Ya por cumplir 497 años de existencia, la Capilla de la Expiración en Tulancingo es viviente vestigio del paso de la orden franciscana por México, corriente caracterizada por su modo austero de vivir y que también cuenta con templos en otras partes de Hidalgo, tales como Acaxochitlán o Acatlán.
Una de las antiguas capillas de todo México
Sin embargo, es la de la Expiración una de las más antiguas de todo México y probablemente la que más años tenga en Hidalgo, pues fungió como un centro evangelizador en la época de la Nueva España y por lo tanto se considera una de las de mayor historia en toda Latinoamérica.
Ubicada en la colonia Zapotlán de Allende de este municipio y a unas cuantas cuadras del Panteón de San Miguel, fue edificada en 1526.
Este espacio alberga la imagen de Cristo original que data según creencias populares de 1700 y qué consiste en una escultura hecha en madera, que apela al momento bíblico de la muerte de Jesús, de ahí que reciba el nombre de "Expiración".
Poco se sabe de los orígenes de esta imagen, por lo que se desconoce si fue hecha por manos indígenas en México o si fue traída desde el Viejo Continente por religiosos españoles.
Aunque con el paso de los años ha sido objeto de restauraciones locales tales como piso de mosaico, muros con cal e incluso pintura sobre algunas paredes, en esencia se mantiene como originalmente fue concebida en el siglo XVI.
Tal estructura consiste en una ábside (parte posterior del altar mayor de las iglesias) de muros de mampostería, una cúpula que se alza con una linternilla y una base que sostiene las campanas que -se dice- se mantienen ahí desde su fundación.
Su fachada se hizo con piedra, lodo y tezontle, además de que sostiene un arco de cantera con un par de columnas de este mismo material.
De las modificaciones mayores que se le hicieron recientemente fue el levantamiento de una barda en 2022, con la debida autorización del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a consecuencia de robos que se perpetraron al interior en el año 2020.
De acuerdo con testimonios de lugareños quienes hasta el día de hoy rinden culto en este lugar y celebran la fiesta patronal en marzo, la ermita fungió como punto de salida para monjes franciscanos que se movían desde ahí hasta poblaciones cercanas de los actuales estados de Puebla o Veracruz, en aras de promover la religión católica durante los primeros años de la época colonial en México.