/ miércoles 16 de febrero de 2022

El 30% ha sufrido violencia obstétrica

Ello, debido a que presuntamente recibieron maltratos, regaños y burlas, entre otras cosas, de parte del personal médico

Los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) muestran que de las mujeres (2.9 millones) de 15 a 49 años que tuvieron un parto o cesárea de estas, el 33.4 por ciento sufrió algún tipo de maltrato.

Según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Hidalgo forma parte de los diez estados donde más mujeres padecen de violencia al recibir atención médica durante el parto.

Si la paciente no autoriza alguna incisión durante el parto, se cataloga como violencia obstétrica, señaló Lucía Parajón, trabajadora de la Salud en Tulancingo.

Lo anterior, al interrogársele sobre las intervenciones que llegan a tener las mujeres cuando están dando a luz, las cuales se realizan para facilitar el nacimiento del bebé, y en términos médicos es conocida como episiotomía.

De acuerdo con la profesionista, la violencia obstetra es un acto ejercido directamente por los profesionales de la salud hacía las mujeres embarazadas, en trabajo de parto o en puerperio, y que, constituye una violación a los derechos sexuales y reproductivos, y que, está penada por la ley.

“Es la falta de trato digno a la mujer embarazada, en trabajo de parto o en puerperio”, y que es ejercida por el personal que se encuentra inmerso a la hora de atender el parto dentro de una institución de salud, refirió la entrevistada.

Dentro de los tipos de violencia que entran en la obstétrica se encuentran: la episiotomía, gritos, maltratos, no nombrar a la mujer por su nombre, regaños, burlas, discriminación, e ignorar a la mujer en el estado de vulnerabilidad y susceptibilidad por el que pasa. Esta es penalizada cuando el personal de salud lo hacen sin sustento alguno.

Inclusive, en el año 2016, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), emitió una recomendación sobre el caso de violaciones a los derechos a la protección de la salud, al consentimiento informado en servicios de anticoncepción, violencia obstétrica, así como a la libertad y autonomía reproductiva en agravio de una mujer indígena que recibió atención obstetra en el Hospital General de Tulancingo, dónde la recién nacida murió.

Retomando el tema de la episiotomía, la trabajadora de la salud dijo que, está práctica se convierte en mutilación cuando es realizada sin dársele a conocer a la mamá y principalmente sin su permiso, “Algunas veces más que facilitar el trabajo de parto para la mamá, se facilita el trabajo al personal de salud”, refirió.

Entre las consecuencias que deja esta práctica, se encuentran: cicatriz queloide que lastima cuando se sientan, dolor en el puerperio, ardor, posibles lesiones entre la vulva y el ano que pueden desencadenar en infección, dolor en las futuras relaciones sexuales y hasta desgarres en el ano que pueden terminar en incontinencia.

“Lo importante para evitar esta práctica es la preparación, el control prenatal, valorar vagina y también valorar el periné; verificar si se puede preparar para evitar el desgarre o mutilación, principalmente con ejercicios de elasticidad”, expuso Lucia.

Informó que el parto es un proceso fisiológico natural, “la sociedad ha tenido una distorsión en el contexto porque las mujeres tienen miedo a parir, no se da la información correcta. Porque si le decimos a la mamita dolor, dolor, dolor, ella se casa con el dolor”, mencionó Parajon.

Refirió que, actualmente se desconoce la importancia de tener un parto respetado, respetar la forma en la que la futura mamá desee dar a luz a su hijo. Solo se trabaja para la comodidad del doctor “súbete, bájate, acomódate, puja, etc.”

Esto se debe a que la mujer va sola, principalmente en institución pública, “el parto es una situación orgásmica, respirado, emocionalmente debe de ser agradable para la mujer aún con las contracciones”, narró.

Lucia Parajon, concluyó diciendo que, además del proceso del parto, es de suma importancia sensibilizar sobre la lactancia y proceso post parto, porque son situaciones importantes en el proceso y de las cuales no hay conocimiento.

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Por último, el pasado año 2021, el senador Miguel Ángel Mancera Espinosa, presentó un punto de acuerdo para solicitar a la Secretaría de Salud y a sus homólogas en las 32 entidades federativas, que capaciten al personal médico y administrativo de los centros de salud, a fin de prevenir y erradicar este tipo de violencia.

*Según la Organización Mundial de la Salud, se denomina puerperio o cuarentena al periodo que va desde el momento inmediatamente posterior al parto hasta los 35-40 días y que es el tiempo que necesita el organismo de la madre para recuperar progresivamente las características que tenía antes de iniciarse el embarazo.

Los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) muestran que de las mujeres (2.9 millones) de 15 a 49 años que tuvieron un parto o cesárea de estas, el 33.4 por ciento sufrió algún tipo de maltrato.

Según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Hidalgo forma parte de los diez estados donde más mujeres padecen de violencia al recibir atención médica durante el parto.

Si la paciente no autoriza alguna incisión durante el parto, se cataloga como violencia obstétrica, señaló Lucía Parajón, trabajadora de la Salud en Tulancingo.

Lo anterior, al interrogársele sobre las intervenciones que llegan a tener las mujeres cuando están dando a luz, las cuales se realizan para facilitar el nacimiento del bebé, y en términos médicos es conocida como episiotomía.

De acuerdo con la profesionista, la violencia obstetra es un acto ejercido directamente por los profesionales de la salud hacía las mujeres embarazadas, en trabajo de parto o en puerperio, y que, constituye una violación a los derechos sexuales y reproductivos, y que, está penada por la ley.

“Es la falta de trato digno a la mujer embarazada, en trabajo de parto o en puerperio”, y que es ejercida por el personal que se encuentra inmerso a la hora de atender el parto dentro de una institución de salud, refirió la entrevistada.

Dentro de los tipos de violencia que entran en la obstétrica se encuentran: la episiotomía, gritos, maltratos, no nombrar a la mujer por su nombre, regaños, burlas, discriminación, e ignorar a la mujer en el estado de vulnerabilidad y susceptibilidad por el que pasa. Esta es penalizada cuando el personal de salud lo hacen sin sustento alguno.

Inclusive, en el año 2016, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), emitió una recomendación sobre el caso de violaciones a los derechos a la protección de la salud, al consentimiento informado en servicios de anticoncepción, violencia obstétrica, así como a la libertad y autonomía reproductiva en agravio de una mujer indígena que recibió atención obstetra en el Hospital General de Tulancingo, dónde la recién nacida murió.

Retomando el tema de la episiotomía, la trabajadora de la salud dijo que, está práctica se convierte en mutilación cuando es realizada sin dársele a conocer a la mamá y principalmente sin su permiso, “Algunas veces más que facilitar el trabajo de parto para la mamá, se facilita el trabajo al personal de salud”, refirió.

Entre las consecuencias que deja esta práctica, se encuentran: cicatriz queloide que lastima cuando se sientan, dolor en el puerperio, ardor, posibles lesiones entre la vulva y el ano que pueden desencadenar en infección, dolor en las futuras relaciones sexuales y hasta desgarres en el ano que pueden terminar en incontinencia.

“Lo importante para evitar esta práctica es la preparación, el control prenatal, valorar vagina y también valorar el periné; verificar si se puede preparar para evitar el desgarre o mutilación, principalmente con ejercicios de elasticidad”, expuso Lucia.

Informó que el parto es un proceso fisiológico natural, “la sociedad ha tenido una distorsión en el contexto porque las mujeres tienen miedo a parir, no se da la información correcta. Porque si le decimos a la mamita dolor, dolor, dolor, ella se casa con el dolor”, mencionó Parajon.

Refirió que, actualmente se desconoce la importancia de tener un parto respetado, respetar la forma en la que la futura mamá desee dar a luz a su hijo. Solo se trabaja para la comodidad del doctor “súbete, bájate, acomódate, puja, etc.”

Esto se debe a que la mujer va sola, principalmente en institución pública, “el parto es una situación orgásmica, respirado, emocionalmente debe de ser agradable para la mujer aún con las contracciones”, narró.

Lucia Parajon, concluyó diciendo que, además del proceso del parto, es de suma importancia sensibilizar sobre la lactancia y proceso post parto, porque son situaciones importantes en el proceso y de las cuales no hay conocimiento.

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Por último, el pasado año 2021, el senador Miguel Ángel Mancera Espinosa, presentó un punto de acuerdo para solicitar a la Secretaría de Salud y a sus homólogas en las 32 entidades federativas, que capaciten al personal médico y administrativo de los centros de salud, a fin de prevenir y erradicar este tipo de violencia.

*Según la Organización Mundial de la Salud, se denomina puerperio o cuarentena al periodo que va desde el momento inmediatamente posterior al parto hasta los 35-40 días y que es el tiempo que necesita el organismo de la madre para recuperar progresivamente las características que tenía antes de iniciarse el embarazo.

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