ALTIPLANO DE HIDALGO. Invaden el tule y el lirio acuático poco más de setenta por ciento de la Laguna de Tecocomulco. El humedal, considerado sitio Ramsar, un tratado intergubernamental celebrado en Irán, a través del cual los países que integran este acuerdo se comprometieron a realizar acciones en pro de su conservación y uso racional, está siendo consumido por la flora nociva, pese a los trabajos que se realizan diario.
Jaime Martínez Parra, gerente operativo de la Comisión de Cuenca de la Laguna de Tecocomulco (CCLT), un organismo encargado de la conservación y promoción de avances científicos y la gestión integrada de los recursos hídricos, señaló que el humedal es una de las once subcuencas localizadas en la Cuenca del Valle de México.
Detalló que esta se encuentra en la Región Hidrológica 26 Río Panuco, que cubre una superficie de 525 kilómetros cuadrados, un estimado de 52 mil 500 hectáreas y comprende parte de los municipios de Almoloya, Apan y Tepeapulco en el Altiplano, así como Singuilucan y Cuautepec, también en Hidalgo, además de una pequeña porción de Chignahuapan, estado de Puebla, y Tlaxco, Tlaxcala.
Detalló que la Cuenca de la Laguna de Tecocomulco está considerada dentro del grupo de las cuencas denominadas cerradas que en su parte central recibe aportaciones de corrientes pluviales formadas en las laderas de los cerros que la rodean, por lo que se convierte en un vaso regulador al recibir las descargas, hecho que da origen a la porción lacustre.
Además, dijo, existe una brecha de lirio acuático de 800 metros de largo, y hay mil 100 hectáreas de tule y 250 de lirio, lo que equivale a 72 por ciento de la laguna, flora que actualmente está causando la muerte de especies endémicas, como el ajolote, la rana Moctezuma y el charal.
Explicó que el crecimiento desmedido del tule y lirio se debe a la cantidad de agua que recibe de alrededor de 52 mil hectáreas, donde hay 124 comunidades asentadas.
La deforestación de los cerros provocada por prácticas como la agricultura y la ganadería, agregó, así como el uso de la zona para cultivos, ha causado que los nutrientes sean arrastrados por el agua hacia la laguna y estos sirvan de alimento para el tule y el lirio.
Señaló que aunque diario una plantilla de veinte trabajadores de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, así como de comerciantes y vecinos del lugar, trabajan para retirar el lirio, las labores son insuficientes y no se ataca el problema de raíz.
“Cortarlas ayuda, pero solo es una solución temporal, porque vuelven a crecer, una solución de fondo sería evitar que los nutrientes lleguen hasta la laguna y esto se puede realizar con el apoyo de plantas tratadoras”.
Ubicada a alrededor de diez kilómetros de distancia, en la comunidad de Francisco Sarabia, que pertenece a Tepeapulco, se ubica una microcuenca de cerca de cinco mil hectáreas, donde en casi tres décadas se han construido zanjas y represas que se emplean como trincheras para evitar el paso de sedimentos, pero opuestamente mil 500 hectáreas presentan alta y muy alta erosión.
