/ miércoles 18 de marzo de 2020

Unión, antídoto del Covid-19

Al momento de escribir esta columna, en el mundo se registraban más de 190 mil casos de personas infectadas con coronavirus en 162 países. En México, se tenían 93 casos confirmados con más de 150 sospechosos y casi 600 negativos. La cifra se va a mover con los próximos días casi al ritmo de fórmulas matemáticas que pronostican una escalada profunda que nos llevarán invariablemente a la fase 2 y fase 3.

La recomendación más recurrente en todo el mundo se circunscribe a cerrar fronteras y a evitar casi todo tipo de interacción humana. Estamos en el entendido que el planeta entero se encuentra en cuarentena y con medidas de higiene extremas de tal manera que la propagación del virus sea contenida lo más pronto posible.

La mortalidad del COVID-19 sigue manteniéndose baja, por lo que la sicosis que descansa en millones de decesos aún está muy lejana. La verdadera razón por la urgencia de la contención que ha colapsado mercados y ha ocasionado pérdidas millonarias a millones de negocios en todo el mundo se basa en evitar el colapso de los sistemas de salud, ya que es precisamente el contagio masivo el que chocaría con la capacidad hospitalaria, no solo para atender esta condición, sino lo que implica para otras cuestiones de urgencia que no podrían atenderse ante una eventual petición de atención médica por una enfermedad no grave y que bien pudo ser contenida.

La recomendación de permanecer en casa ha sido convertida en algunos países en una orden con coacción imponiendo multas y hasta horas de arresto para aquellas personas que no tienen causa probada para no estar en cuarentena. En México la fuerza no está en la medida de las sanciones, sino en la conciencia de la sociedad civil.

Desde hace muchos años, la sociedad civil mexicana ha sido ejemplo a nivel mundial cuando se trata de desgracias. Desde los sismos desde 1985, la población ha entendido que no existe gobierno tan fuerte que pueda con una ciudadanía desorganizada; ha sido sabedores que si no es a través de su acción poco o nada se podrá hacer.

Hoy se han extendido dinámicas, recomendaciones, videos y unión para entender que la situación nos requiere quietas y quietos, incluso fomentando la convivencia familiar para que los días en casa además tengan un propósito de unión y autoconocimiento.

Solamente con responsabilidad personal y conciencia de que existen personas más vulnerables ante este virus es que avanzaremos con el menor número de víctimas mortales. China casi ha librado el aislamiento conteniendo el virus; Italia, aunque acepta que actuó tarde, también se encamina a parar la pandemia; sin embargo, en el mundo entero, incluyendo a México, el camino recién comienza.

Las recomendaciones encarecidas se reiteran: no salir de casa si no es estrictamente necesario y sanitización de las manos y espacios comunes. Las alternativas, la mano amiga, la conciencia, la empatía corre a cargo de los mexicanos, quienes demostraremos que solo unidos libraremos una situación límite como la que estamos viviendo, al grado que una vez que pase esto también sabremos realimentar la economía y ayudar a levantarse a quien más lo necesite.

Al momento de escribir esta columna, en el mundo se registraban más de 190 mil casos de personas infectadas con coronavirus en 162 países. En México, se tenían 93 casos confirmados con más de 150 sospechosos y casi 600 negativos. La cifra se va a mover con los próximos días casi al ritmo de fórmulas matemáticas que pronostican una escalada profunda que nos llevarán invariablemente a la fase 2 y fase 3.

La recomendación más recurrente en todo el mundo se circunscribe a cerrar fronteras y a evitar casi todo tipo de interacción humana. Estamos en el entendido que el planeta entero se encuentra en cuarentena y con medidas de higiene extremas de tal manera que la propagación del virus sea contenida lo más pronto posible.

La mortalidad del COVID-19 sigue manteniéndose baja, por lo que la sicosis que descansa en millones de decesos aún está muy lejana. La verdadera razón por la urgencia de la contención que ha colapsado mercados y ha ocasionado pérdidas millonarias a millones de negocios en todo el mundo se basa en evitar el colapso de los sistemas de salud, ya que es precisamente el contagio masivo el que chocaría con la capacidad hospitalaria, no solo para atender esta condición, sino lo que implica para otras cuestiones de urgencia que no podrían atenderse ante una eventual petición de atención médica por una enfermedad no grave y que bien pudo ser contenida.

La recomendación de permanecer en casa ha sido convertida en algunos países en una orden con coacción imponiendo multas y hasta horas de arresto para aquellas personas que no tienen causa probada para no estar en cuarentena. En México la fuerza no está en la medida de las sanciones, sino en la conciencia de la sociedad civil.

Desde hace muchos años, la sociedad civil mexicana ha sido ejemplo a nivel mundial cuando se trata de desgracias. Desde los sismos desde 1985, la población ha entendido que no existe gobierno tan fuerte que pueda con una ciudadanía desorganizada; ha sido sabedores que si no es a través de su acción poco o nada se podrá hacer.

Hoy se han extendido dinámicas, recomendaciones, videos y unión para entender que la situación nos requiere quietas y quietos, incluso fomentando la convivencia familiar para que los días en casa además tengan un propósito de unión y autoconocimiento.

Solamente con responsabilidad personal y conciencia de que existen personas más vulnerables ante este virus es que avanzaremos con el menor número de víctimas mortales. China casi ha librado el aislamiento conteniendo el virus; Italia, aunque acepta que actuó tarde, también se encamina a parar la pandemia; sin embargo, en el mundo entero, incluyendo a México, el camino recién comienza.

Las recomendaciones encarecidas se reiteran: no salir de casa si no es estrictamente necesario y sanitización de las manos y espacios comunes. Las alternativas, la mano amiga, la conciencia, la empatía corre a cargo de los mexicanos, quienes demostraremos que solo unidos libraremos una situación límite como la que estamos viviendo, al grado que una vez que pase esto también sabremos realimentar la economía y ayudar a levantarse a quien más lo necesite.