/ martes 9 de abril de 2019

VIOLENCIA PSICOLÓGICA

Saludos estimados lectores.

Como siempre es un gusto poder escribir para ustedes en este invaluable espacio que nos brinda el diario de mayor circulación en nuestro estado, “El Sol de Hidalgo”.

Si bien hemos hablado en las columnas anteriores de los diferentes tipos de violencia escolar, es importante ahondar en cada uno de ellos para despejar todas aquellas dudas que amablemente nos hacen llegar vía correo electrónico; por lo que hoy nos enfocaremos en la violencia psicológica.

La violencia o acoso psicológico engloba todas aquellas conductas abusivas, reiteradas y sistemáticas que ejercen uno o varios menores, a través de calumnias, amenazas, humillaciones, chantajes, apodos, gestos, escritos etc., en contra de otro de sus compañeros, con el firme propósito de vulnerar su estabilidad emocional, dañando seriamente su autoestima y fomentando su sensación de inseguridad y temor, con el problema añadido que es un tipo de acoso de los más difíciles de detectar por parte de profesores o padres porque se lleva a cabo a espaldas de cualquier persona adulta que pueda parar la situación y los compañeros de clase (testigos) suelen encontrarse tan intimidados que no denuncian los abusos.

Para los acosadores este comportamiento puede convertirse en una forma habitual de comportarse, se consideran más admirados y temidos entre mas tiranos se vuelven; desestabilizando psicológica y emocionalmente a sus víctimas, deteriorando su calidad de vida y manteniendo latente la amenaza de que en cualquier momento pueden pasar a las agresiones físicas, por lo que el menor acosado se sentirá desolado, con un sentimiento de indefensión y vulnerabilidad, pues se percibe abandonado, sin nadie que lo ayude a salir de la grave situación en que se encuentra.

A medida que pasa el tiempo el acoso puede llegar a ser más intenso y la víctima puede llegar incluso a sentirse confundida y con sentimientos de culpa al considerar que es ella quien tiene algo malo por eso es rechazada o maltratada por los demás, dudando incluso de su valor como ser humano, lo que es usado por el agresor como una justificación a sus agresiones y si además la víctima tiene estallidos de ira o llanto, estos le sirven al agresor para ver cumplidas sus pretensiones ridiculizándolo frente a sus compañeros y allegándose de nuevos aliados.

El maltrato psicológico se suele "normalizar" con mayor frecuencia, es decir, pasa desapercibido porque muchas veces los niños y jóvenes ya traen una carga desde sus hogares en donde sus propias familias (padres, hermanos, primos, etc.) les tratan con palabras altisonantes, insultos o apodos, cuya gravedad se minimiza con frases como "es broma”, "solo son unos niños, es gracioso", "te hablo así porque soy tu padre - madre", etc., lo que puede ocasionar que el menor acosado sienta que debe seguir aguantando todo esto también en la escuela y suela actuar ante las agresiones de sus compañeros de una forma pasiva, sin denunciar los insultos y amenazas, primero tratando de ignorarlos y posteriormente sintiéndose acorralado, sin salida posible, lo que solo le generará graves daños emocionales, crisis de ansiedad, depresión y en casos graves como los que tristemente hemos podido ver a través de los medios de comunicación, llegar a quitarse la vida.

Nos leemos pronto, para seguir abordando este interesante tema.

Saludos estimados lectores.

Como siempre es un gusto poder escribir para ustedes en este invaluable espacio que nos brinda el diario de mayor circulación en nuestro estado, “El Sol de Hidalgo”.

Si bien hemos hablado en las columnas anteriores de los diferentes tipos de violencia escolar, es importante ahondar en cada uno de ellos para despejar todas aquellas dudas que amablemente nos hacen llegar vía correo electrónico; por lo que hoy nos enfocaremos en la violencia psicológica.

La violencia o acoso psicológico engloba todas aquellas conductas abusivas, reiteradas y sistemáticas que ejercen uno o varios menores, a través de calumnias, amenazas, humillaciones, chantajes, apodos, gestos, escritos etc., en contra de otro de sus compañeros, con el firme propósito de vulnerar su estabilidad emocional, dañando seriamente su autoestima y fomentando su sensación de inseguridad y temor, con el problema añadido que es un tipo de acoso de los más difíciles de detectar por parte de profesores o padres porque se lleva a cabo a espaldas de cualquier persona adulta que pueda parar la situación y los compañeros de clase (testigos) suelen encontrarse tan intimidados que no denuncian los abusos.

Para los acosadores este comportamiento puede convertirse en una forma habitual de comportarse, se consideran más admirados y temidos entre mas tiranos se vuelven; desestabilizando psicológica y emocionalmente a sus víctimas, deteriorando su calidad de vida y manteniendo latente la amenaza de que en cualquier momento pueden pasar a las agresiones físicas, por lo que el menor acosado se sentirá desolado, con un sentimiento de indefensión y vulnerabilidad, pues se percibe abandonado, sin nadie que lo ayude a salir de la grave situación en que se encuentra.

A medida que pasa el tiempo el acoso puede llegar a ser más intenso y la víctima puede llegar incluso a sentirse confundida y con sentimientos de culpa al considerar que es ella quien tiene algo malo por eso es rechazada o maltratada por los demás, dudando incluso de su valor como ser humano, lo que es usado por el agresor como una justificación a sus agresiones y si además la víctima tiene estallidos de ira o llanto, estos le sirven al agresor para ver cumplidas sus pretensiones ridiculizándolo frente a sus compañeros y allegándose de nuevos aliados.

El maltrato psicológico se suele "normalizar" con mayor frecuencia, es decir, pasa desapercibido porque muchas veces los niños y jóvenes ya traen una carga desde sus hogares en donde sus propias familias (padres, hermanos, primos, etc.) les tratan con palabras altisonantes, insultos o apodos, cuya gravedad se minimiza con frases como "es broma”, "solo son unos niños, es gracioso", "te hablo así porque soy tu padre - madre", etc., lo que puede ocasionar que el menor acosado sienta que debe seguir aguantando todo esto también en la escuela y suela actuar ante las agresiones de sus compañeros de una forma pasiva, sin denunciar los insultos y amenazas, primero tratando de ignorarlos y posteriormente sintiéndose acorralado, sin salida posible, lo que solo le generará graves daños emocionales, crisis de ansiedad, depresión y en casos graves como los que tristemente hemos podido ver a través de los medios de comunicación, llegar a quitarse la vida.

Nos leemos pronto, para seguir abordando este interesante tema.

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