/ jueves 3 de diciembre de 2020

Pueblos mágicos que no brillan

PODER Y FINANZAS


Los hidalguenses tuvimos una grata sorpresa al saber que Zempoala fue denominado Pueblo Mágico; el secretario de Turismo, Miguel Torruco hizo el anuncio del nombramiento junto con otros 10 municipios, con lo cual ya suman 132 las localidades con esta denominación, una excelente noticia, pero ¿qué implicaciones tiene?, ¿realmente beneficia a la población?

En el año 2001, el entonces presidente Vicente Fox, creó el Programa de Pueblos Mágicos. Entre los beneficiados estuvieron las localidades de Huasca de Ocampo en Hidalgo, Real de Catorce en San Luis Potosí y Mexcaltitán en Nayarit.

Del análisis del documento oficial de la Secretaría de Turismo, “Estrategia Nacional de Pueblos Mágicos”, se puede ver que, pese a que la diversidad cultural y natural de México se encuentra presente en todo el territorio nacional, 10 entidades concentran cerca del 60% de estos pueblos.

Segundo, según el Informe de Desarrollo Humano Municipal más reciente, en 2015 el IDH de los municipios del país registró un valor promedio de 0.759; destaca el hecho que solamente 17 municipios de los 123 con Pueblos Mágicos registró un IDH superior a dicho valor.

Tercero, a 19 años del inicio del Programa, no se logró consolidar un sistema de información estadística y geográfica que permitiera dimensionar el impacto socioeconómico de la actividad turística. En 2018, según el Compendio Estadístico del Turismo en México, sólo 29 de 121 Pueblos Mágicos reportaron información sobre la llegada de turistas en la plataforma DATATUR.

Por lo anterior, podemos concluir que aunque la estrategia es correcta, la implementación no ha sido eficiente, la propia SECTUR reconoce que “es necesario alinear el desarrollo turístico al bienestar de las personas que viven y trabajan en estos destinos y así reducir las brechas de desigualdad existentes”.

El problema no es el dinero pues en el periodo 2001- 2018 se destinaron recursos a los Pueblos Mágicos por casi 6 mil millones de pesos, de los cuales 49% correspondieron a fondos federales orientados al desarrollo de infraestructura y servicios, rehabilitación o creación de sitios de interés turístico y equipamiento, al aplicar el 99% del monto total a dichos rubros, y relegando a un segundo término la innovación, capacitación y calidad con el ejercicio de sólo el 1% de la inversión.

Con esta información es fácil deducir el problema, pues cualquier proyecto sin la innovación en experiencias para el visitante, sin la capacitación del personal para mejorar la atención y sin procesos de calidad cualquier proyecto resultará en el fracaso o en la mediocridad.

De ahí la importancia de que los recursos de los pueblos mágicos sean correctamente orientados, que generen información estadística, pues sin datos estamos a ciegas y que los tres niveles de gobierno se coordinen para que la inversión impacte en el corto plazo en la calidad de vida de las personas que trabajan en los pueblos mágicos.

Para que la magia se cumpla se deben fijar objetivos que emanen de la Estrategia Nacional de Pueblos Mágicos.

PODER Y FINANZAS


Los hidalguenses tuvimos una grata sorpresa al saber que Zempoala fue denominado Pueblo Mágico; el secretario de Turismo, Miguel Torruco hizo el anuncio del nombramiento junto con otros 10 municipios, con lo cual ya suman 132 las localidades con esta denominación, una excelente noticia, pero ¿qué implicaciones tiene?, ¿realmente beneficia a la población?

En el año 2001, el entonces presidente Vicente Fox, creó el Programa de Pueblos Mágicos. Entre los beneficiados estuvieron las localidades de Huasca de Ocampo en Hidalgo, Real de Catorce en San Luis Potosí y Mexcaltitán en Nayarit.

Del análisis del documento oficial de la Secretaría de Turismo, “Estrategia Nacional de Pueblos Mágicos”, se puede ver que, pese a que la diversidad cultural y natural de México se encuentra presente en todo el territorio nacional, 10 entidades concentran cerca del 60% de estos pueblos.

Segundo, según el Informe de Desarrollo Humano Municipal más reciente, en 2015 el IDH de los municipios del país registró un valor promedio de 0.759; destaca el hecho que solamente 17 municipios de los 123 con Pueblos Mágicos registró un IDH superior a dicho valor.

Tercero, a 19 años del inicio del Programa, no se logró consolidar un sistema de información estadística y geográfica que permitiera dimensionar el impacto socioeconómico de la actividad turística. En 2018, según el Compendio Estadístico del Turismo en México, sólo 29 de 121 Pueblos Mágicos reportaron información sobre la llegada de turistas en la plataforma DATATUR.

Por lo anterior, podemos concluir que aunque la estrategia es correcta, la implementación no ha sido eficiente, la propia SECTUR reconoce que “es necesario alinear el desarrollo turístico al bienestar de las personas que viven y trabajan en estos destinos y así reducir las brechas de desigualdad existentes”.

El problema no es el dinero pues en el periodo 2001- 2018 se destinaron recursos a los Pueblos Mágicos por casi 6 mil millones de pesos, de los cuales 49% correspondieron a fondos federales orientados al desarrollo de infraestructura y servicios, rehabilitación o creación de sitios de interés turístico y equipamiento, al aplicar el 99% del monto total a dichos rubros, y relegando a un segundo término la innovación, capacitación y calidad con el ejercicio de sólo el 1% de la inversión.

Con esta información es fácil deducir el problema, pues cualquier proyecto sin la innovación en experiencias para el visitante, sin la capacitación del personal para mejorar la atención y sin procesos de calidad cualquier proyecto resultará en el fracaso o en la mediocridad.

De ahí la importancia de que los recursos de los pueblos mágicos sean correctamente orientados, que generen información estadística, pues sin datos estamos a ciegas y que los tres niveles de gobierno se coordinen para que la inversión impacte en el corto plazo en la calidad de vida de las personas que trabajan en los pueblos mágicos.

Para que la magia se cumpla se deben fijar objetivos que emanen de la Estrategia Nacional de Pueblos Mágicos.