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En diferentes comunidades de la región de Tulancingo, existen varias flores que son comestibles y que se preparan en guisados para consumo familiar.
Con el inicio de la temporada de lluvias, plantas y árboles silvestres florecen, ofreciendo una opción de alimento.
De acuerdo con investigadores del Instituto Politécnico Nacional, existen más de 70 flores para consumo humano, de las cuales existen entre 30 y 50 en nuestro país.
Ejemplo de ello, son el madroño, la flor de calabaza, los gualumbos, el garambullo, que se consumen en Tulancingo y en otras regiones de la entidad.
La flor de madroño se da en un pequeño árbol que no supera los cinco metros de altura, pero que en otoño e invierno, en sus ramas crece una pequeña flor blanca que es comestible, esta puede ser guisada en salsa, en tortitas capeadas o fritas, suelen ser traídas del bosque en Romeros, Paxtepec o Singuilucan.
“Saben a pollito esas en salsa, las hechas y parece carne, tienen un sabor muy agradable”, dijo Isaías Romero, colector.
Una más es el garambullo que se da en las zonas áridas del estado, principalmente en Actopan e Ixmiquilpan, y provienen de una planta cactácea muy ramificada.
La flor de quelite, quelite de fierro, colorín, pipe o flor de tzompantle, se puede consumir hervido, frito, acompañado con frijoles,en una rica salsa, es muy común que lo vendan en las plazas y tianguis de la región.
En el listado de los platillos no faltaron las quesadillas de flor de calabaza, que acompañadas con queso, son un manjar en los puestos de antojitos mexicanos.
Con huevo revuelto y salsa, en Hidalgo es una tradición consumir la flor de maguey o los gualumbos, que con la ayuda de una garrocha y un botecito, son bajados de lo alto del quiote del árbol.
Entre las más consumidas del país está la flor de Jamaica, que en agua, refresca en tiempos de intenso calor.
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