos a la Plaza del Vestido.

La época de oro de la industria textil de Tulancingo

También hablar de la industria textil de Tulancingo hace recordar aquellos años en que las famosas fábricas de suéteres ofrecían trabajo a centenas de tulancinguenses, lo que se evidenciaba con las largas filas de personas llevando solicitudes de empleo por las mañanas o formándose cerca a las siete u ocho de la noche en las inmediaciones del Crucero de Acatlán, alistándose para entrar a turno nocturno.

Pues de estas fábricas salían piezas que se vendieron en las principales tiendas departamentales del país, tales como Liverpool o Suburbia. De hecho, al día de hoy, se siguen distribuyendo piezas de suéteres tulancinguenses a estos almacenes de gran talla a nivel nacional.

Industria textil de Tulancingo con pasado prehispánico

Sin embargo, no muchas personas saben que el origen de esta actividad económica que tanta identidad le da al Valle de Tulancingo se originó desde el tiempo del imperio de Tenochtitlán, previo a la llegada de los conquistadores españoles.

De acuerdo con la cronista municipal, Lorenia Lira, desde la época prehispánica de nuestra nación, el asentamiento humano “detrás del tule” ya era famoso por la producción de tejidos de algodón, provenientes de las sierras que hoy se conocen como Huehuetla y Tenango.

“De acuerdo a la lámina 10 de tributos, sólo para cumplir con su obligación tributaria se aportaban cada año, entre otros bienes, sesenta fardos de mantas. Esta actividad textil no sólo se mantuvo viva para satisfacer las necesidades propias de la población indígena después de la Conquista del Imperio Tenochca, sino que fue alentada por una variable inexistente hasta mediados del siglo XVI: la demanda de prendas por parte de los trabajadores de las minas de la región de Real del Monte- Pachuca”, señala la historiadora.

Es decir, era tal el éxito en la organización textilera de la región que los españoles decidieron mantenerla a flote ya entrada la mitad del siglo XVI. Los años pasaron y para el siglo XX, en el apogeo de la Revolución Industrial que también trajo progreso en términos de maquinaria a nuestro país (durante el gobierno porfirista, principalmente), las fábricas fueron modernizadas con equipos provenientes de Europa y también de Estados Unidos.


“Aquí se hacían telas y tejidos como paños, casimires, cobijas, tilmas, mantas, estambres, suéteres, chales y bufandas entre otros”, menciona Lira. De entre las fábricas que se fundaron en aquella época, una de las más conocidas por tulancinguenses es la Fábrica San Luis, que abrió en el 1881. Se ubica en el mero centro de la ciudad, frente al paradero de transporte público conocido como “Los Pastes.

También existían en esos años La Concha, La Aurora, Telas y estambres, San Miguel, El Progreso, Santo Tomás, Los Ángeles, Colomer, Sweaters California, Sweaters Ahued, Nueva Tex, Turax Hidalgo, Sweaters Márquez, Santa Isabel, todas ellas en Tulancingo.

Mientras que Cuautepec contó con Estambres Moreda, La Trinidad, La Esperanza, Hilados Cuautepec, Hilados y tejidos San Antonio; finalmente, en Santiago Tulantepec se alzaron las textileras Santiago S.A., Hilaturas Tulantepec, Suéteres Lira, Talleres y troquelados León, esta última mantenía relación con el gremio pese a no ser meramente textil.

“Evidentemente existían más fábricas, pero es probable que no pertenecieran a alguna asociación patronal o sindical y por ello no se incluyeron en la lista”

Cabe recalcar que Tulancingo da inicio con un movimiento patronal de unificación de los propietarios de fábricas de la industria textil, hecho por el cual nace la unión de empresarios de la industria textil de la lana que a su vez “originó la unión textil lanera mexicana que formaba parte de la Internacional “Wool textil organization””.

La relevancia textilera se mantuvo todavía en tiempos posrevolucionarios durante el gobierno de Venustiano Carranza, quien incluso visitó vía ferrocarril algunas fábricas como parte de una gira para conocer las empresas más importantes de la nación.


Cuando hablamos de Tulancingo parece que es inherente pensar al mismo tiempo en lo gloriosa que es su industria textilera. Para empezar, todos los jueves se instala la tradicional Plaza del Vestido, misma que este 2023 cumplirá 33 años de existencia.

Como se sabe, este recinto comercial provoca tal euforia semana a semana que una larga fila de autos abarrota la carretera federal México-Tuxpan, en el tramo que va desde la estatua a Zapata mejor conocida como "El Caballito" y hasta los accesos a la Plaza del Vestido.

La época de oro de la industria textil de Tulancingo

También hablar de la industria textil de Tulancingo hace recordar aquellos años en que las famosas fábricas de suéteres ofrecían trabajo a centenas de tulancinguenses, lo que se evidenciaba con las largas filas de personas llevando solicitudes de empleo por las mañanas o formándose cerca a las siete u ocho de la noche en las inmediaciones del Crucero de Acatlán, alistándose para entrar a turno nocturno.

Pues de estas fábricas salían piezas que se vendieron en las principales tiendas departamentales del país, tales como Liverpool o Suburbia. De hecho, al día de hoy, se siguen distribuyendo piezas de suéteres tulancinguenses a estos almacenes de gran talla a nivel nacional.

Industria textil de Tulancingo con pasado prehispánico

Sin embargo, no muchas personas saben que el origen de esta actividad económica que tanta identidad le da al Valle de Tulancingo se originó desde el tiempo del imperio de Tenochtitlán, previo a la llegada de los conquistadores españoles.

De acuerdo con la cronista municipal, Lorenia Lira, desde la época prehispánica de nuestra nación, el asentamiento humano “detrás del tule” ya era famoso por la producción de tejidos de algodón, provenientes de las sierras que hoy se conocen como Huehuetla y Tenango.

“De acuerdo a la lámina 10 de tributos, sólo para cumplir con su obligación tributaria se aportaban cada año, entre otros bienes, sesenta fardos de mantas. Esta actividad textil no sólo se mantuvo viva para satisfacer las necesidades propias de la población indígena después de la Conquista del Imperio Tenochca, sino que fue alentada por una variable inexistente hasta mediados del siglo XVI: la demanda de prendas por parte de los trabajadores de las minas de la región de Real del Monte- Pachuca”, señala la historiadora.

Es decir, era tal el éxito en la organización textilera de la región que los españoles decidieron mantenerla a flote ya entrada la mitad del siglo XVI. Los años pasaron y para el siglo XX, en el apogeo de la Revolución Industrial que también trajo progreso en términos de maquinaria a nuestro país (durante el gobierno porfirista, principalmente), las fábricas fueron modernizadas con equipos provenientes de Europa y también de Estados Unidos.


“Aquí se hacían telas y tejidos como paños, casimires, cobijas, tilmas, mantas, estambres, suéteres, chales y bufandas entre otros”, menciona Lira. De entre las fábricas que se fundaron en aquella época, una de las más conocidas por tulancinguenses es la Fábrica San Luis, que abrió en el 1881. Se ubica en el mero centro de la ciudad, frente al paradero de transporte público conocido como “Los Pastes.

También existían en esos años La Concha, La Aurora, Telas y estambres, San Miguel, El Progreso, Santo Tomás, Los Ángeles, Colomer, Sweaters California, Sweaters Ahued, Nueva Tex, Turax Hidalgo, Sweaters Márquez, Santa Isabel, todas ellas en Tulancingo.

Mientras que Cuautepec contó con Estambres Moreda, La Trinidad, La Esperanza, Hilados Cuautepec, Hilados y tejidos San Antonio; finalmente, en Santiago Tulantepec se alzaron las textileras Santiago S.A., Hilaturas Tulantepec, Suéteres Lira, Talleres y troquelados León, esta última mantenía relación con el gremio pese a no ser meramente textil.

“Evidentemente existían más fábricas, pero es probable que no pertenecieran a alguna asociación patronal o sindical y por ello no se incluyeron en la lista”

Cabe recalcar que Tulancingo da inicio con un movimiento patronal de unificación de los propietarios de fábricas de la industria textil, hecho por el cual nace la unión de empresarios de la industria textil de la lana que a su vez “originó la unión textil lanera mexicana que formaba parte de la Internacional “Wool textil organization””.

La relevancia textilera se mantuvo todavía en tiempos posrevolucionarios durante el gobierno de Venustiano Carranza, quien incluso visitó vía ferrocarril algunas fábricas como parte de una gira para conocer las empresas más importantes de la nación.


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