/ lunes 6 de marzo de 2023

Santos, íconos de fe en el catolicismo

De acuerdo con la tradición, los santos son personas a las cuales la Iglesia reconoce como presentes en el paraíso 

La fe católica contempla más de diez mil personas que según su historial de acciones cuando estaban vivos, han alcanzado cierta gracia y divinidad ante los ojos de Dios. Es en esta virtud y tras un proceso encabezado por el papa Francisco, máxima autoridad eclesiástica en el catolicismo, que se les otorga el grado canónico que extiende su culto en cierta nación o incluso localidad.

En entrevista, el ministro Salvador Osnaya, titular de la providencia de Misioneros Josefinos en México, expresó que para que el grado de "santo" pueda otorgarse es necesario cubrir con un proceso llamado de canonización. Esto, en otras palabras, es cuando la Iglesia reconoce que dichas personalidades ya gozan de "estar en presencia de Dios", pues se piensa acorde con la creencia religiosa, que ya se encuentran en el Paraíso.

Para tal fin, es importante que quienes propongan al futuro Santo, presenten ante la Santa Sede (el Vaticano) un informe detallado sobre la vida y virtudes de la persona que busque santificarse. Esta información se pondrá bajo escrutinio de un consejo llamado Congregación para las Causas de los Santos.

A la par, en Roma recibirán testimonios de aquellos dicen conocer al candidato y den fe no solo de sus acciones bien encaminadas, también de la justificación del porqué merece obtener el grado. En caso de que se avale, el Papa en turno deberá otorgar su visto bueno a través del "Decreto de Heroicidad de Virtudes", desde donde se le reconocerá como "venerable".

Luego de ello, viene una de las fases más complicadas: la obtención de la beatificación, para la que se requiere de forma indispensable la realización de un milagro atribuido al venerable. Dicho análisis exhaustivo tendrá como sede la diócesis o Arquidiócesis de donde sea originario el futuro santo, para facilitar el acopio de testimonios de los hechos milagrosos.

Si se llega a la conclusión de que en efecto el evento milagroso es auténtico, el papa llevará a cabo el acto de "beatificación". Sin embargo esto es solo la mitad del camino, pues para llegar al preciado punto de la canonización se deberá comprobar un segundo milagro el cual es examinado por la Congregación, con la particularidad de que este segundo debió suceder luego de que el venerable haya sido beatificado.

Luego del análisis, el Papa podrá publicar el decreto de canonización, tras el que finalmente se dará una fecha para que entonces se otorgue el grado de Santo.


La fe católica contempla más de diez mil personas que según su historial de acciones cuando estaban vivos, han alcanzado cierta gracia y divinidad ante los ojos de Dios. Es en esta virtud y tras un proceso encabezado por el papa Francisco, máxima autoridad eclesiástica en el catolicismo, que se les otorga el grado canónico que extiende su culto en cierta nación o incluso localidad.

En entrevista, el ministro Salvador Osnaya, titular de la providencia de Misioneros Josefinos en México, expresó que para que el grado de "santo" pueda otorgarse es necesario cubrir con un proceso llamado de canonización. Esto, en otras palabras, es cuando la Iglesia reconoce que dichas personalidades ya gozan de "estar en presencia de Dios", pues se piensa acorde con la creencia religiosa, que ya se encuentran en el Paraíso.

Para tal fin, es importante que quienes propongan al futuro Santo, presenten ante la Santa Sede (el Vaticano) un informe detallado sobre la vida y virtudes de la persona que busque santificarse. Esta información se pondrá bajo escrutinio de un consejo llamado Congregación para las Causas de los Santos.

A la par, en Roma recibirán testimonios de aquellos dicen conocer al candidato y den fe no solo de sus acciones bien encaminadas, también de la justificación del porqué merece obtener el grado. En caso de que se avale, el Papa en turno deberá otorgar su visto bueno a través del "Decreto de Heroicidad de Virtudes", desde donde se le reconocerá como "venerable".

Luego de ello, viene una de las fases más complicadas: la obtención de la beatificación, para la que se requiere de forma indispensable la realización de un milagro atribuido al venerable. Dicho análisis exhaustivo tendrá como sede la diócesis o Arquidiócesis de donde sea originario el futuro santo, para facilitar el acopio de testimonios de los hechos milagrosos.

Si se llega a la conclusión de que en efecto el evento milagroso es auténtico, el papa llevará a cabo el acto de "beatificación". Sin embargo esto es solo la mitad del camino, pues para llegar al preciado punto de la canonización se deberá comprobar un segundo milagro el cual es examinado por la Congregación, con la particularidad de que este segundo debió suceder luego de que el venerable haya sido beatificado.

Luego del análisis, el Papa podrá publicar el decreto de canonización, tras el que finalmente se dará una fecha para que entonces se otorgue el grado de Santo.


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