Monseñor Domingo Díaz Martínez, arzobispo de la Arquidiocésis de Tulancingo, hizo un llamado a la unidad y caminar juntos, para fortalecer la fe católica, tanto para feligreses como sacerdotes durante la Misa Crismal.
Ante más de 100 sacerdotes de Hidalgo, Puebla y Veracruz, representantes de parroquias y feligreses, monseñor dijo que de esta forma, caminando juntos, se pueden superar los obstáculos con fe, esperanza y buen carácter según la espiritualidad individual.
“Caminando juntos como sacerdotes, profetas y reyes es como nos enseñamos unos a otros, es como superamos más pronto nuestras debilidades. Por eso Satanás nos tiene miedo cuando caminamos juntos, sí, Satanás nos tiene miedo cuando caminamos juntos pero a él le gustan los solitarios (...) Los alienta al descontento, a la pasividad”, señaló Díaz.
Para llevar a cabo esta caminata y hermandad, es necesario ser humildes, ser amables, ser bondadosos, ser sinceros y estar dispuestos a perdonar.
“Nuestra fe se fortalece cuando caminamos juntos y unidos y organizados, por eso hemos crecido, porque vamos caminando juntos, despacio pero sin pausas”, destacó el líder religioso.
Díaz Martínez hizo hincapié en que estos son los nuevos retos de la iglesia católica y, aunque ha costado mucho, poco a poco lo van logrando, pues el objetivo de la unidad es tener gente buena en las familias, comunidades, parroquias y municipios ya que, debido a la realidad a la que nos enfrentamos, señaló, esto es una urgencia. Además, añadió que deben ser personas activas.
“Yo estoy seguro que en todo nuestro Hidalgo, en todas nuestras parroquias de Puebla y Veracruz, estoy seguro que tenemos más gente buena que gente mala. ¿Qué pasa? Que los malos son activos y organizados, hasta le dicen crimen organizado. ¿Y nosotros por qué no nos organizamos? Si somos más inteligentes, tenemos más valores, urge tener gente buena y activa”, expresó.
¿Qué es la Misa Crismal?
Durante la Misa Crismal se bendicen los óleos y se consagra el Santo Crisma, los cuales se usan en el sacramento de bautismo, confirmación y unción de los enfermos.
La diferencia entre la bendición de los óleos y el Santo Crisma es que el segundo es consagrado con el signo del “soplo de vida” y una oración consagratoria, es usado en situaciones muy peculiares, además es bendecido también. Los otros óleos solo son bendecidos.
El óleo de los enfermos es muy especial pues tiene la gracia de actuar según la voluntad de Dios: si quiere o no que se cure la persona. El óleo de los catecúmenos lo usan en el rito del exorcismo solemne, se pone en el pecho de la persona después de la oración del exorcismo pues da fortaleza y vigor a la persona que lo recibe.
Luego de la bendición de los óleos, son repartidos entre los sacerdotes y representantes parroquiales para que sean llevados a los distintos centros religiosos de la Arquidiócesis.