/ martes 14 de noviembre de 2017

Un caldo puede curar el alma, la barriga y el corazón

Con dos años de existencia, el espacio ha crecido en todos los aspectos, por ello tiende la mano a cualquier tipo de proyecto

La virtud de cocinar se remonta a la prehistoria, cuando los primeros seres homínidos calentaban los frutos y vegetales para ablandarlos y así poder comerlos con facilidad. Eso mismo ha cambiado y al mismo tiempo se ha convertido en una construcción socio-cultural en todo el mundo; las maneras de cocinar son verdaderos rituales y sobre todas la cosas, un momento para llenar ese interior que tanto nos tiene a veces con ansias de probar tal o cual platillo.

El pensamiento de cocinar nos evoca a nuestras casas, que si bien, el entendido general, o al menos así se hace en la gran mayoría de los hogares mexicanos donde la mamá o la abuelita son pilares elementales para creación de platillos de todos los tipos para la alimentación familiar. Estas creaciones hogareñas son para nosotros una gran fracción de familia.

Esos son los motivos por los cuales surge el espacio llamado Sanadoras, La Caldería, que es un retorno a la estancia en casa, a lo acogedor que suele ser llegar a casa y que te esperen con un plato hondo con caldo de pollo, un mole de olla o cualquiera que sea el caso. Sin embargo, en algunos casos suelen curar los males del alma, pues las hierbas hacen el doble trabajo, por un lado aromatizar y hacer atractivo al platillo, y por otro, proveer de nutrientes y energía.

“Sanadoras es un rescate gastronómico, desde la comida de casa, el volver a ella… El concepto consiste en volver a casa a comer, a vivir, a compartir”, comenta Isis Iturriaga, que a su entender, la mejor comida que te pueden dar, es la hecha en casa.

Con dos años de existencia, el colectivo Sanadoras ha crecido en todos los aspectos, por ello tiende la mano a cualquier tipo de proyecto, ya sean artísticos, culturales, terapéuticos y una larga lista interminable con la que buscan trascender.

Para el colectivo, la prioridad no es hacer una gran cantidad de publicidad acerca de ellos, sino más bien, prefieren que el crecimiento sea orgánico, y sobre todo, sin mucha inversión económica.

El menú que ofrecen se compone de diferentes caldos: res, mole de olla, y el otro que es puchero (blanco); los de pollo, el caldo grosero que es el blanco de pollo, y el tlalpeño; también hay pancita los fines de semana, además caldo de hongos como opción vegana, pues no contiene nada de origen animal, y finalmente verdolagas con carne de puerco. Estos platillos bien se pueden acompañar de una cerveza o un vaso frío de agua de temporada, desde luego, natural.

La Caldería está ubicada en Avenida Fray Servando Teresa de Mier #333 en el barrio La Esperanza, una pequeña colonia asentada entre el Mercado de Sonora y el barrio de La Merced, “Los vecinos nos han recibido con mucha candidez”, afirma Iturriaga.

La virtud de cocinar se remonta a la prehistoria, cuando los primeros seres homínidos calentaban los frutos y vegetales para ablandarlos y así poder comerlos con facilidad. Eso mismo ha cambiado y al mismo tiempo se ha convertido en una construcción socio-cultural en todo el mundo; las maneras de cocinar son verdaderos rituales y sobre todas la cosas, un momento para llenar ese interior que tanto nos tiene a veces con ansias de probar tal o cual platillo.

El pensamiento de cocinar nos evoca a nuestras casas, que si bien, el entendido general, o al menos así se hace en la gran mayoría de los hogares mexicanos donde la mamá o la abuelita son pilares elementales para creación de platillos de todos los tipos para la alimentación familiar. Estas creaciones hogareñas son para nosotros una gran fracción de familia.

Esos son los motivos por los cuales surge el espacio llamado Sanadoras, La Caldería, que es un retorno a la estancia en casa, a lo acogedor que suele ser llegar a casa y que te esperen con un plato hondo con caldo de pollo, un mole de olla o cualquiera que sea el caso. Sin embargo, en algunos casos suelen curar los males del alma, pues las hierbas hacen el doble trabajo, por un lado aromatizar y hacer atractivo al platillo, y por otro, proveer de nutrientes y energía.

“Sanadoras es un rescate gastronómico, desde la comida de casa, el volver a ella… El concepto consiste en volver a casa a comer, a vivir, a compartir”, comenta Isis Iturriaga, que a su entender, la mejor comida que te pueden dar, es la hecha en casa.

Con dos años de existencia, el colectivo Sanadoras ha crecido en todos los aspectos, por ello tiende la mano a cualquier tipo de proyecto, ya sean artísticos, culturales, terapéuticos y una larga lista interminable con la que buscan trascender.

Para el colectivo, la prioridad no es hacer una gran cantidad de publicidad acerca de ellos, sino más bien, prefieren que el crecimiento sea orgánico, y sobre todo, sin mucha inversión económica.

El menú que ofrecen se compone de diferentes caldos: res, mole de olla, y el otro que es puchero (blanco); los de pollo, el caldo grosero que es el blanco de pollo, y el tlalpeño; también hay pancita los fines de semana, además caldo de hongos como opción vegana, pues no contiene nada de origen animal, y finalmente verdolagas con carne de puerco. Estos platillos bien se pueden acompañar de una cerveza o un vaso frío de agua de temporada, desde luego, natural.

La Caldería está ubicada en Avenida Fray Servando Teresa de Mier #333 en el barrio La Esperanza, una pequeña colonia asentada entre el Mercado de Sonora y el barrio de La Merced, “Los vecinos nos han recibido con mucha candidez”, afirma Iturriaga.

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