Adriana Castillo Hernández
Estamos buscando héroes sin saber que siempre han estado ahí para nosotros.
Recientemente, el mundo se ha visto plagado de problemas que le es difícil resolver porque no está en sus manos detenerlos. Aun así, hay manera de comprenderlos. La ciencia es, indiscutiblemente, la mejor manera para entender cómo funciona lo que nos rodea; cuando se tiene una pregunta, esta responde con seriedad y certeza, incluso si no sabe cómo contestarla, por eso muchos le tenemos confianza.
Conocer el funcionamiento de alguna cosa es el primer paso para poder utilizarla. La ciencia se encarga de hacerlo, siempre y cuando se lo permitan. Es bien sabido que en México no es usual que se le dé a la ciencia el apoyo que merece, además de que sigue habiendo personas a quienes no les parece algo muy confiable. Sin embargo, justo ahora se ha vuelto evidente que es necesario escuchar lo que tiene que decir.
En un momento tan crítico como por el que se está pasando, solo la ciencia puede aportar la ayuda que se necesita; y lamentablemente, nos dimos cuenta de ello por las malas. Es importante considerar cuántas veces se ha dejado pasar la oportunidad de otorgar apoyo a quienes se dedican al desarrollo de la la ciencia y la tecnología en nuestro país. Estos dos campos de estudio brindan la visión más certera que se puede tener acerca del futuro y son indispensables en cualquier momento, no solo cuando el mundo se está viniendo abajo.
Aprender de las consecuencias de lo que está sucediendo ahora para impulsar el progreso científico y tecnológico sería una de las mejores medidas que podría tomar el país después de lo ocurrido. Saber que la ciencia es indispensable, aprender a verla como algo maravilloso y participar en su desarrollo es fundamental para que, en un futuro, se pueda crecer como nación e incluso como personas.
Como estudiante de preparatoria, es muy agradable poder estar en una escuela que procure que la ciencia no se deje de lado. Los programas que implementa para el fomento de la investigación y el amor por esta impulsan a los estudiantes a interesarse en algo tan importante.
Formar chicos que amen la ciencia es una buena manera de asegurar que se están dejando cosas buenas para las próximas generaciones. Si se aprende a escuchar a la ciencia, no volverá a ser necesario buscar quién nos rescate cuando surjan problemas, porque sabremos que lo que se tiene que hacer es confiar en ella.