El municipio de Cuautepec de Hinojosa se convierte en el segundo sitio en México en elaborar carbón vegetal elaborado con encino, lo anterior tras la reciente adquisición de hornos metálicos por pobladores del ejido de Tezoncualpan, informó Sergio Emilio Peza, director de Desarrollo Económico.
Los locatarios e integrantes de este nuevo proyecto buscan establecer su propia marca y empaque, las presentaciones que se tienen previstas para la comercialización, son de cinco, tres y dos kilos y medios.
Este proyecto se lleva a cabo en coordinación con la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), así como el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
Actualmente –se informó-, los ejidatarios reciben un curso para el manejo de estos hornos, por parte de Julio Ríos Saucedo, quien es doctor en ciencias forestales e investigador del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Este proyecto está diseñado para no contaminar, pues aseguran que el 80 por ciento de sus emisiones es vapor y el 20 por ciento es humo, además de que está en un lugar estratégico para su asentamiento.
Javier Martínez, presidente del Comisariado Ejidal de Tezoncualpan, detalló que se han cumplido con todos requisitos tanto legales como ambientales; y el objetivo del proyecto es traer fuente de empleo y derrama económica para la localidad y municipio.
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Por el momento, este nuevo proyecto en el estado se encuentra en periodo de prueba y cuenta con tres estructuras para la producción de carbón, cuyos cálculos de producción en fase experimental es de 500 a 800 kilogramos.
De esta manera, Cuautepec de Hinojosa, es la segunda demarcación en el país, que cuenta con el funcionamiento de un equipo de esta naturaleza, ya que el otro opera en el estado de Sinaloa.
Un estudio del Instituto Politécnico Nacional (IPN), sobre la producción de carbón vegetal, reveló que se ha convertido en una actividad productiva sostenible, enmarcada en el aprovechamiento de recursos forestales con fines energéticos, conocida como dendroenergía.
Karen Denisse López Olmedo, egresada del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo (CIIDIR), explicó que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha definido a la dendroenergía como la primera fuente energética de la humanidad que, con un manejo adecuado, puede ser una fuente renovable de energía, particularmente en zonas rurales o lejanas, con muy bajas temperaturas.
La Maestra en Gestión de Proyectos para el Desarrollo Solidario explicó que, al utilizar la madera de los bosques de modo sostenible, y transformarlo en carbón vegetal, briquetas u otro tipo de biocombustibles, los pueblos originarios o indígenas agregan valor a su manejo forestal porque generan empleos, aprovechan las tierras no productivas y cuidan de los ecosistemas, al mismo tiempo.
