“Madrecitas o marchantas”, porque las marchan (corren) de todos lados, dijeron entre palabras cortadas, pues no dominan el español. Ellas, además de ser mujeres, tienen algo más en común, provienen de comunidades alejadas o indígenas, y sobreviven a costa de la venta de productos naturales.
Nopales, tunas, xoconoxtle, quelites, chayotes, brócoli, cilantro, epazote, diferentes hierbas, cacahuates, hortalizas, frutas de temporada, y uno que otro alimento de nombre y sabor poco común, son alguno de los frescos alimentos que ofertan estás mujeres, algunas ya de la tercera edad.
Las “Marchantitas”, como son conocidas, en específico las que se instalan en alguna calle, rincón o espacio reducido de algún mercado, si bien les va, provienen de municipios vecinos de Tulancingo.
Doña María, quién vendía chayotes hervidos de a dos por treinta, proviene de una comunidad indígena perteneciente a Acaxochitlán. Dijo que, viaja sola porque traer a su nieta para que le ayude a cargar su bote de chayotes, representa un gasto extra, que algunos días, no le es costeable.
El clima, es el verdugo que las azota y las flagela hasta hacerlas ver su suerte; el sol extremo ha marcado la forma de los huaraches en sus pies, y el largo de sus faldas en sus pantorrillas. El frío, ha cuarteado y quemado sus mejillas.
En ambas situaciones, siempre buscan refugiarse de estos dos en un comercio fijo, algunas veces tienen suerte, la mayoría de las veces no.
“Nos ven con asco, no somos sucias, solo traemos entre nuestras trenzas, el olor a humo de la leña que quemamos para calentar nuestro jacal”, dijo doña Angelita, quién solo había vendido una bolsita de nopales hasta las 12 del mediodía.
Otras más dijeron que, poco a poco han comenzado a migrar a la ciudad; viven en las puntas más altas de los cerros, pero solo así, pueden ver un poco de ganancias.
Las que siguen viajando, tren impregnado en su rostro el cansancio y la tristeza; el cansancio de madrugar para cortar y recolectar sus frescos productos y viajar a la ciudad. La tristeza se debe a las bajas ventas que día a día tienen. Mencionaron que algunas veces, regresan con sus cubetas intactas a sus comunidades.