Tardías advertencias de Conagua sobre riesgos

La Comisión Nacional del Agua (Conagua) sigue enviando tarde las alertas de probables desbordamientos al gobierno municipal de Tula, aseguró el alcalde Manuel Hernández Badillo, aseverando que avisaron a la población del riesgo y evacuaron mucho antes del aviso federal que les llegó hasta las 00:36 horas de hoy.

Respecto a la actuación del gobierno municipal anoche y esta madrugada en la emergencia y si se han establecido ya protocolos en caso de nuevos desbordamiento del río Tula, el alcalde Manuel Hernández Badillo explicó que todo el personal de la alcaldía se activa en las emergencias y que se actúa en función de las alertas que emiten Conagua y Protección Civil del gobierno del estado y municipal.

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Más de 200 funcionarios, aseguró, laboran desde anoche apoyando en la evacuación, atendiendo los albergues a donde llegaron 45 personas y hoy realizando la limpieza de las zonas que fueron inundadas nuevamente. Y personal del organismo operador del agua trabaja para desazolvar los drenajes, porque los desechos y escombros que permanecían en las calles volvieron a taponar los drenajes.

En cuanto a protocolos, indicó, “actuamos en función de las alertas que nos hacen Conagua y Protección Civil del gobierno del estado, pero también en base a los monitoreos permanentes que realiza Protección Civil Municipal”.

Sin embargo, el alcalde aseguró que ayer actuaron aún antes de recibir alguna alerta de las dependencias estatal y federal.

“Si a nosotros nos avisan con cuatro horas de anticipación, las misma con las que nosotros actuamos. Pero ayer la orden de evacuación se dio a las 00:36 minutos (de hoy, sábado). Pero nosotros ya nos habíamos adelantado porque vimos que en Tepeji se estaba desbordando el agua y vimos que en la ciudad de México se habían inundado también. Al final hasta las 00:36 nos avisaron”.

Igualmente, Manuel Hernández reiteró que el 6 de septiembre pasado en que se registró la inundación en nueve puntos del municipio, la Conagua ni siquiera le avisó del riesgo que corría la población por el caudal extraordinario de agua que estaba fluyendo hacia el río Tula, desde diversos afluentes.