/ sábado 16 de mayo de 2020

¡De vuelta a la cancha! Bundesliga reanuda partidos sin público

Aún con la pandemia del Covid-19, Alemania es el primer gran país europeo en reanudar su liga de fútbol

El balón por fin echó a rodar: la Bundesliga alemana se convirtió este sábado en la primera gran liga europea en reanudarse con cinco partidos en juego, una situación observada por todo el mundo, pero con un silencio perturbador, el de las gradas vacías.

A la hora prevista, las 13H30 GMT, el sonido de los silbatos se hizo más perceptible que nunca en Augsburgo, Düsseldorf, Hoffenheim, Leipzig y Dortmund, poniendo la piel de gallina a todos los amantes del fútbol, que llevaban esperando más de dos meses a ver un partido cuando la mayoría de torneos quedaron suspendidos a mediados de marzo por la pandemia del nuevo coronavirus.

Primeros pases, primeras consignas de los entrenadores y primer choque en el Dortmund-Schalke, el tradicional Derbi del Ruhr: el fútbol está de vuelta, aunque es imposible entusiasmarse completamente, ya que la crisis sanitaria está visible en todos los sitios.

Los jugadores del Schalke entraron en el Signal Iduna Park con mascarillas, el 'muro amarillo', la famosa tribuna del antiguo Westfalenstadion, está completamente vacía, sin la presencia de los miles de hinchas que dan ese color tan especial a los partidos del Dortmund e, incluso, los banquillos de suplentes están sólo ocupados uno de cada dos.

Esto es lo que espera este fin de semana a las estrellas de la Bundesliga, el líder Bayern jugará el domingo en la 26ª jornada del campeonato, una extraña situación que se prolongará durante meses.

Ni música ni saludos

Sin ceremonia ni música, los equipos entraron por separado en la cancha. No hubo saludos entre los jugadores, ni niños acompañándoles, como tampoco ninguna subida de adrenalina sonora cuando llegaron las primeras acciones. En Leipzig, que recibe al Friburgo, algunos jugadores incluso mantuvieron las mascarillas durante el calentamiento.

Esas mismas escenas se habían producido antes, con cuatro partidos de la segunda división que comenzaron a las 11h00 GMT, con el mismo protocolo sanitario estricto.

En Dortmund, el ambiente de la ciudad no tiene nada que ver con el habitual en un día de partido, constató un periodista de la AFP.

Varias furgonetas de la policía estaban posicionadas, sobre todo en las afueras de la estación de tren, para evitar la concentración de aficionados. La policía hizo un llamado para instar a los hinchas a quedarse en casa.

"Más vale partidos a puerta cerrada para frenar la progresión de la epidemia que una catástrofe sanitaria", admitió Nicole Bartelt, de 44 años y aficionada del Dortmund, reconocible por vestir la camiseta del BVB, que verá el partido de su equipo en casa de unos amigos, respetando las medidas de distanciamiento que exigen las autoridades.

Espejo para otros campeonatos

Pionera en Europa entre los grandes campeonatos, sobre la Bundesliga recae la responsabilidad de mostrar el camino: el éxito o fracaso de su intento de retomar y terminar la competición puede ser determinante para los planes de otros países.

Si consigue disputar las nueve jornadas que le quedan para el final, Alemania habrá demostrado al mundo que el deporte profesional de primera línea puede sobrevivir a la Covid-19, pero una nueva interrupción antes del final lanzaría un mensaje muy negativo.

Los jugadores y miembros del cuerpo técnico se someten a test regulares y han tenido que estar concentrados y aislados toda esta semana.

Dos entrenadores de clubes de la primera división alemana no podrán vivir en el banquillo este fin de semana de regreso de la Bundesliga por haber violado esa cuarentena.

Se trata de Heiko Herrlich (Augsburgo), que salió del hotel para comprar pasta de dientes y una crema dermatológica, y Urs Fischer (Unión Berlín), que abandonó voluntariamente la concentración por el fallecimiento de un familiar.

"El mundo entero nos mira"

"El mundo entero nos mira", constató el viernes el entrenador del Bayern de Múnich, Hansi Flick. "Puede ser una señal para todas las demás ligas y puede permitir al deporte regresar en todas partes", apuntó.

El regreso del fútbol "es una buena señal", destacó este sábado el presidente de la UEFA Aleksander Ceferin. "No sólo es fútbol. La gente está deprimida por el confinamiento y la incerteza. El fútbol trae una cierta normalidad y energía positiva. Hace más fácil quedarse en casa cuando puedes ver deporte" por televisión, declaró al canal BeIn Sport.

Pero en Alemania, una mayoría de la opinión pública no es favorable a esta reanudación del campeonato: un 56% de las personas preguntadas al respecto en un sondeo esta semana se mostraba en contra.

"Tenemos una responsabilidad gigantesca", reconoció el viernes el presidente del Borussia Dortmund, Hans-Joachim Watzke.

El balón por fin echó a rodar: la Bundesliga alemana se convirtió este sábado en la primera gran liga europea en reanudarse con cinco partidos en juego, una situación observada por todo el mundo, pero con un silencio perturbador, el de las gradas vacías.

A la hora prevista, las 13H30 GMT, el sonido de los silbatos se hizo más perceptible que nunca en Augsburgo, Düsseldorf, Hoffenheim, Leipzig y Dortmund, poniendo la piel de gallina a todos los amantes del fútbol, que llevaban esperando más de dos meses a ver un partido cuando la mayoría de torneos quedaron suspendidos a mediados de marzo por la pandemia del nuevo coronavirus.

Primeros pases, primeras consignas de los entrenadores y primer choque en el Dortmund-Schalke, el tradicional Derbi del Ruhr: el fútbol está de vuelta, aunque es imposible entusiasmarse completamente, ya que la crisis sanitaria está visible en todos los sitios.

Los jugadores del Schalke entraron en el Signal Iduna Park con mascarillas, el 'muro amarillo', la famosa tribuna del antiguo Westfalenstadion, está completamente vacía, sin la presencia de los miles de hinchas que dan ese color tan especial a los partidos del Dortmund e, incluso, los banquillos de suplentes están sólo ocupados uno de cada dos.

Esto es lo que espera este fin de semana a las estrellas de la Bundesliga, el líder Bayern jugará el domingo en la 26ª jornada del campeonato, una extraña situación que se prolongará durante meses.

Ni música ni saludos

Sin ceremonia ni música, los equipos entraron por separado en la cancha. No hubo saludos entre los jugadores, ni niños acompañándoles, como tampoco ninguna subida de adrenalina sonora cuando llegaron las primeras acciones. En Leipzig, que recibe al Friburgo, algunos jugadores incluso mantuvieron las mascarillas durante el calentamiento.

Esas mismas escenas se habían producido antes, con cuatro partidos de la segunda división que comenzaron a las 11h00 GMT, con el mismo protocolo sanitario estricto.

En Dortmund, el ambiente de la ciudad no tiene nada que ver con el habitual en un día de partido, constató un periodista de la AFP.

Varias furgonetas de la policía estaban posicionadas, sobre todo en las afueras de la estación de tren, para evitar la concentración de aficionados. La policía hizo un llamado para instar a los hinchas a quedarse en casa.

"Más vale partidos a puerta cerrada para frenar la progresión de la epidemia que una catástrofe sanitaria", admitió Nicole Bartelt, de 44 años y aficionada del Dortmund, reconocible por vestir la camiseta del BVB, que verá el partido de su equipo en casa de unos amigos, respetando las medidas de distanciamiento que exigen las autoridades.

Espejo para otros campeonatos

Pionera en Europa entre los grandes campeonatos, sobre la Bundesliga recae la responsabilidad de mostrar el camino: el éxito o fracaso de su intento de retomar y terminar la competición puede ser determinante para los planes de otros países.

Si consigue disputar las nueve jornadas que le quedan para el final, Alemania habrá demostrado al mundo que el deporte profesional de primera línea puede sobrevivir a la Covid-19, pero una nueva interrupción antes del final lanzaría un mensaje muy negativo.

Los jugadores y miembros del cuerpo técnico se someten a test regulares y han tenido que estar concentrados y aislados toda esta semana.

Dos entrenadores de clubes de la primera división alemana no podrán vivir en el banquillo este fin de semana de regreso de la Bundesliga por haber violado esa cuarentena.

Se trata de Heiko Herrlich (Augsburgo), que salió del hotel para comprar pasta de dientes y una crema dermatológica, y Urs Fischer (Unión Berlín), que abandonó voluntariamente la concentración por el fallecimiento de un familiar.

"El mundo entero nos mira"

"El mundo entero nos mira", constató el viernes el entrenador del Bayern de Múnich, Hansi Flick. "Puede ser una señal para todas las demás ligas y puede permitir al deporte regresar en todas partes", apuntó.

El regreso del fútbol "es una buena señal", destacó este sábado el presidente de la UEFA Aleksander Ceferin. "No sólo es fútbol. La gente está deprimida por el confinamiento y la incerteza. El fútbol trae una cierta normalidad y energía positiva. Hace más fácil quedarse en casa cuando puedes ver deporte" por televisión, declaró al canal BeIn Sport.

Pero en Alemania, una mayoría de la opinión pública no es favorable a esta reanudación del campeonato: un 56% de las personas preguntadas al respecto en un sondeo esta semana se mostraba en contra.

"Tenemos una responsabilidad gigantesca", reconoció el viernes el presidente del Borussia Dortmund, Hans-Joachim Watzke.

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