El papel fundamental de la mujer en los diversos periodos de la historia de la humanidad, para consolidar civilizaciones, es innegable.
En la actualidad, el reconocimiento de sus derechos, a través de la equidad y la igualdad, garantizan el buen funcionar de una sociedad en constante evolución.
En nuestra región, históricamente la mujer ha representado el eje indispensable, en el cual todos los demás roles giran al interior de la familia, para que puedan funcionar.
En el valle de Tulancingo, el paso de los Toltecas y de la cultura Teotihuacana, está representado en los diversos vestigios arqueológicos, en donde la dualidad, y el lado femenino representaban lo más sagrado, plasmado en la pintura rupestre de la luna de Huapalcalco.
El valle de Tulancingo, al ser eminentemente Tolteca en muchas de sus definiciones y representaciones, fue gobernado por una mujer, Xihuiquenitzin, alrededor del año 833 hasta su fallecimiento; aunque las fechas no son exactas, el registró de su periodo de gobierno sí está presente en diversos relatos y documentos novohispanos.
En México, la población es de 131.1 millones de personas, de las cuales el 51.1 por ciento son mujeres, y representan el 40,6% de la fuerza de trabajo, hasta el tercer trimestre de 2023, de acuerdo con el Consejo Nacional de Población.
Regresando al tema del rol de la mujer en el Gobierno, en las elecciones pasadas del 2016, las mujeres constituyeron 49.6 % de las candidaturas en las diputaciones, y 45.6 % de las personas electas por mayoría relativa, lo cual constituye un avance de la agenda de género en el poder legislativo a nivel nacional, de acuerdo al Instituto Nacional de las Mujeres.
Para la mitad de este año, México tendrá una Presidenta de la República, paso histórico y gigantesco hacia la igualdad, la equidad y el acceso a todos los sectores laborales para las mujeres.
También representará un equilibrio y justicia, para las mujeres de todo el país, garantizando su voz en la toma de decisiones, en la aplicación de políticas públicas, y de programas de desarrollo que incidan en la vida diaria de la ciudadanía.
Es la oportunidad para reconocernos como una sociedad en evolución, dejando atrás los resentimientos históricos, sin olvidar lo que nos hace mexicanas y mexicanos, en la búsqueda constante de un futuro promisorio para nuestras próximas sociedades.
México es y será el país forjado por mujeres y hombres de trabajo, con los mismos derechos y obligaciones, diversos entre sí, pero con un mismo objetivo, hacer de nuestro país una potencia mundial.