Calero y la Parka se reencuentran en el más allá

Ambos se profesaban admiración mutua; intercambiaron suéter y mascara

Constancio Cortés | El Sol de Hidalgo

  · jueves 16 de enero de 2020

El psicólogo estadounidense Howard Gardner replanteó la forma de ver la inteligencia y con ello la forma de entender el proceso de la enseñanza y el aprendizaje CORTESÍA/ |@neuromilla

Dos íconos del deporte, cada uno en su disciplina se reencuentran nuevamente; ahora en el más allá.

Miguel “Cóndor” Calero y La Parka, intercambiaron aditamentos deportivos, el gladiador le obsequió su máscara al “Capitán Cóndor”, mientras que el arquero colombiano-mexicano, le obsequió su suéter y sus guantes.

Todo comenzó en la Arena Afición, cuando la Parka le expresó a Antonio Viornery, empresario del coso luchístico, su deseo de conocer y saludar al portero del Pachuca, a quien dijo admiraba profundamente por sus lances y su profesionalismo, recordando el gol que de cabeza anotó a los Jaguares de Chiapas.

El empresario de inmediato entró en contacto con un reportero de la fuente para que le hiciera llegar la invitación del enmascarado al portero tuzo.

Todo se dio en buenos términos, Miguel Calero aceptó la invitación para acudir a la arena el día que la Parka actuara, para conocerse e intercambiar saludos.

Lamentablemente el martes, día de la función en que la Parka se presentaba en Pachuca, Miguel se enfermó por primera ocasión, viajando a Houston Texas acompañado de Jesús Martínez, presidente de los Tuzos, para su atención médica.

Ante esta situación, el “Cóndor”, no quiso fallarle a la Parka y a través de su hijo, Miguel Calero Júnior, le envió al luchador su suéter y sus guantes, mismos que el júnior entregó a la Parka en el cuadrilátero, previo a su combate; este de inmediato se puso el suéter y los guantes, entregando a cambio una máscara que se quitó, (llevaba dos máscaras) para el “Cóndor”, todo esto en medio de los aplausos y gritos de “Calero… Parka”.

Esa ocasión, el encuentro entre estas dos grandes estrellas del deporte no pudo darse en la Arena Afición, sin embargo, ambos llegaron a saludarse en la Ciudad de México posteriormente, surgiendo una gran amistad y admiración mutua.

El destino quiso que estas dos grandes estrellas del deporte mexicano murieran, para encontrarse de nuevo en el más allá, para dar paso al nacimiento de las leyendas

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