/ lunes 11 de septiembre de 2023

Olimpia, el legendario cine del pueblo tulancinguense 

Además de exhibir películas de cine nacional y de luchadores, también era un espacio ideal para fungir como teatro, auditorio y también para eventos gubernamentales como presentación de informes de gobierno

En el jardín de La Floresta, el sitio más conocido del centro de la ciudad de Tulancingo, existió en el pasado un edificio cuyo destino parece que siempre fue funcionar como tienda departamental. Tal es así que arrancó operaciones como la legendaria Ciudad de Londres a principios del siglo XX y actualmente es una de las sucursales de Elektra, departamental de Grupo Salinas.

Sin embargo, por poco más de medio siglo este edificio ubicado justo frente a la panadería La Floresta, en la intersección de la Plaza de la Constitución y Cuauhtémoc, era conocido por todo mundo gracias a que aquí se alzaba el popular Cine Olimpia, recinto de exhibición fílmica que se fundó en algún punto de la década de los 30. Aunque no se sabe con precisión cuándo se inauguró, sus operaciones iniciaron unos cuantos años después del incendio que arrasó con la tienda de la Ciudad de Londres en 1925.

"No tenemos referencia de la inauguración del Cine Olimpia, probablemente haya sido a la mitad de la década de los 30. Anteriormente era un centro comercial (...) lo compró el señor Gorgonio de la Concha para convertirlo en el teatro-cine Olimpia. Esto a inicios o a mediados de los 30", señaló al respecto el historiador y director de Museos de Tulancingo, Felipe Carrillo.

Catalogado por ser el cine "para los pobres", dada su oferta en cartelera que siempre se componía por películas de cine mexicano y de luchadores (a diferencia del Cine del Villar donde la marquesina exhibía títulos de cine hollywoodense o europeo), era común que se abarrotara los fines de semana gracias a las funciones de matiné, a las que podía ingresar la gente con alimentos y bebidas hechos en casa.

A través de papeletas que se pegaban por la ciudad, así como anuncios en periódicos locales, se informaba de cuál sería la función estelar de esa semana. Se acostumbraba que se organizaran proyecciones dobles, que costaban, por ejemplo, de cuatro a seis pesos por persona.

"En el cine Olimpia se pasaban películas mexicanas (...), funcionaba como teatro y auditorio, se hacían coronaciones de las reinas, graduaciones de alumnos, cambio de poderes y de administraciones. Para los tulancinguenses recordamos las películas de matiné, los domingos que pasaban películas del Santo, de luchadores, y también de Cantinflas, Viruta y Capulina, para los niños", abundó Carrillo.

También contemporáneo fue el Cine Rex, de menor tamaño y ubicado sobre la calle Luis Ponce, frente a las instalaciones de la Cruz Roja. Es descrito como "un edificio distinto, ya que entrabas por un pasillo, a los lados estaban las carteleras, dabas vuelta a la derecha y encontrabas la dulcería y la entrada a la sala de exhibición"

"El cine de Tulancingo en aquellos años era más que un lugar de entretenimiento; era un espacio social, un centro de reunión en donde encontrabas y saludabas a tus amigos vecinos y parientes, donde se tenían las primeras citas y se daban los primeros besos, en donde se disfrutaba las palomitas y dulces sabrosos comprados con tu “domingo” el dinero que te daban tus papás semanalmente", escribió Gloria Valencia Vargas en su crónica El Cine en Tulancingo, donde cuenta cómo era la experiencia fílmica de la región en la década de los 50.

El cierre del cine Olimpia ocurrió en la década de los 90, en pleno apogeo de los formatos caseros y a raíz del surgimiento de espacios de renta de películas (videoclubs) por la ciudad. El edificio fue adquirido por Grupo Salinas para la construcción de la tienda Elektra, mismo establecimiento que hasta el día de hoy se mantiene. Sin embargo, en la década del 60 cuando era el apogeo del Olimpia, existían el Cine del Villar y también el Rex, consolidando tres cines en Tulancingo. Actualmente, solamente sigue en operaciones el Del Villar (aunque cambió de dueños y de nombre) que hace frente a la competencia contra el complejo multiplex de Cinemex ubicado en una plaza comercial del fraccionamiento Santa Ana. También se cuenta con la Cineteca Tulancingo, espacio de exhibición independiente que recién cumplió nueve años de existencia.


En el jardín de La Floresta, el sitio más conocido del centro de la ciudad de Tulancingo, existió en el pasado un edificio cuyo destino parece que siempre fue funcionar como tienda departamental. Tal es así que arrancó operaciones como la legendaria Ciudad de Londres a principios del siglo XX y actualmente es una de las sucursales de Elektra, departamental de Grupo Salinas.

Sin embargo, por poco más de medio siglo este edificio ubicado justo frente a la panadería La Floresta, en la intersección de la Plaza de la Constitución y Cuauhtémoc, era conocido por todo mundo gracias a que aquí se alzaba el popular Cine Olimpia, recinto de exhibición fílmica que se fundó en algún punto de la década de los 30. Aunque no se sabe con precisión cuándo se inauguró, sus operaciones iniciaron unos cuantos años después del incendio que arrasó con la tienda de la Ciudad de Londres en 1925.

"No tenemos referencia de la inauguración del Cine Olimpia, probablemente haya sido a la mitad de la década de los 30. Anteriormente era un centro comercial (...) lo compró el señor Gorgonio de la Concha para convertirlo en el teatro-cine Olimpia. Esto a inicios o a mediados de los 30", señaló al respecto el historiador y director de Museos de Tulancingo, Felipe Carrillo.

Catalogado por ser el cine "para los pobres", dada su oferta en cartelera que siempre se componía por películas de cine mexicano y de luchadores (a diferencia del Cine del Villar donde la marquesina exhibía títulos de cine hollywoodense o europeo), era común que se abarrotara los fines de semana gracias a las funciones de matiné, a las que podía ingresar la gente con alimentos y bebidas hechos en casa.

A través de papeletas que se pegaban por la ciudad, así como anuncios en periódicos locales, se informaba de cuál sería la función estelar de esa semana. Se acostumbraba que se organizaran proyecciones dobles, que costaban, por ejemplo, de cuatro a seis pesos por persona.

"En el cine Olimpia se pasaban películas mexicanas (...), funcionaba como teatro y auditorio, se hacían coronaciones de las reinas, graduaciones de alumnos, cambio de poderes y de administraciones. Para los tulancinguenses recordamos las películas de matiné, los domingos que pasaban películas del Santo, de luchadores, y también de Cantinflas, Viruta y Capulina, para los niños", abundó Carrillo.

También contemporáneo fue el Cine Rex, de menor tamaño y ubicado sobre la calle Luis Ponce, frente a las instalaciones de la Cruz Roja. Es descrito como "un edificio distinto, ya que entrabas por un pasillo, a los lados estaban las carteleras, dabas vuelta a la derecha y encontrabas la dulcería y la entrada a la sala de exhibición"

"El cine de Tulancingo en aquellos años era más que un lugar de entretenimiento; era un espacio social, un centro de reunión en donde encontrabas y saludabas a tus amigos vecinos y parientes, donde se tenían las primeras citas y se daban los primeros besos, en donde se disfrutaba las palomitas y dulces sabrosos comprados con tu “domingo” el dinero que te daban tus papás semanalmente", escribió Gloria Valencia Vargas en su crónica El Cine en Tulancingo, donde cuenta cómo era la experiencia fílmica de la región en la década de los 50.

El cierre del cine Olimpia ocurrió en la década de los 90, en pleno apogeo de los formatos caseros y a raíz del surgimiento de espacios de renta de películas (videoclubs) por la ciudad. El edificio fue adquirido por Grupo Salinas para la construcción de la tienda Elektra, mismo establecimiento que hasta el día de hoy se mantiene. Sin embargo, en la década del 60 cuando era el apogeo del Olimpia, existían el Cine del Villar y también el Rex, consolidando tres cines en Tulancingo. Actualmente, solamente sigue en operaciones el Del Villar (aunque cambió de dueños y de nombre) que hace frente a la competencia contra el complejo multiplex de Cinemex ubicado en una plaza comercial del fraccionamiento Santa Ana. También se cuenta con la Cineteca Tulancingo, espacio de exhibición independiente que recién cumplió nueve años de existencia.


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