El Comanche es el personaje central de la fiesta del Carnaval de Huehuetla, está cargado de simbolismo y vinculado con los chichimecas históricos por diversos autores, de acuerdo con Palemón Alberto Flores Aparicio, cronista, investigador, historiador y promotor cultural indígena.
Destacó que el disfraz de “Pucumanchi” lo estilizan de acuerdo con el gusto de los disfrazados, que reflejan los cambios que imponen los nuevos tiempos y se convirtió en el disfraz local por excelencia.
En su confección artesanal, precisó que se realiza bajo la mirada atenta y gran dedicación de un artesano, que con sus manos llenas de experiencia le imprimen la imaginación y la creatividad para así lograr el resultado deseado planeando los costos de su elaboración.
“Las características especiales en su elaboración responden a una fuente de inspiración cuyo objetivo es acercar a las nuevas generaciones al arte popular, ayudándoles a descubrir sus propias posibilidades y generar en la población un sentido de pertenencia”, acentuó.
El promotor cultural indígena detalló que el comanche porta un vestido de tela de manta con más de cuatro mil corcholatas con un peso de hasta 20 kilos, que antes de ser montadas son calentadas en un comal para extraerles el plástico interior.
Posteriormente, explicó que se aplanan y se perforan para cocerlas al vestido que se complementa con una lanza de madera decorada, hilos multicolores, una máscara de trapo confeccionada y pintada con diseños geométricos multicolores.
Además, portan un gran penacho con plumas de guajolote, un cinturón-carcaj de cartón, ambos sujetos a una cuerda de hilo sintético multicolor y decorados con pintura acrílica y colas de pelo de caballo, un arco con estructura de madera curva decorada con hilos sintéticos multicolores y un cinto de cascabeles metálicos de cobre, que van sonando en su recorrido.
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Recordó que Francisco “Don Panchito” García Vigueras diseñó el primer disfraz de “Pucumanchi” teniendo como referencia el atuendo de los indios sioux, con una túnica de tela de manta a la cual le cocía corcholatas aplanadas y un cinto con cascabeles de cobre sujeto a la cintura, que cuando se movía sonaban al unísono.
Contó que Don Panchito fue un personaje que desarrolló la habilidad de expresar y crear movimientos de la naturaleza como los que realizan algunos animales para comunicarse.
“Por eso decía que el pucumanchi con sus ágiles movimientos y en su desbordada alegría imita el comportamiento del guajolote cuando se encuentra en celo y quiere llamar la atención de su hembra y se pone a bailar y a saltar con su grito de “avavavavavavava” que se produce con golpecitos con la mano en la boca, este sonido fuerte e intimidante que se hace al ritmo de la música de los sones del carnaval”, concluyó.
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