/ miércoles 1 de mayo de 2024

El Poder Legislativo es la voz del pueblo y debe permanecer así

Culmina un periodo ordinario más antes del cierre de la Legislatura, en el cual fue un trabajo arduo que requirió de consensos y de convencimiento de que nos encontramos en la misma disposición de dejar un legado legislativo en beneficio de la protección de derechos. De enero a abril se dictaminaron iniciativas de gran relevancia que van a ser punta de lanza en el ejercicio de las libertades pero, sobre todo, en la dignidad en la vida de las y los mexicanos, ya que, prácticamente todas ellas, se refirieron a aspectos que no se habían tocado hace tiempo y que hoy logramos darle un sentido social, humano y como corolario del gran trabajo financiero que se ha hecho en la administración actual.

Particularmente este último periodo fue atípico, ya que lejos de asumir, como pasaba antes, que era un periodo de trámite, trabado y poco productivo por estar dentro del periodo electoral, de febrero a abril construimos, discutimos y aprobamos reformas que son de gran importancia para la justicia social en el país donde los beneficiarios son ni más ni menos que todas y todos los mexicanos que día a día se ganan el sustento de forma honesta engrandeciendo a nuestra nación.

Uno de las reformas que logramos obtener es en materia de pensiones a fin de crear un fondo que permita obtener un retiro digno a las personas que se veían afectadas por una modificación a la ley regresiva que, prácticamente, los abandonaba a su suerte y no les dejaba un retiro suficiente para disfrutar los años después de tanto trabajar. La creación del fondo, de forma transparente y directa, permitirá que muchas y muchos trabajadores se retiren con una cantidad igual o muy cercana al sueldo que obtuvieron el último año, además de refrescar las finanzas públicas y confiar en la infraestructura creada en el sexenio como proveedora de recursos.

Uno de los grandes activos que ha tenido nuestro país en los últimos años es el deporte. Creemos firmemente en que la forma de combatir las raíces del crimen organizado y de la violencia que azota a nuestro país, es a través del cuidado de la vida de los jóvenes, otorgándoles alternativas de trabajo, de cultura y de deporte para que opten por un camino más sano y productivo. Conseguimos que las y los deportistas del país estuvieran protegidos en la Ley Federal del Trabajo en cuanto a condiciones mínimas laboralmente hablando, así como con la existencia de seguridad social en una carrera que es intensa y corta, lo que genera preocupación por el futuro a quien representan al país con orgullo y tesón.

Una de las grandes preocupaciones que debemos tener es la niñez, ya que ahí se forjan las personas que en un futuro tomarán decisiones de gran calado o, simplemente, serán el motor de un país honesto y trabajador. En aras de un respeto a niños y niñas, construimos una reforma constitucional para prohibir el matrimonio infantil en las comunidades indígenas entendiendo que, dentro del respeto a los usos y costumbres, debe de haber irreductibles para mantener a salvo los derechos de quienes más necesitan de nosotros como comunidad. Es un paso derivado de compromisos internacional pero, sobre todo de una firme convicción de proteger a las niñas, niños y adolescentes, de circunstancias donde no tienen el panorama completo en la toma de decisiones.

De igual manera reformamos el entramado de leyes laborales para fortalecer y garantizar los derechos de policías de todos los niveles, entendiendo que su labor ha sido extenuante, peligrosa y poco remunerada en los últimos años, de tal forma que, en un acto e justicia social, establecimos lineamientos que protejan su promoción, respeto, protección y ejercicio de los derechos de quienes integran dichas instituciones de seguridad.

El trabajo comprometido desde el Legislativo no debe tener descanso por el simple hecho de la existencia de pendientes profundos y arraigados de nuestro país. Debemos recomponer las leyes para que garanticen derechos y se adecuen a la nueva realidad que vivimos. Al final, no debemos olvidar que el Poder Legislativo es la voz del pueblo de México y, para mi, ha sido un honor ser parte de esa vocería.

Culmina un periodo ordinario más antes del cierre de la Legislatura, en el cual fue un trabajo arduo que requirió de consensos y de convencimiento de que nos encontramos en la misma disposición de dejar un legado legislativo en beneficio de la protección de derechos. De enero a abril se dictaminaron iniciativas de gran relevancia que van a ser punta de lanza en el ejercicio de las libertades pero, sobre todo, en la dignidad en la vida de las y los mexicanos, ya que, prácticamente todas ellas, se refirieron a aspectos que no se habían tocado hace tiempo y que hoy logramos darle un sentido social, humano y como corolario del gran trabajo financiero que se ha hecho en la administración actual.

Particularmente este último periodo fue atípico, ya que lejos de asumir, como pasaba antes, que era un periodo de trámite, trabado y poco productivo por estar dentro del periodo electoral, de febrero a abril construimos, discutimos y aprobamos reformas que son de gran importancia para la justicia social en el país donde los beneficiarios son ni más ni menos que todas y todos los mexicanos que día a día se ganan el sustento de forma honesta engrandeciendo a nuestra nación.

Uno de las reformas que logramos obtener es en materia de pensiones a fin de crear un fondo que permita obtener un retiro digno a las personas que se veían afectadas por una modificación a la ley regresiva que, prácticamente, los abandonaba a su suerte y no les dejaba un retiro suficiente para disfrutar los años después de tanto trabajar. La creación del fondo, de forma transparente y directa, permitirá que muchas y muchos trabajadores se retiren con una cantidad igual o muy cercana al sueldo que obtuvieron el último año, además de refrescar las finanzas públicas y confiar en la infraestructura creada en el sexenio como proveedora de recursos.

Uno de los grandes activos que ha tenido nuestro país en los últimos años es el deporte. Creemos firmemente en que la forma de combatir las raíces del crimen organizado y de la violencia que azota a nuestro país, es a través del cuidado de la vida de los jóvenes, otorgándoles alternativas de trabajo, de cultura y de deporte para que opten por un camino más sano y productivo. Conseguimos que las y los deportistas del país estuvieran protegidos en la Ley Federal del Trabajo en cuanto a condiciones mínimas laboralmente hablando, así como con la existencia de seguridad social en una carrera que es intensa y corta, lo que genera preocupación por el futuro a quien representan al país con orgullo y tesón.

Una de las grandes preocupaciones que debemos tener es la niñez, ya que ahí se forjan las personas que en un futuro tomarán decisiones de gran calado o, simplemente, serán el motor de un país honesto y trabajador. En aras de un respeto a niños y niñas, construimos una reforma constitucional para prohibir el matrimonio infantil en las comunidades indígenas entendiendo que, dentro del respeto a los usos y costumbres, debe de haber irreductibles para mantener a salvo los derechos de quienes más necesitan de nosotros como comunidad. Es un paso derivado de compromisos internacional pero, sobre todo de una firme convicción de proteger a las niñas, niños y adolescentes, de circunstancias donde no tienen el panorama completo en la toma de decisiones.

De igual manera reformamos el entramado de leyes laborales para fortalecer y garantizar los derechos de policías de todos los niveles, entendiendo que su labor ha sido extenuante, peligrosa y poco remunerada en los últimos años, de tal forma que, en un acto e justicia social, establecimos lineamientos que protejan su promoción, respeto, protección y ejercicio de los derechos de quienes integran dichas instituciones de seguridad.

El trabajo comprometido desde el Legislativo no debe tener descanso por el simple hecho de la existencia de pendientes profundos y arraigados de nuestro país. Debemos recomponer las leyes para que garanticen derechos y se adecuen a la nueva realidad que vivimos. Al final, no debemos olvidar que el Poder Legislativo es la voz del pueblo de México y, para mi, ha sido un honor ser parte de esa vocería.