/ sábado 23 de marzo de 2024

Bicentenario de la nacionalidad mexicana a Simón Bolívar

PASO A DESNIVEL


En el año de 1799, en el Puerto de Veracruz atracó el barco San Ildefonso, uno de los pasajeros era el adolescente Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco. Poco después sería conocido como el libertador; Simón Bolívar.

El joven Simón luego de permanecer poco tiempo en Veracruz, se trasladó a Puebla y de ahí a la Ciudad de México.

Fue hospedado en la casa de los Marqueses de Uluapa, ubicada en la esquina de lo que son hoy, las calles de Bolívar y Uruguay.

María Nicolasa “la Güera Rodríguez” era hermana de la marquesa de Uluapa y se relata que fue “El Caraqueñito” quién avivó los anhelos de rompimiento y libertad de España a María Nicolasa.

Luego de su estancia en La Nueva España, Bolívar recorrió Estados Unidos y Europa.

En 1810 inició su campaña militar que independizó de España a gran parte de América del Sur bajo la idea de que América Latina debía estar unida.

Por sus hazañas, “El Caraqueñito” Bolivar, causó una gran admiración en los mexicanos.

El libertar a la Gran Colombia, Venezuela y Ecuador, hizo que el 13 de marzo de 1824, fray Servando Teresa de Mier, diputado por Nuevo León, impulsara el que se le otorgase por parte de México un reconocimiento a Simón Bolívar.

Para entonces, México con Agustín de Iturbide a la cabeza, ya había logrado la independencia de España

Teresa de Mier, propuso que el general venezolano “debería ser reconocido como ciudadano de todas las repúblicas de América, empezando por la mexicana”.

Fue tan encendido el discurso que la propuesta se aprobó.

“Hay hombres privilegiados por el cielo cuyo panegírico es inútil la elocuencia. Tal es el héroe que en los fastos gloriosos ocupará el primer lugar al lado del inmortal Washington… Tal es el excelentísimo señor Simón Bolívar… Por sus tratados de íntima alianza entre todas las Repúblicas de América, ya es y merece ser ciudadano de todas. Pedimos, pues, que Vuestra Soberanía declare solemnemente que lo es de la República de México.

El documento se firmó, pero no existió respuesta por parte del sudamericano.

Tras la victoria de Ayacucho, Perú, en 1825, el ministro de estado y relaciones exteriores, Lucas Alamán, felicitó a través del periódico El Sol de México a Bolívar por “la gloriosa y decisiva victoria de las armas americanas del Sur sobre las españolas, acaecida en Ayacucho.”

Y hace dos días el Senado Mexicano conmemoró el bicentenario del nombramiento de Simón Bolívar como Ciudadano Honorario de México.

¡Un honor que pocos, muy pocos han merecido!

PASO A DESNIVEL


En el año de 1799, en el Puerto de Veracruz atracó el barco San Ildefonso, uno de los pasajeros era el adolescente Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco. Poco después sería conocido como el libertador; Simón Bolívar.

El joven Simón luego de permanecer poco tiempo en Veracruz, se trasladó a Puebla y de ahí a la Ciudad de México.

Fue hospedado en la casa de los Marqueses de Uluapa, ubicada en la esquina de lo que son hoy, las calles de Bolívar y Uruguay.

María Nicolasa “la Güera Rodríguez” era hermana de la marquesa de Uluapa y se relata que fue “El Caraqueñito” quién avivó los anhelos de rompimiento y libertad de España a María Nicolasa.

Luego de su estancia en La Nueva España, Bolívar recorrió Estados Unidos y Europa.

En 1810 inició su campaña militar que independizó de España a gran parte de América del Sur bajo la idea de que América Latina debía estar unida.

Por sus hazañas, “El Caraqueñito” Bolivar, causó una gran admiración en los mexicanos.

El libertar a la Gran Colombia, Venezuela y Ecuador, hizo que el 13 de marzo de 1824, fray Servando Teresa de Mier, diputado por Nuevo León, impulsara el que se le otorgase por parte de México un reconocimiento a Simón Bolívar.

Para entonces, México con Agustín de Iturbide a la cabeza, ya había logrado la independencia de España

Teresa de Mier, propuso que el general venezolano “debería ser reconocido como ciudadano de todas las repúblicas de América, empezando por la mexicana”.

Fue tan encendido el discurso que la propuesta se aprobó.

“Hay hombres privilegiados por el cielo cuyo panegírico es inútil la elocuencia. Tal es el héroe que en los fastos gloriosos ocupará el primer lugar al lado del inmortal Washington… Tal es el excelentísimo señor Simón Bolívar… Por sus tratados de íntima alianza entre todas las Repúblicas de América, ya es y merece ser ciudadano de todas. Pedimos, pues, que Vuestra Soberanía declare solemnemente que lo es de la República de México.

El documento se firmó, pero no existió respuesta por parte del sudamericano.

Tras la victoria de Ayacucho, Perú, en 1825, el ministro de estado y relaciones exteriores, Lucas Alamán, felicitó a través del periódico El Sol de México a Bolívar por “la gloriosa y decisiva victoria de las armas americanas del Sur sobre las españolas, acaecida en Ayacucho.”

Y hace dos días el Senado Mexicano conmemoró el bicentenario del nombramiento de Simón Bolívar como Ciudadano Honorario de México.

¡Un honor que pocos, muy pocos han merecido!