/ miércoles 23 de marzo de 2022

Una nueva cultura salarial

México es un país que históricamente tiene una deuda con el salario que paga a sus trabajadores. El tema es de gran importancia y complejidad, podemos afirmar que es un mal endémico de Latinoamérica, y México se había rezagado aun entre los países de la región.

Así, hace unos años el país tenía el salario mínimo más bajo de los países miembros de la OCDE y en Latinoamérica entre los últimos lugares, solo superando a El Salvador y Nicaragua y a un tercio de ingreso mínimo de Uruguay.

México al asumir los compromisos de la agenda 2030 de la ONU, incorporó objetivos específicos referidos a materia económica, empleo, productividad y salarios, como: Erradicar la pobreza extrema, medida por un ingreso por persona inferior a 1.25 dólares al día y lograr el empleo pleno y productivo garantizando un trabajo decente para todos los hombres y mujeres, incluidos los jóvenes y las personas con discapacidad.

Por eso el gobierno federal, las organizaciones de trabajadores y sector empresarial se enfocaron en mejorar esta situación. En 2016 la Coparmex propuso la adopción de una “nueva cultura salarial”, que es la base de los incrementos logrados en los últimos años y que está basada en acciones inmediatas para el aumento continuo y sustancial de los salarios mínimos, de tal manera que para el 2030 dicho salario mínimo pudiese alcanzar la “línea de bienestar familiar” es decir que las familias puedan satisfacer sus necesidades de alimentos, pero también cuenten con condiciones básicas de transporte, vivienda, educación y vestido. Este objetivo se ha replanteado para lograrlo en el 2024.

Es importante mencionar que los incrementos a los salarios mínimos de los últimos años son muestra de la voluntad de todas las partes, pero con un compromiso firme del sector empresarial, incluso con la iniciativa actual, de que los incrementos tengan dos componentes, el “Monto independiente de recuperación”, y otro fijo en pesos, para evitar que el incremento se vea afectado por la inflación.

Estos incrementos altos al salario mínimo, quizás compromete la economía de algunas empresas, sin embargo, la visión empresarial a largo plazo, muestra que un buen salario en la mayoría de los trabajadores, iniciará un ciclo económico virtuoso, que tiene como resultado el aumento de la riqueza y, por lo tanto, se beneficie a más personas y a las mismas empresas.

La solución real al problema de la pobreza es incrementar este círculo virtuoso y no repartiendo dinero, sino incrementando paulatinamente el pago bien remunerado a los trabajadores, y así generar prosperidad permanente en la población.

El futuro de México depende de que todos los sectores nos comprometamos con este círculo virtuoso.


México es un país que históricamente tiene una deuda con el salario que paga a sus trabajadores. El tema es de gran importancia y complejidad, podemos afirmar que es un mal endémico de Latinoamérica, y México se había rezagado aun entre los países de la región.

Así, hace unos años el país tenía el salario mínimo más bajo de los países miembros de la OCDE y en Latinoamérica entre los últimos lugares, solo superando a El Salvador y Nicaragua y a un tercio de ingreso mínimo de Uruguay.

México al asumir los compromisos de la agenda 2030 de la ONU, incorporó objetivos específicos referidos a materia económica, empleo, productividad y salarios, como: Erradicar la pobreza extrema, medida por un ingreso por persona inferior a 1.25 dólares al día y lograr el empleo pleno y productivo garantizando un trabajo decente para todos los hombres y mujeres, incluidos los jóvenes y las personas con discapacidad.

Por eso el gobierno federal, las organizaciones de trabajadores y sector empresarial se enfocaron en mejorar esta situación. En 2016 la Coparmex propuso la adopción de una “nueva cultura salarial”, que es la base de los incrementos logrados en los últimos años y que está basada en acciones inmediatas para el aumento continuo y sustancial de los salarios mínimos, de tal manera que para el 2030 dicho salario mínimo pudiese alcanzar la “línea de bienestar familiar” es decir que las familias puedan satisfacer sus necesidades de alimentos, pero también cuenten con condiciones básicas de transporte, vivienda, educación y vestido. Este objetivo se ha replanteado para lograrlo en el 2024.

Es importante mencionar que los incrementos a los salarios mínimos de los últimos años son muestra de la voluntad de todas las partes, pero con un compromiso firme del sector empresarial, incluso con la iniciativa actual, de que los incrementos tengan dos componentes, el “Monto independiente de recuperación”, y otro fijo en pesos, para evitar que el incremento se vea afectado por la inflación.

Estos incrementos altos al salario mínimo, quizás compromete la economía de algunas empresas, sin embargo, la visión empresarial a largo plazo, muestra que un buen salario en la mayoría de los trabajadores, iniciará un ciclo económico virtuoso, que tiene como resultado el aumento de la riqueza y, por lo tanto, se beneficie a más personas y a las mismas empresas.

La solución real al problema de la pobreza es incrementar este círculo virtuoso y no repartiendo dinero, sino incrementando paulatinamente el pago bien remunerado a los trabajadores, y así generar prosperidad permanente en la población.

El futuro de México depende de que todos los sectores nos comprometamos con este círculo virtuoso.