Fue el 10 de octubre del año 1968 cuando la Estación Terrena Tulancingo entró en función y sirvió como canal Tulancingo, la Ciudad de los Satélites, ahora será un lugar desde donde se guarde historia y se descubra nueva información del cosmos, según los proyectos que la Financiera para el Bienestar tiene para la Estación Terrena, que en octubre pasado cumplió 55 años de creada, tiempo en el que realizó la transmisión de las Olimpiadas de México 68, dos mundiales organizados en el país y hasta la llegada del hombre a la Luna.
El Sol de Tulancingo realizó un recorrido por las instalaciones que cuentan con aproximadamente 23 hectáreas de terreno en el que se cuidan, resguardan y atesoran las antenas parabólicas que marcaron un antes y un después en la historia de las telecomunicaciones en México.
Arturo Paredes, coordinador de Mantenimiento del Telepuerto y quien lleva poco más de 42 años laborando en este gran espacio, es quien nos recibe a las 10 de la mañana y después de un breve recorrido por la plaza principal, invita a la sala de exhibición. Es un salón grande, lleno de ventanales y con olor a madera, y en una de las paredes en una placa se lee: “En homenaje al José Luis Almazán Ferrer (1942-1987), jefe de la estación terrena (1968-1980), por su valiosa contribución al desarrollo de las comunicaciones espaciales en México”.
Tulancingo, espacio ideal
Luego de una corta reseña acerca de las comunicaciones, antenas y satélites para entender mejor los términos y nombre de cada componente, impartida por el coordinador de Mantenimiento, arriba al salón Efrén Martínez Legorreta, subdirector de Ingeniería y Telecomunicaciones, en representación de David Guerrero Rubio, director de la Red de Telecomunicaciones y Mexasat.
Décadas después de haber transmitido en vivo y a todo color los Juegos Olímpicos de México 1968, la Estación Terrena dejó de funcionar en el 2014, año en el que la señal pasó de análoga a digital. Aunque el espacio que abarca la Estación Terrena es de 23 hectáreas y las antenas son gigantescas, sólo se necesitó un año para echarla a andar.
Se eligió Tulancingo para construir este espacio porque está en un Valle o entre cerros, lo que hace que sea casi imposible sentir los temblores en el lugar, a excepción del ocurrido en septiembre de 2017, que sí fue detectado en el municipio, aseguraron ambos funcionarios. Otras razón por las que están las antenas en Tulancingo, es por ser una zona alta y eso facilita la señal, además de estar cerca de la Ciudad de México.
Además de las olimpiadas con las que se estrenó este espacio de transmisión, también figura en la lista de servicios internacionales de televisión, la llegada del hombre a la Luna (1969), mundiales de futbol de México (70 y 86), juegos olímpicos, panamericanos, mundiales de futbol celebrados en otros países; visitas de Estado de los presidentes mexicanos a otros países y las visitas del Papa Juan Pablo II a México (1979, 1990, 1993, 1999 y 2002).ç
A lo anterior se suman noticias de eventos ocurridos alrededor del mundo, como el terremoto de la CdMx en 1985, la caída del Muro de Berlín, conflictos armados, toma de posesiones de distintas partes del mundo, bodas de la realeza y diversos siniestros, entre muchas otras eventualidades.
Museo y Radiotelescopio
Este espacio, ubicado en la entrada a Tulancingo si provienes de Pachuca o la Ciudad de México, formó parte del curso de Comunicaciones Espaciales de la KDD (Japón) y se impartieron cursos deformación al personal que laboraba en los Telepuertos del interior de la República. Dentro de su infraestructura cuenta con 7 antenas, todas de distintos tamaños, pero dos son las más grandes y se observan desde distintas partes del Tulancingo, e ilustraron postales en la década de los 90.
Todas son identificadas según su número romano y este es su tamaño: la I y II tienen un diámetro de 32 metros; la III, 11 metros; la IV, 7 metros; la V, 7.5 metros; la VI, 7.6 metros y la VII, 7.3 metros.
Estas antenas son tipo parabólica Cassegrain, que se caracteriza por llevar un segundo reflector más pequeño suspendido frente al reflector primario cerca de su foco, lo que hace que se genere el haz de ondas de radio para transmitir.
Actualmente, una parte de este extenso espacio concentra información de seguridad a nivel nacional, área a la que no se tiene acceso. También se prevé que se construya dentro de la zona que abarca la Estación Terrena una estación para la GuardiaNacional Tulancingo, pues carecen de una.
Otro proyecto es un museo de acceso a la población, que será a mediano plazo, con el fin de que conozcan un poco de las instalaciones y algunos de los aparatos que se utilizaban para realizarlas transmisiones.
Otro proyecto que está en puerta y por comenzar a operar, es convertir una de las antenas más grandes en un radiotelescopio u observatorio astronómico para la investigación, docencia y formación de recursos humanos de alto nivel. Este proyecto no sólo servirá para estudios en una amplia gama de temas astronómicos, sino que además puede aportar a la geodesia nacional y global, y contribuir a comunicaciones de la red de espacio profundo.
El observatorio funcionará, además, como incubadora para una gran variedad de aplicaciones de la radiociencia, incluyendo datos geoespaciales, la percepción remota, y la comunicación con enjambres satelitales. Este proyecto está a cargo del Gobierno de México, Gobierno del Estado de Hidalgo y un país europeo, el que ya invirtió miles de euros en el observatorio, el que sería anunciado este mes de febrero. En este observatorio astronómico participan astrónomos de la UNAM
Cierre de ciclo
Arturo Paredes, coordinador de Mantenimiento del Telepuerto, quien es tal vez el trabajador con mayor antigüedad en la estación, recuerda como era un día de trabajo en sus años mozos de las antenas.
Dice que eran más de 50 compañeros los que atendían y direccionaban la señal hacía su destino y que incluso había dormitorios en el sitio, pues trabajaban 24 horas los 7 días de la semana y los 365 días del año.
Explica que cuando se realizó el cambio de señal análoga a digital en 2014, se cerró el ciclo para muchos de sus compañeros. Precisa que se fueron pensionados, pues así como él, dieron gran parte de su vida a las telecomunicaciones.
Dentro de los diferentes cuartos o estudios que hay en la Estación Terrena y que se encuentran en perfectas condiciones, se escucha un eco al hablar, pues muchas de las grandes maquinarias que funcionaron por décadas ahí, fueron sustituidas por pequeños aparatos electrónicos que realizan el mismo trabajo, pero sin ocupar tanto espacio
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