/ miércoles 20 de abril de 2022

¿Qué pasó con la Reforma Eléctrica?

México, tiene como modelo de gobierno ser una Republica representativa democrática, federal y laica. Existe una separación de poderes dividido en tres órganos de gobierno distintos, autónomos e independientes, poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial; con funciones muy específicas de cada uno y que en teoría deben mantener un equilibrio del poder en beneficio del país.

Lo que sucedió el día domingo pasado en la discusión y votación de la Reforma Constitucional en materia Eléctrica propuesta por el Ejecutivo Federal, es una muestra de que, aunque imperfecto, el sistema de división de poderes funciona.

El que una parte del poder legislativo no esté de acuerdo con una propuesta del ejecutivo, es parte de su función, es esencia democrática y en este caso, a pesar de que los votos en contra no fueron mayoría, si fueron suficientes para no lograr las dos terceras partes requeridas para hacer cambios constitucionales.

¿Por qué fue rechazada la iniciativa de reforma? Hay varios argumentos, en mi opinión, la principal causa se debió a la falta de consensos y negociación entre los diputados de las diversas facciones políticas.

El no incorporar por parte de los legisladores que representan la mayoría parlamentaria las propuestas surgidas de los análisis del Parlamento Abierto, hechas con la participación de expertos, representantes del sector empresarial y académicos, equivale a ignorar los reclamos de una gran parte de la sociedad. Convirtiendo este mecanismo en una mera simulación.

El parlamento abierto sobre esta reforma, aportó muchísimos elementos destacados para mejorar el sistema eléctrico nacional. Más de 150 horas de discusión con expertos tendrían que haber sido atendidas y tomadas en cuenta. La política se trata precisamente de lograr acuerdos, utilizando el diálogo como medio, se desestimó el diálogo, faltó voluntad, generosidad y visión de largo plazo.

La reforma no contemplaba impulsar las energías limpias y renovables. La reforma atentaría contra de la economía de las familias, el medio ambiente, la libre competencia, el cumplimiento de los tratados internacionales contraídos por México en materia económica y ambiental, además de que causaría enorme incertidumbre jurídica a las inversiones, sin considerar además el gran costo en el pago de indemnizaciones.

México debe fortalecer su sistema eléctrico mediante cambios viables a las leyes secundarias, debemos tener una CFE fuerte, un estado regulador fuerte, donde se respete el estado de derecho, se mejore el servicio a la sociedad, se respeten los acuerdos internacionales, se fomente la inversión y así contar con la suficiente energía limpia que requiere el país.


México, tiene como modelo de gobierno ser una Republica representativa democrática, federal y laica. Existe una separación de poderes dividido en tres órganos de gobierno distintos, autónomos e independientes, poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial; con funciones muy específicas de cada uno y que en teoría deben mantener un equilibrio del poder en beneficio del país.

Lo que sucedió el día domingo pasado en la discusión y votación de la Reforma Constitucional en materia Eléctrica propuesta por el Ejecutivo Federal, es una muestra de que, aunque imperfecto, el sistema de división de poderes funciona.

El que una parte del poder legislativo no esté de acuerdo con una propuesta del ejecutivo, es parte de su función, es esencia democrática y en este caso, a pesar de que los votos en contra no fueron mayoría, si fueron suficientes para no lograr las dos terceras partes requeridas para hacer cambios constitucionales.

¿Por qué fue rechazada la iniciativa de reforma? Hay varios argumentos, en mi opinión, la principal causa se debió a la falta de consensos y negociación entre los diputados de las diversas facciones políticas.

El no incorporar por parte de los legisladores que representan la mayoría parlamentaria las propuestas surgidas de los análisis del Parlamento Abierto, hechas con la participación de expertos, representantes del sector empresarial y académicos, equivale a ignorar los reclamos de una gran parte de la sociedad. Convirtiendo este mecanismo en una mera simulación.

El parlamento abierto sobre esta reforma, aportó muchísimos elementos destacados para mejorar el sistema eléctrico nacional. Más de 150 horas de discusión con expertos tendrían que haber sido atendidas y tomadas en cuenta. La política se trata precisamente de lograr acuerdos, utilizando el diálogo como medio, se desestimó el diálogo, faltó voluntad, generosidad y visión de largo plazo.

La reforma no contemplaba impulsar las energías limpias y renovables. La reforma atentaría contra de la economía de las familias, el medio ambiente, la libre competencia, el cumplimiento de los tratados internacionales contraídos por México en materia económica y ambiental, además de que causaría enorme incertidumbre jurídica a las inversiones, sin considerar además el gran costo en el pago de indemnizaciones.

México debe fortalecer su sistema eléctrico mediante cambios viables a las leyes secundarias, debemos tener una CFE fuerte, un estado regulador fuerte, donde se respete el estado de derecho, se mejore el servicio a la sociedad, se respeten los acuerdos internacionales, se fomente la inversión y así contar con la suficiente energía limpia que requiere el país.