/ sábado 12 de agosto de 2023

Hacienda Exquitlán: apariciones, tesoros y hasta pactos diabólicos

Fundada en 1815 y adquirida a principios del siglo XVIII por don Pánfilo García, este lugar es el que alberga la que es probablemente una de las leyendas más conocidas en Tulancingo. 

La ex Hacienda Exquitlán, sitio que alberga la fábrica de sidra Pomar, fue fundada en 1815 y tiempo después adquirida por el señor Pánfilo García, un fiero hacendado que vivió en la región de Tulancingo por muchos años. Este lugar guarda entre sus viejos muros un cúmulo de leyendas que por años se esparcieron entre los lugareños, pues debido a la reputación de su fundador así como lo naturalmente siniestro de su arquitectura gótica, es propicio para que expida incluso un aura espectral.

De gran poder e inmensa fortuna, desde siempre se pensó que don Pánfilo tenía un pacto con el llamado "Compadre", vocativo que se usa en esta y en otras regiones para referirse a Satanás. Y es que fiel a su personalidad, este hombre jamás se interesó por desmentir dichos señalamientos, pues argumentaba que "si quisiera desmentir todo lo que se dice de mí, no tendría tiempo para trabajar". Sin embargo, lo que poco se sabe es que su compadre sí era verdadero: don Pánfilo mantenía este grado con nadie más y nadie menos que con Porfirio Díaz, dictador de nuestro país por varias décadas.

"Cuentan que don Pánfilo García era malo y cruel con sus trabajadores, un auténtico latifundista porfiriano que trataba a sus peones como esclavos. Su única hija era su favorita, pero ella cometió el error de enamorarse de un peón, por lo que cayó de la gracia de su padre. Al confesarle su hija que estaba profundamente enamorada de un peón y de su intención de casarse con él, en un arrebato de ira, Pánfilo se enfureció tanto que la golpeó y la encerró durante muchos meses", cuenta la cronista municipal de Tulancingo, Lorenia Lira.

Es aquí donde se perturba la historia: al peón lo mandó traer para torturarlo hasta destrozarlo y aunque "su hija le rogó que le diera Santa Sepultura" su padre no le hizo caso y partió en pedazos el cuerpo del enamorado de su hija, trozos de carne con los que alimentó a los puercos de su hacienda; su hija al ver tal crueldad, "se deprimió tanto que se suicidó", abunda Lira.

Dicha decisión le causó una enfermedad al hacendado tiempo después, lo que le obligó a mandar traer doctores de diferentes partes del país, aunque se dice que si no le suministraban un remedio que le favoreciera, Pánfilo los asesinaba, los desmembraba y arrojaba los restos a sus famosos puercos. Otras versiones de la leyenda narran que muchos hombres murieron al intentar cortejar a su hija, pues como Pánfilo solo los veía como invasores queriendo usurpar su fortuna, eran víctimas del sangriento método que los convertía en comida de cerdos.

Pasó el tiempo y la enfermedad terminó por quitarle la vida, lenta y dolorosamente. El día de su entierro, casi todo el pueblo se reunió en la Iglesia para acompañar sus exequias, aunque aquí ocurrió otro suceso misterioso:

"En el momento del salir de la Iglesia cayó una tremenda tormenta, por lo cual se tuvo que esperar por varias horas para seguir el cortejo, cuando iban llegando al cementerio la caja empezó a rechinar con mucha fuerza pero los asistentes al sepelio, aunque estaban muy asustados, no se retiraban hasta que lo terminasen de sepultar. Se han llevado tremenda sorpresa, pues cuando lo enterraban, era inmediatamente expulsado el féretro a la superficie (...) después de varios intentos de enterrarlo, sin tener éxito aún, acordaron entre todo el pueblo que los peones que le fueron más fieles lo llevaran a las montañas más lejanas que pudieran, cargando todo su oro, joyas y dinero"

De esta forma, cargaron varios burros y a Don Pánfilo García lo llevaron en una carreta, aunque se cree que de camino los senderos se abrían y los burros empezaron a caer al vacío. Parecido al pasaje de Drácula cuando el vampiro viaja a bordo del Deméter, se escuchaban lamentos y rechinidos muy fuertes que salían del féretro. Los peones fueron presas de una maldición, pues al darse cuenta que el sepulcro así como la fortuna estaban en el radar de mucha gente, acordaron permanecer junto a su amo como "Ermitaños". Al morir, quedaron plasmados en piedra y con cara de horror, como auténticas gárgolas góticas, corriente que tanto le gustaba a Pánfilo.

Según creencias, este lugar está sobre una ladera del cerro de El Yolo, al oriente de Tulancingo: "El cadáver del hacendado no está en el panteón San Miguel porque aparecía desenterrado con múltiples golpes, en aquella época lo atribuían al demonio, yo me atrevería a pensar en muchos peones que lo odiaban, todo esto sucedió un poco antes de la Revolución Mexicana", concluye la cronista.

Después de su muerte, a los 92 años de edad, los mitos en torno a este personaje crecieron. Se dice que ahora, en forma de espíritu que se manifiesta a través de la figura de un charro negro, suele andar por las inmediaciones de su hacienda montado en un caballo, cuyas pisadas y casquillos se escuchan principalmente de noche. Otras personas aseguran que las almas de los supuestos desmembrados aparecen por los jardines del recinto; igualmente hay quienes han buscado su tesoro, pues según se cree, don Pánfilo enterró en su casa varios montones de monedas de oro. Hasta la fecha, nadie los ha encontrado.


La ex Hacienda Exquitlán, sitio que alberga la fábrica de sidra Pomar, fue fundada en 1815 y tiempo después adquirida por el señor Pánfilo García, un fiero hacendado que vivió en la región de Tulancingo por muchos años. Este lugar guarda entre sus viejos muros un cúmulo de leyendas que por años se esparcieron entre los lugareños, pues debido a la reputación de su fundador así como lo naturalmente siniestro de su arquitectura gótica, es propicio para que expida incluso un aura espectral.

De gran poder e inmensa fortuna, desde siempre se pensó que don Pánfilo tenía un pacto con el llamado "Compadre", vocativo que se usa en esta y en otras regiones para referirse a Satanás. Y es que fiel a su personalidad, este hombre jamás se interesó por desmentir dichos señalamientos, pues argumentaba que "si quisiera desmentir todo lo que se dice de mí, no tendría tiempo para trabajar". Sin embargo, lo que poco se sabe es que su compadre sí era verdadero: don Pánfilo mantenía este grado con nadie más y nadie menos que con Porfirio Díaz, dictador de nuestro país por varias décadas.

"Cuentan que don Pánfilo García era malo y cruel con sus trabajadores, un auténtico latifundista porfiriano que trataba a sus peones como esclavos. Su única hija era su favorita, pero ella cometió el error de enamorarse de un peón, por lo que cayó de la gracia de su padre. Al confesarle su hija que estaba profundamente enamorada de un peón y de su intención de casarse con él, en un arrebato de ira, Pánfilo se enfureció tanto que la golpeó y la encerró durante muchos meses", cuenta la cronista municipal de Tulancingo, Lorenia Lira.

Es aquí donde se perturba la historia: al peón lo mandó traer para torturarlo hasta destrozarlo y aunque "su hija le rogó que le diera Santa Sepultura" su padre no le hizo caso y partió en pedazos el cuerpo del enamorado de su hija, trozos de carne con los que alimentó a los puercos de su hacienda; su hija al ver tal crueldad, "se deprimió tanto que se suicidó", abunda Lira.

Dicha decisión le causó una enfermedad al hacendado tiempo después, lo que le obligó a mandar traer doctores de diferentes partes del país, aunque se dice que si no le suministraban un remedio que le favoreciera, Pánfilo los asesinaba, los desmembraba y arrojaba los restos a sus famosos puercos. Otras versiones de la leyenda narran que muchos hombres murieron al intentar cortejar a su hija, pues como Pánfilo solo los veía como invasores queriendo usurpar su fortuna, eran víctimas del sangriento método que los convertía en comida de cerdos.

Pasó el tiempo y la enfermedad terminó por quitarle la vida, lenta y dolorosamente. El día de su entierro, casi todo el pueblo se reunió en la Iglesia para acompañar sus exequias, aunque aquí ocurrió otro suceso misterioso:

"En el momento del salir de la Iglesia cayó una tremenda tormenta, por lo cual se tuvo que esperar por varias horas para seguir el cortejo, cuando iban llegando al cementerio la caja empezó a rechinar con mucha fuerza pero los asistentes al sepelio, aunque estaban muy asustados, no se retiraban hasta que lo terminasen de sepultar. Se han llevado tremenda sorpresa, pues cuando lo enterraban, era inmediatamente expulsado el féretro a la superficie (...) después de varios intentos de enterrarlo, sin tener éxito aún, acordaron entre todo el pueblo que los peones que le fueron más fieles lo llevaran a las montañas más lejanas que pudieran, cargando todo su oro, joyas y dinero"

De esta forma, cargaron varios burros y a Don Pánfilo García lo llevaron en una carreta, aunque se cree que de camino los senderos se abrían y los burros empezaron a caer al vacío. Parecido al pasaje de Drácula cuando el vampiro viaja a bordo del Deméter, se escuchaban lamentos y rechinidos muy fuertes que salían del féretro. Los peones fueron presas de una maldición, pues al darse cuenta que el sepulcro así como la fortuna estaban en el radar de mucha gente, acordaron permanecer junto a su amo como "Ermitaños". Al morir, quedaron plasmados en piedra y con cara de horror, como auténticas gárgolas góticas, corriente que tanto le gustaba a Pánfilo.

Según creencias, este lugar está sobre una ladera del cerro de El Yolo, al oriente de Tulancingo: "El cadáver del hacendado no está en el panteón San Miguel porque aparecía desenterrado con múltiples golpes, en aquella época lo atribuían al demonio, yo me atrevería a pensar en muchos peones que lo odiaban, todo esto sucedió un poco antes de la Revolución Mexicana", concluye la cronista.

Después de su muerte, a los 92 años de edad, los mitos en torno a este personaje crecieron. Se dice que ahora, en forma de espíritu que se manifiesta a través de la figura de un charro negro, suele andar por las inmediaciones de su hacienda montado en un caballo, cuyas pisadas y casquillos se escuchan principalmente de noche. Otras personas aseguran que las almas de los supuestos desmembrados aparecen por los jardines del recinto; igualmente hay quienes han buscado su tesoro, pues según se cree, don Pánfilo enterró en su casa varios montones de monedas de oro. Hasta la fecha, nadie los ha encontrado.


Local

Falso atentado contra candidata en Tula: Julio Menchaca

Los disparos fueron en contra de un vecino e investigarán la Procuraduría y la Secretaría de Seguridad Pública

Local

Proyección a comercios en la Plaza del Vestido, promete Lorena García

La candidata visitó el histórico punto comercial de Tulancingo

Elecciones 2024

PRI Hidalgo pide protección para la candidata por alcaldía de Tula

Alejandra Morán, informó en sus redes sociales que sujetos detonaron armas de fuego en inmediaciones a su domicilio

Local

Carretera Real del Monte-Huasca lista en agosto, AMLO la inaugurará

Hasta la fecha, tiene avance del 75 por ciento, la cual tiene una inversión de más de cinco mil millones de pesos

Local

Barrio Tlacpac abre festejos a Señor del Colateral en Acaxochitlán

Hoy lució en el atrio de la parroquia el primero de los tapetes monumentales en honor a la advocación cristiana