Después que por consecuencias legales y la información que trae consigo el uso de tecnologías de la información y comunicación, los matrimonios infantiles dejaron de realizarse, pero ahora el matrimonios de jóvenes adolescentes de 13 años en adelante es habitual en la región Otomí-Tepehua.
Así lo informa Harumi Arleth Hernández Pérez, directora de la Instancia Municipal para el Desarrollo de las Mujeres en Tenango de Doria, quien narra el caso de María del Carmen, quien con 15 años decidió juntarse con su actual pareja, Juan José, procreando un hijo de nueve meses. A sus 17 años de edad, asegura que caso por ella así lo quiso.
La directora destaca que en mayor medida se presentan los matrimonios en la etapa de la adolescencia, a partir de los 13 o 14 años en las comunidades principalmente, “a esa edad, las familias y los habitantes de la comunidad lo normalizan”.
Lamenta que ahora sean las propias adolescentes quienes vivan este proceso con hombres de al menos cinco años mayores que ellas, iniciando con un noviazgo y pasados algunos meses toman la decisión de “juntarse”.
“Muchas parejas no precisamente se casan por la vía legal, pero sí conviven como una pareja, tienen hijos y se genera una dinámica en donde el hombre es quien trabaja, las mujeres dejan de estudiar y se quedan en casa con la responsabilidad del cuidado del hogar y familia”, explica.
Detalló que una vez que las parejas viven juntas, los padres hablan entre ellos, para que esa relación sea del visto bueno de ambas familias, aunque no siempre es así.
“Es muy común que la pareja se vaya a vivir a casa de los padres del hombre, se les asigna un cuarto o espacio y se comparten otras áreas de la casa”, expuso.
Detalló que el matrimonio a partir de los 13 años en los municipios de la sierra Otomí-Tepehua es algo natural, mientras que el matrimonio infantil por conveniencia, años atrás se daba con mayor frecuencia.
AFECTA MATRIMONIO INFANTILA LA NIÑEZ
Por otra parte, recordó que las consecuencias del matrimonio infantil son físicas, psicológicas y económicamente “desfavorece en mayor medida a las mujeres, pues al ser muy pequeñas y sin la información suficiente, son maltratadas psicológicamente, físicamente y económicamente”.
Sostuvo que bajo esas condiciones, las mujeres eran explotadas físicamente en las tareas del hogar al vivir con la familia de su esposo, pues era como estar al servicio de ellos, “y ahora muchas consideran que fue un proceso que tenían que vivir y que se deben a sus parejas en ‘cuerpo y corazón’; algunas otras reconocen que fue violencia, que sobrevivieron a condiciones hostiles”, como no comer, embarazos continuos, golpes incluso que causan fracturas, refirió.
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De acuerdo con la ONG Plan International, el matrimonio infantil, en general, es fruto de una combinación de pobreza, desigualdad de género y falta de protección de los derechos de los niños y las niñas.